En uno de sus tradicionales informes de coyuntura, la Fundación Mediterránea – IERAL (Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamerica) analizó la intervención al comercio exterior de la carne bovina y concluyó en que “la intención de gestionar el comercio exterior de carne desde una oficina del Estado implica un cambio abrupto de reglas de juego, que tendrá previsibles consecuencias nocivas sobre los incentivos para la inversión privada en la actividad”.
El economista Jefe de la fundación, Juan Manuel Garzón, reforzó esta idea en diálogo con Bichos de Campo. “Lo que queda por delante es ir hacia un esquema de comercio administrado; ahora se tendrán que ir pidiendo autorizaciones, si te dejan o no te dejan, qué volumen y qué cortes poder exportar, algo que ni siquiera existe en los países exportadores con los que competimos”, respondió.
Garzón trazó un comparativo de lo que sucedió en 2006 cuando Néstor Kirchner cerraba las exportaciones de carne por 180 días, pero que en realidad derivó en 9 años de veda y regulaciones, y el actual cierre de 30 días dispuesto por Alberto Fernández a partir del 20 de mayo pasado.
“En 2006 no se sabía todavía muy bien si eran medidas excepcionales o si realmente el Gobierno quería gestionar el comercio internacional de carne desde una oficina del Estado; hasta que se supo que esto era realmente así pasaron dos o tres años”, examinó el economista.
“Ahora es diferente, los plazos son más cortos porque el paro ganadero fue más rápido y mucho más consensuado; incluso la salida de los capitales de inversión en ganadería será más rápida. En aquel entonces no teníamos ni Mesa de Enlace y no fue hasta 2009 que confirmamos la mayor faena de hembras, conformando el peor año ganadero para la Argentina”, resaltó.
Mirá la entrevista completa a Juan Manuel Garzón:
https://youtu.be/KojVWLXWq24
Debieron transcurrir tres años, de 2006 a 2009, para visualizar todos los efectos negativos bien expuestos en el sector de ganados y carnes. “En 2010 ya quedaron en evidencia las consecuencias de medidas tomadas cuatro años atrás;: no teníamos exportaciones, no teníamos producción como para sostener los niveles de consumo interno que teníamos antes de la intervención, empezó a volar el precio de la hacienda porque ya no había animales y empezó a volar el precio de la carne porque la hacienda ya se había hecho muy caro”, apuntó Garzón.
En la visión de Garzón, si Argentina hubiese mantenido las exportaciones durante todos estos años de intervención podría haber exportado cerca de 9 mil millones de dólares más de lo que finalmente recibió, una cifra que representa casi lo mismo que perdió la Argentina tras la sequía de 2018. Es mucho dinero y marca a las claras que una medida como esta te puede significar un fracaso grande.
“A Argentina le viene costando mucho consolidar sectores en la exportación y sólo nos están quedando el agro y sus derivados industriales, porque fijate que en lo que es industria pesada no logramos sostenernos mucho”, planteó Garzón.
Según el economista jefe de Fundación Mediterránea, “esta medida afecta a los productores, a los consumidores y también a la macroeconomía; el Banco Central comienza a preocuparse y los números económicos comienzan a flaquear”.
“En el corto plazo puede que los precios de la hacienda y de la carne bajen y que te suba el consumo y que hasta tengas buena faena, pero cuando luego dejás que transcurra el tiempo y que la cadena se acomode a las nuevas señales del Gobierno, todos esos buenos resultados se irán diluyendo, se empezará a perder participación en el mercado externo y caerá el consumo”, sintetizó.
Y los motivos que llevan a pensar esto a Garzón, es porque la secuencia actual es muy similar a la de 2006. “En aquel entonces, primero se aumentaron los derechos de exportación del 5% al 15%. Cuando asumió Alberto Fernández en diciembre pasado los subió del 5% al 95. En aquel entonces se crearon los ROE y ahora también se creó un registro nuevo, que aunque tenga un nombre diferente- ahora se trata de una Declaración Jurada- es lo mismo, implica un permiso especial por medio del cual, además de pedir permiso a la Aduana y al Senasa se debe pedir permiso también en Comercio Interior y en la Ex Oncca (actual Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario).
-¿Qué se puede hacer frente a esta suba en el precio de la carne?
-Primero dejar que el mercado se acomode. Los precios altos son la mejor herramienta para bajarlos en el sentido de que incentivan la producción y permiten que fluya la inversión hacia ese sector- respondió el economista.
Ante el problema actual de altos precios, Garzón sugirió hacer dos cosas: “bajar los impuestos que tengas sobre ese sector, por ejemplo la carne sigue teniendo un IVA de 10,5% y sabemos que ese impuesto está pensado para que lo pague el consumidor. Por lo tanto ya ahí podrías bajarle un 10% al precio de la carne, tanto bovina como de pollo o de cerdo; o bien subsidiar el consumo vía algunas de las herramientas que tiene el Gobierno, como por ejemplo, la tarjeta Alimentar que va a segmentos sociales en problemas”.
“Darle un manotazo al mercado para bajar los precios por un año y luego tener problemas más graves, no es una solución de un estadista. No podemos seguir esta dinámica donde la política pública se define en base a las próximas elecciones”, concluyó.