Nicolás Loria lidera el área de agricultura digital en Corteva Agriscience, la firma que surgió como producto de la fusión de Dow y DuPont. En este nuevo territorio, su apuesta fuerte desde hace cinco años es Mi Lote, una herramienta digital gratuita que permite tomar decisiones anticipadas valiéndose del uso de la tecnología y de imágenes satelitales. A eso ahora le sumó Corteva Flight, un desarrollo que mediante el vuelo de un dron permite una recorrida rapida de los lotes y que arroja varios tipos de mediciones-ni bien aterriza el dron- en los distintos estadíos fenológicos de los cultivos.
Todo se basa en algoritmos de inteligencia artificial para entregar un reporte que muchos productores no se hubieran imaginado hace un par de años. “Lo que buscamos ahora es integrar información de Mi Lote con el vuelo que se haga en el campo con el dron, así como también buscamos integrar otros desarrollos que antes pensamos como compartimentos estancos. En esto buscamos una mirada holística para darle eficiencia. Queremos darle a cada productor una solución customizada”, aseguró Loria a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa a Nicolás Loria:
-Agricultura y digital son dos palabras que parecen antagónicas ¿Cómo se combinan?
-Es cierto, son antagónicas. Me preguntaron lo mismo en un evento y la verdad es que si hay algo de lo que me enorgullece ser parte del agro argentino es que este incluye tecnología. Por eso me gusta más hablar de tecnologías que de digital, porque lo digital es un vehículo, es un medio. Una semilla de maíz o una semilla de soja tienen muchos años de investigación y desarrollo, mucha tecnología, y mucho más la siembra directa. El agro fue un motor de innovación permanente en busca de la eficiencia, que es la que a su vez nos permite como productores poder salir a competir en el mercado para venderle a cualquier país del planeta. Debemos ser competitivos y la inclusión de tecnologías nos permite eso.
-Vos decís que la comunidad agrícola argentina es receptiva a la tecnología. Lo digital es una tecnología que cruza a todo lo demás. Los tractores vienen con sensores que envían datos y estos confluyen en una plataforma ¿De esto se trata la digitalización del agro?
-Si. La tecnología requiere foco. Tanto las estaciones climáticas como los vuelos de drones o los sensores que vienen en la maquinaria son como pequeños estamentos, pero la revolución que viene ahora es la integración de toda esa macrodata que anda dando vueltas.
-¿Y esa macrodata incluye el conocimiento propio del actor productivo?
-Por supuesto. ¿Cómo transferir 50 años de generaciones que están trabajando en un mismo lote? Eso también es información. Lo que pasa es que si no tenemos todo esquematizado e integrado en una misma plataforma se pierde en el tiempo. De eso hablamos en las grandes plataformas que tienen integridad y sentido de pertenencia, donde sabes que una pequeña acción tiene que ver con el todo.
-¿Ustedes trabajan entonces en esa plataforma?
-En relación a Mi Lote ya llevamos cinco años recorridos y este es el primer año en que tenemos un modelo donde dividimos determinados lotes que tienen acceso libre y gratuito, y determinada información premium para el productor, de todos modos a muy bajo costo. Y con Corteva Flight buscamos una buena ponderación de la calidad de siembra en cultivos de maíz, soja y girasol, a través de vuelos autónomos con drones que en solo 10 minutos pueden cubrir una superficie de más de 500 hectáreas, y en el momento en que aterrizan te dan un balance sobre cómo se sembró. Todo lo hace de modo autónomo, y es importante para entender la posibilidad de una resiembra o para evaluar la calidad de siembra.
Mirá el video promocional de Mi Lote:
-¿El desafío es diseñar plataformas que integren los datos que lleguen de todos esos compartimentos y le ofrezcan alguna solución al productor?
-Ahí está la clave de todo esto y reside una propuesta de valor diferente. La integración es total, pasando desde la planificación económico-financiera, el uso de imágenes satelitales, la combinación con vuelos de drones y la combinación de aplicaciones selectivas o prescripciones de fertilización por ambiente. Son todos subproductos que, integrados conforman esa plataforma.
-¿Y existe la plataforma perfecta?
-Desde Corteva preferimos salir al mercado con productos que van a hacer una elaboración eslabón por eslabón que estar buscando la tecnología perfecta de acá a 5 o 10 años. Si esperamos lo exacto termina siendo enemigo de lo bueno, y lo bueno es que el productor vaya entendiendo y amigándose con la tecnología. Nosotros estamos pensando en la democratización del producto digital y eso se logra desde la experiencia de usuario. Un dron tiene un plan de vuelo, no es tan sencillo, y que vos tengas todo eso resuelto implica que la adopción de tecnología es más sencilla. Esto pasó con las tablets, computadores, televisores y celulares. Pasa en cada uno de esos vehículos, y hoy el vehículo del agro son las plataformas.
– ¿Cómo funcionan estas plataformas? ¿Se van moldeando con algoritmos de acuerdo a las necesidades de cada usuario?
