Manuel Otero es uno de los argentinos mejor rankeados internacionalmente, ya que es presidente del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Desde allí, un foro hemisférico, tiene claro qué es la Agenda 2030 y cuál podría ser el nivel de condicionamientos que implica para los países productores de alimentos como la Argentina. Por eso le preguntamos su opinión en el marco del reciente congreso de Aapresid en Buenos Aires.
-¿Agenda 2030 si o Agenda 2030 no?
-Agenda para el desarrollo sostenible si. Ese es el lema nuestro, más allá de de algunos clichés. La agricultura tiene un único camino, tanto como las estrategias de desarrollo de nuestro planeta, que es seguir el camino de la sostenibilidad. Sostenibilidad significa para un productor pensar en su familia, pensar en su futuro, pensar en el recurso suelo. Yo no voy a entrar en la discusión errónea de suponer que alguien es dueño de la sustentabilidad.
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-¿Europa es la dueña de la sustentabilidad?
-Eso lo rechazo en los más duros términos. Los europeos, como tienen algunos problemas internos serios, y por el hecho de que ningún productor agropecuario europeo o muy pocos deben ser competitivos, no quieren trasladar las culpas a nosotros, porque nosotros sí somos competitivos. En nuestro continente, de los 17 millones de productores agropecuarios, la gran mayoría son competitivos. Entonces nosotros tenemos que defender nuestra causa, nosotros tenemos que obviamente hacer transformaciones que tienen que ser en la vía de la sostenibilidad, de la resiliencia, sin perder nunca el concepto de la competitividad que afloró en los 90. Eso tiene que ser un tema no negociable.
-¿Entonces no debemos dejarnos imponer nada sino construir nuestra propia agenda?
-Hay que intentar dialogar en todos los foros. Nosotros hemos querido armar un foro de ministros de Agricultura, del continente y de Europa, para que se vean las caras, para que se digan lo que haya que decir. Pero buscar puntos de encuentro, porque no hay un planeta B. No tenemos una alternativa y nos tendríamos que entender, sobre todo entre aquellas regiones del mundo que son importadoras de alimentos, como es, como es Europa y nosotros que por determinadas circunstancias somos excedentarios. Entonces las bases de la complementariedad son naturales, son muy fuertes. Yo creo que la cordura debería prevalecer. Y no estar pensando solamente en que nos pospongan ciertas medidas. Tiene que haber una alianza fuerte y de largo plazo entre ambas regiones del mundo.