Productor ganadero en Reconquista y Basail, en el norte santafesino y el sur chaqueño respectivamente, a Juan Capozzolo lo conocen todos por su apodo, “Juanchi”. Al Juancho lo sufren históricamente los funcionarios públicos, a los que cuestiona sin pelos en la lengua en cada ocasión que tiene, por todas las deudas acumuladas que tiene la política con la sociedad, especialmente con la del interior profundo. Incluso sus pares de CRA han llegado a expulsarlo de sus filas durante un tiempo, por “revoltoso” y crítico de la dirigencia rural.
Juanchi se divierte y a la vez sufre con todos estos cruces, que muchas veces se tornan públicos y otras veces permanecen en secreto. Sufre porque es como un girar en falso, siempre sobre la misma rueda, sin que la historia termine nunca por acomodar los melones en la caja del camión. Los políticos siguen siendo bastante malos, al igual que los dirigentes del agro. Por más que las críticas les duelan, nada cambia.
-¿Te acordás de cuando ‘Juanchi’ se convirtió en más importante que tu propio nombre?
-Juanchi me dijeron siempre, porque el Juanchi es en el campo el chico que “corre, ve y dile”. Le dicen el Juanchi, no sé por qué. Bueno, de ahí me quedó el Juanchi.
Mirá la entrevista con Juancho Capozzolo:
-Cuando visitamos por primera vez el norte de Santa Fe hablaste con mucho orgullo de esta zona. Pero aclaraste que si bien Santa Fe es una provincia, el norte es el norte y tiene sus rasgos particulares.
-Santa Fe en realidad son tres provincias, no una. Del norte de Santa Fe siempre se decía que eran el lugar que habían guardado para poner en los mapas el nombre de la provincia, porque no había nada, no había camino, no había desarrollo. Hoy volvemos a ocupar ese lugar porque no hay nada, no hay camino, no hay desarrollo. Está desapareciendo la gente.
En los últimos meses de gran sequía, Juancho ha sido el principal detractor de la inacción de los políticos y funcionarios de la zona ante la falta de ayuda concretar a los pequeños productores de esta región que se estaban quedando sin agua ni comida para alimentar a su ganado, que en consecuencia moría sin mayor remedio. Ahora nos dice que si la imagen de los animales muertos sobre la polvareda es triste, mucho más triste en la imagen del despoblamiento que queda después.
“Yo creo que lo peor de todo es la cantidad de gente que emigró. Hay que llegar a entender lo que es estar en un lugar donde no había desarrollo, donde vos tenés caminos que tenés que bajar a machete para cruzar, y donde no hay más agua, donde los productores en gran parte son nómades. Evidentemente el tratar de explicar es muy difícil”, dice Juanchi, que sin embargo alzó su voz (y fue entrevistado en varios medios nacionales) denunciando la precariedad de esta situación.
Dice que hasta para él, que ha transitado por décadas los parajes del norte santafesino, le sorprendió la situación: “Hay que verlo. Cuando en un momento yo comentaba lo que es La Laguna La Loca, que son más de 3000 hectáreas y que hoy es pura tierra, donde crucé al medio con la camioneta, sin barro siquiera, y veías la cantidad de osamentas y los pocos animales que quedaban cuando caminaban levantaban tierra y una suerte de bruma. Yo decía que no creía que un director de cine pudiese lograr esa escena tan tétrica que estábamos viendo”.
-Si un productor se va es porque ya su paisaje no es productivo, ya no se puede sustentar en ese territorio.
-Antes de esto (se refiere a la sequía), el 82% de los productores tenían menos de 100 animales, y el 90% menos de 200. Un productor ramos cuando esta sequía lo empezó a correr, empezó a ir a buscar agua. Iba pidiendo a los vecinos que le dejasen una noche descansar los animales y tomar agua. Y así siguió hasta que tuvo un infarto y no supo más cuántos animales le quedaban. Bueno, lo trajimos acá (a Reconquista). Está en tratamiento a ver si recuperó un ojo, pero esa persona no vuelve a lo que a lo que era, porque no hay agua para tomar.
-¿Por qué no hicieron obras antes para asegurar que hubiese agua en este momento de sequía?
-El gobierno seguía pensando cómo y llegó tarde, y en algunos caso medio impregnado de maldad política. La única forma de juntar agua es con represas. Pero ya vamos a cumplir cuatro años, no tres, de que no llueve y las represas se han secado, Hay gente que ha cometido el error de querer ahondar (ls perforaciones) y empieza a pasar el agua salada o con alto contenido de arsénico y la gente se muere con eso.
Juanchi recuerda que hasta los ingleses de la Forestal, hace un siglo atrás, eran más inteligentes que las autoridades de los gobiernos actuales. “Ocuparon ese territorio hasta el arroyo Golondrina”, remarca. Y explica que “más allá no lo ocupaban cuando estaba la Forestal porque no había agua. Ellos sabían todo. Los productores, en la desesperación, empezaron a desparramarse. En el caso de La Laguna Loca, que es una reserva provincial, empezó a llegar gente de todos lados, gente nómade que anda con sus 50, 60 animales. Es la que ahora se fue. Cuando nosotros llegamos no había nadie, ni un propietario”.
-Tenés tus años, creciste siempre en esta zona y la recorriste. Supongo que por eso te duele la laguna, la viste llena de agua y llena de gente. ¿Es viable esta zona en otros contextos? Si hubiera obras, hubiera caminos y hubiera Internet.
-Totalmente. Es más, esos campos eran los mejores campos ganaderos que había en la provincia. No por nada fue tanta gente ahí, pero ahí empezaron a opinar todos, y terminaron haciendo canales, pero sofisticados, con compuertas, hasta que e robaron las compuertas. Después, cuando faltaba agua en el Chaco, empezaron a levantar ladrillos para tapar los canales. Los de acá rompieron las napas, vino el agua y así seguimos peleando.
-Si vos no sos ni pobre ni estás en esas zonas, porque tus campos están en mejores zonas y tenés otras herramientas tecnológicas, ¿por qué te preocupa?
–Tengo un legado. Me dijo mi padre que el hombre tiene una responsabilidad con la sociedad, que está en relación directa con el lugar que ocupa dentro de la misma. Si yo tuve la suerte de tener lo que tengo, tuve la suerte de acceder a una educació, tengo la obligación ética, moral, de ser la voz de los que no tienen voz. El que no tiene voz por ahí para alguien que está dentro de la zona civilizada puede parecer raro, pero yo te pongo allá en el medio de los bajos, tenés unas ganas de gritar igual que esa mujer del conurbano. Eso es lo que le sale de adentro a la gente, la necesidad de gritar. De golpe, sin quererlo, me transformé en el grito de muchos.
-Y por eso incomodás a la política local, me imagino.
-Trato de ponerle voz a muchas cosas. La moral es la conducta que el término medio de la sociedad acepta como válida, Evidentemente no es la misma la mía que la de los políticos. Entonces yo estoy metiendo ahí, sin querer, pero es lo que me trasmite la gente.
Juanchi recuerda que él ingresó a trabajar en la Sociedad Rural de Reconquista,impulsado por el ex líder Radical Ricardo Balbín, que era conocido de su padre y lo impulsó a comprometerse. Participó activamente de CRA durante mucho tiempo, hasta que un día lo expulsaron porque “tuve el tupé de decir que no estábamos hablando lo que decían las bases”.
-Debe ser por eso que la gente te quiere, Juanchi…
-No sé si me quiere, me soporta. Por lo menos creo que soy más soportable que muchos político, ¿no?