Llueve, no es novedad. Llueve demasiado, sobre las ciudades y también sobre los campos. Muchos de estos están sembrados, justo en estos momentos del año, con los cultivos de soja y maíz que luego aportan el mayor flujo de dólares a la economía local. Por eso saber el daño o los beneficios que estas copiosas precipitaciones le están haciendo a esos cultivos se está transformando en una pregunta clave para el futuro inmediato de todos los argentinos.
Tratando de responder (o comenzar a responder) esta pregunta, el equipo de GEA (Guía Estratégica para el Agro) de la Bolsa de Comercio de Rosario ha estado monitoreando de cerca esta situación y emitió un informe sobre cuáles son los efectos de estas precipitaciones sobre los principales cultivos.
Lo que está más que claro es que las lluvias que se acumularon en la región núcleo generaron excesos hídricos que afectan directamente a la producción.
Localidades como Bigand y Santa Teresa, ambas en Santa Fe, ya han registrado más de 300 milímetros de precipitaciones en lo que va de marzo, un volumen que, sin duda, impacta en el desarrollo de los cultivos, especialmente en lotes de soja que hoy se encuentran encharcados.
Según los integrantes de la Red GEA, aún es temprano para determinar el alcance del daño que estas lluvias podrían haber causado en los cultivos. Sin embargo, es evidente que los anegamientos presentan un desafío adicional, especialmente cuando el agua comience a retirarse y sea posible evaluar con mayor precisión las pérdidas.
“Un aspecto preocupante es el atraso en la cosecha de los maíces, ya que la alta humedad y la inestabilidad climática retrasan la disminución de la humedad en los granos. Este contratiempo afecta no solo el calendario de cosecha sino también la calidad y la eficiencia de la recolección”, advierten.
Para la soja de primera, las lluvias recientes llegan en un momento crítico. Dado que los granos ya están en la última fase de su ciclo, el beneficio de estas precipitaciones es limitado, a excepción de algunos lotes que podrían estar ligeramente más retrasados en su desarrollo.
No obstante, hay una esperanza para las sojas de segunda y los maíces tardíos, cuyo llenado de granos podría verse favorecido por las lluvias, siempre y cuando no sufran por exceso de humedad. Este detalle es crucial para mantener la esperanza de recuperar parte del potencial productivo.
La previsión indica nuevas lluvias para la tarde y noche de este miércoles en la región, seguidas de un descenso en la temperatura y al menos cinco días de clima mejorado, con sol y sin precipitaciones.
“Este breve periodo sin lluvias será clave para evaluar la posibilidad de avanzar con la cosecha de maíz, dependiendo de si los lotes están en condiciones de ser trabajados”, indicaron los expertos rosarinos.