Armstrong es una localidad santafecina ubicada en la zona más caliente de la producción de maquinaria. Desde hace 40 años opera allí la empresa fabricante de las sembradoras Monumental, cuyo nombre nada tiene que ver la cancha del Club River Plate, sino que elogia la calidad y tamaño de esas máquinas. Su trabajo inició previo a la extendió de la siembra directa, pero fue esa práctica la que los llevo a ser expertos en la producción de sembradoras.
Jorge Molini es conoce con gran lujo de detalles la forma en que cada máquina ha sido ensamblada, ya que trabaja desde hace muchos años dentro de la planta como vendedor de fábrica. Su amigo Guillermo Molina, está especializado en las ventas por fuera como concesionario.
-¿Hay mucha diferencia entre un equipo y otro?- le preguntamos a Guillermo.
-La diferencia hoy está en la actividad. Nos encontramos con maquinas de grano fino, que tienen distintas distancias, y maquinas de grano grueso con distintas distancias también. Incluso hay maquinas combinadas.
-¿Entonces un rasgo diferenciador es la distancia en que colocan una semilla de la otra?
-Define un modelo. Las marcas son parecidas, yo creo que ya está prácticamente todo inventado. Lo que se trata de incorporar hoy por hoy son las nuevas tecnologías, que hacen que uno tenga al alcance de la mano el trabajo que está haciendo un productor a mil kilómetros de distancia a través de un teléfono. Lo que se está trabajando mucho es en la agricultura de precisión mas allá de la maquina.
Pero si los modelos y funciones de alguna forma se repiten en las distintas marcas, ¿cómo puede un fabricante distinguirse? Para Jorge ahí entran en juego dos cuestiones.
“Primero está el material de primera. Un departamento de ingeniería que haga un diseño acorde a lo que se quiere lograr. Y nosotros le damos un valor agregado que es la parte personal. Yo como vendedor de fábrica y Guillermo como concesionario. Hay que entregar la maquina entiempo y forma, tenemos que demostrar seriedad, y dar un servicio mecánico”, afirmó Molini.
Uno de esos momentos “para lucirse” es en la puesta en marcha de la maquina, que es el primer uso que se le da a la misma. “El cliente lleva un aparato de éstos y dice ¿qué hago? Entonces al llegar la maquina llega mi mecánico directo de fabrica, o directo del negocio de Guillermo, y le explica todo, le regula todo, y la deja funcionando. Eso hace la diferencia”, remarcó el fabricante.
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Aunque Armstrong es una ciudad relativamente chica, el éxito de este tipo de negocios puede verse en la cantidad de personas empleada que tiene en él. En Monumental el personal llegó a las 60 personas, 50 de ellas como operarios en la planta. Son una empresa chica comparado con otras fábricas de esa zona.
La firma fabricante en realidad se llama Achillu/Battista, por sus creadores en 1981, los metalúrgicos Ricardo Achilli y Ángel Di Battista.
-¿Es un buen momento para las ventas? ¿La suba en los precios de los granos incentivo la compra?- le preguntamos a Guillermo.
-Sí, creo que fue una sorpresa grata para todos. Cuando comienza la pandemia no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, era todo home office y créditos que no sabíamos si salían o no. Y de repente fue un auge de ventas.
-¿Eso tiene que ver con que apareció el crédito o la plata? Porque no es lo mismo la plata genuina del productor que un préstamo.
-Acompañó un poco la buena cosecha que hemos tenido. Justo nos agarró también un momento de renovación de maquinaria donde la gente necesitaba por una cuestión de tecnología. Cuando llegó el momento de reponer lo aprovecharon.
Guillermo aclara también que parte del cuello de botella que experimenta la industria no es únicamente por el aumento en la demanda sino por la falta de insumos para hacer las máquinas. “No hay suficiente material. Hoy las fábricas están renegando mucho con los insumos de los cuales lamentablemente a veces somos víctimas. En la fábrica se trabaja en tiempo y forma. Más allá de eso ha sido un año y medio de muy buenas ventas”, dijo.