-Ya con individualizar tu lote o tu vuelo estás haciendo una asignación específica. Cuando vuela el dron, lo hace específicamente en tu lote, y será diferente si lo hace en el de tu vecino. La agricultura es propia de cada lote, por eso hablamos de la siembra o fertilización variable, y variable a la realidad de tu lote. Hoy los algoritmos ya están preparados para identificar un cultivo de otro, la zona agronómica donde te encontrás para dar una recomendación de híbrido a utilizar, densidad y ambiente, y luego de eso trabajan a partir de la experiencia de tu lote, con la historia de rindes del mismo comparada con la de tu partido, y te da un algoritmo que te dice que si sembraste maíz en tal fecha y realizaste tales tareas, tu rinde probable será tal, y todo lo realiza con un grado de asertividad del 95%. Imaginate esto para un productor que debe organizar su agenda, antes de la cosecha en febrero, cuando pasa el momento crítico del cultivo, y tiene que organizar toda la cuestión logística que es donde un productor o productora se juegan todo el campeonato.
Desde Corteva nuestra meta es cómo generar valor, y eso tiene que ver con la anticipación, con la planificación y con ir hacia una agricultura más sostenible. Yo veo incluso un hilo conductor entre esto y nuevos productos que tendremos en el mercado el año que viene, orientados a detección temprana de gusano cogollero y la aplicación de productos químicos o biológicos.
-¿Por qué vinculas la agricultura digital con el agroquímico desarrollado para determinada plaga en este caso?
-Porque creo que vamos hacia una agricultura más eficiente. La idea es la especificidad: hallar dónde está la problemática y aplicar de modo puntual. Se trata de buscar un equilibrio entre el uso de la tecnología para obtener el mejor resultado. La eficiencia no pasa por tener más, sino por la especificidad del lote, por saber dónde tenés la problemática, la plaga o la maleza, y desde ahí dimensionar el costo que tenés por esa problemática para resolverla en consecuencia. Por eso trabajamos en soluciones específicas que luego puedan ser integradas a una plataforma.
Con Mi Lote trabajamos en nuestros campos experimentales, donde hay que sumar cientos de miles de millones de imágenes, porque no lo hacemos sólo en Argentina sino también en Brasil, Estados Unidos y México; todo para poder hacer identificaciones correctas de cultivos, de malezas y de especies.
Mirá el video promocional de Corteva Flight:
-El final del camino es que uno podrá identificar malezas y desde Corteva habrá soluciones específicas para cada caso. ¿Es el dato el que disparará una solución agronómica?
-Claro. Ya sea por una imagen satelital, por un vuelo de dron o por una trampa con feromonas que atraiga determinado bicho. Es un mundo complejo de sensores. Luego la recomendación será la aplicación o no y en qué lugar. En definitiva todo dependerá del productor sobre si hacerlo o no. La solución digital es otra empresa dentro de la misma empresa.
Proponemos este desafío de la nueva agricultura donde el vehículo de lo digital permite atar programas y productos como Mi Lote, Corteva Flight, lo que vendrá para gusano cogollero o para aplicación de pasturas, pero también están los productos biológicos que estamos probando, o proyectos atados a la sostenibilidad sobre cómo están produciendo los productores y su impacto en su huella de carbono. Nos tenemos que habituar a que el productor es el que decidirá dónde comprar, y lo hará en función de cuál propuesta de valor le cierre mejor. La propuesta de valor está más allá del precio de un producto, implica saber qué herramientas le dará la empresa para ser más eficiente, o qué tipo de asesoramiento o acceso a información tendrá
-Parece absurdo que el productor quede atado a la fórmula de una sola empresa. Si estás incorporando mil datos para hacer varias lecturas, todo te conducirá a la diversidad y a la mejor opción.
-Coincido con eso. En definitiva la realidad de cada productor es la que te llevará a la especificidad de ese lote. Tu realidad será diferente a la del vecino por distintas oportunidades y accesos. Hubo mucho ruido en torno a varios lanzamientos, y por ahí el productor se marea. No tenemos duda de que ellos seguirán apostando a la agricultura. Hay que salir a competir con el resto del mundo, y en esto debemos ser punta de lanza.
-Tras el apogeo de la revolución verde, empresas de la talla de Corteva -con otros nombres en ese momento- incursionaron en la transgénesis como herramienta para reducir el volúmen de agroquímicos que vendían. ¿Esta parece una situación semejante? ¿Están apelando a la agricultura digital aún a riesgo de resignar negocios en otros campos?
-Ya me preguntaron antes esto, sobre por qué nos metimos en esto. Creemos que hay valor para repartir, tanto para el productor como para el asesor y las compañías. El mercado del agro tiene mucho para dar en este sentido, y en Corteva buscamos una integridad. Cuando hoy hablamos de biológicos es porque empezamos a trabajar en ellos hace dos o tres años atrás para encontrar soluciones. No creo en el mundo de blancos y negros. Hay tantas decisiones de negocio como tantos individuos hay en ese mercado. En vez de ir al mundo de los macrodatos vamos al mundo de las microdecisiones.