Este artículo de opinión sobre la situación actual y los problemas recurrentes del mercado del girasol fue escrito por el analista y corredor José María Panero:
El precio del girasol entró en su mercado climático. Con serios problemas para la implantación del próximo cultivo, la industria enfrenta el clásico problema de sobreoferta en cosecha y ausencia de ella a partir del último semestre.
La imaginación de los sectores que intervienen en la comercialización parece estar vulnerada hace años por el “billetera mata oferta”, dejando que en cosecha la sobreoferta derrita el precio, y tomando grandes volúmenes a fijar con precios de referencia puestos posteriormente contra un mercado que, si bien parece transparente, no muestra lo que se oferta, ocultando formas comerciales a unos y otros, vía distorsiones del precio con bonificaciones y flete.
En este momento, ya las fábricas prevén un posible faltante para cuando aparezcan los faltantes de oferta del Norte, el tranquilizante del mercado, mientras tanto la demanda corre en los chats y mails sin que la oferta aparezca.
Y lo que es peor aún, se sigue sin precios de referencia para tomar. Los contratos que fueron consignados “a fijar precio” se suponen digeridos por la industria o exportación, sólo resta ponerle la boquera al caballo para que no se desboque.
Años atrás, la industria que exportaba aceite de girasol crudo encontraba que le resultaba competir en el mercado FOB contra los precios de materia prima que se pagaban en el mercado interno, y para esto idearon un sistema compensatorio de precios -que se tomaban del precio que percibía el productor- para que todo el sector pudiera moler con partidas compensatorias de precio.
Este esquema funciona bien cuando la oferta era fluida y para esto hay que sembrar un área que abastezca el uso interno del refinado y crudo, y los sobrantes puedan exportarse como mal se dice “semilla” (semilla es algo que germina, se llama grano cuando tendrá cualquier otro uso) a otra industria de ultramar.
Mercado interno usa el refinado, parte del aceite crudo va para exportación más “semilla”. Todo funciona perfecto cuando hay una producción de más de 3 millones de toneladas en el país, y si este año falta girasol, el año próximo con un Niña en curso de 60% de probabilidad de ocurrencia, enfoca un panorama complicado para la industria.
Ya comentamos los problemas de formación del precio por un esquema argentino de ubicación de la industria refinadora y de la industria productora de aceite crudo, los altos fletes y unas condiciones de bonificación de la materia grasa en los granos que hacen del girasol la materia prima más cara.
¿Y dónde se ajusta la historia? Para atrás, en el precio que se paga al productor. En el medio, presionando tarifas de transporte ferroviario y camionero. En el costado, aumentando los precios de los subproductos (pellets de girasol). Y para adelante, en el precio del aceite refinado que va al consumidor a la góndola.
Claro, los refinadores tienen esa variable. Pero los que exportan crudo se encuentran con la valla de que no pueden venderle a nadie. También me dirán que el esquema de precios máximos es el que frena los aumentos de los precios que van a la góndola, pero tarde o temprano provocarán el infierno más temido: inflación.
El mercado de girasol durante años ha sido escenario de verdaderas batallas de competencia cuando ocurre el pico de oferta en cosecha. A la condición a fijar le agregaron pimienta, sal, limón (me refieron a pagar bonificaciones por humedad, a retirar en procedencia, etcétera) y otras historias como dar créditos baratos, canjes de semilla e insumos, todos para lograr el abastecimiento a precios “estables” durante todo el año, que sólo lograron que algunos sectores que intermediaron hicieran su agosto para luego ser las mismas fábricas las que llevaron la tajada del león.
En algunos tiempos se intentó llevar al mercado de futuros, pero la villanía de algunos operadores -que ya no operan- terminó de sepultar la excelente idea.
¿Cómo proyectar un futuro para girasol si cada vez que se decide sembrar girasol se corre con el albur de que luego la sobreoferta destruya el precio? Tal vez haya alguna opción de preparar un mercado de futuro con índices para que la industria y productores se animen a producir poniendo el precio de indiferencia como umbral inferior, como precio de flotación para que la producción sea rentable y a la vez que la inclusión de otros ítems en el índice amortiguen los picos de precio.
Habrá que concientizar a los productores para que entiendan que no van al casino cuando producen girasol, que tendrán rentabilidad aceptable -tal como ocurre en muchas inversiones-, pero también la industria deberá poner lo suyo para que los precios de su materia prima sean más equitativos a lo largo del año. Fundamentalmente el Estado deberá entender que no puede ser más un socio de los sectores productivos y de valor agregado, sino un administrador de los recursos que generan ellos, poniendo reglas de juego estables.