Jorge Eduardo Rulli es un histórico militante político que desde la historia del peronismo no ha mostrado un gramo de indulgencia frente a un proceso kirchnerista que considera decadente. Pero es además un activo y convencido ambientalista que fundó el GRR (Grupo de Reflexión Rural) en los años 90, para advertir a la sociedad todo lo que iba a suceder si la Argentina abrazaba el camino de la sojización de su agricultura como finalmente sucedió.
Esta es la reacción de Rulli a un artículo de opinión que publicamos días atrás en Bichos de Campo, y cuyos autores son Gustavo Grobocopatel y una de sus hijas, Margarita, luego de una recorrida que realizaron por Israel. Las reflexiones del empresario agropecuario, a quien muchos han tildado como “rey de la soja” a lo largo de muchos años, apuntan al grado de cohesión social que han hecho de ese país una economía floreciente basada en la sociedad del conocimiento.
Esta es la respuesta de Rulli:
“He leído con atención esta nota de Gustavo Grobocopatel, en la que reconoce la profunda impresión que le ha significado volver a la patria de sus ancestros y, además, hacerlo con sus hijas. Esta es una situación que uno puede perfectamente imaginar, y a través de ella, justificar gran parte de lo que ahora nos dice: “que el futuro previsible no es exactamente el que él imaginaba”.
Deberíamos recordarle que, el futuro del que ahora nos habla, está más cerca -en cierta manera- del que advertimos quiénes a lo largo de los últimos treinta años lo criticamos duramente; y que esas convicciones y esa honestidad, jamás ha reconocido.
Puedo compartir ahora, algunas de las reflexiones acerca de la política y de la conducción de la política que él nos hace desde Israel; pero no veo a lo largo del documento ningún rasgo de autocrítica o de “pena” por todo lo que él mismo ha significado en el extravío político, económico y cultural de la Argentina.
Se debería reconocer el fracaso estrepitoso del modelo de los agronegocios instalado en los años 90’, modelo que nos ha hecho totalmente dependientes a la producción de commodities, y a su vez, nos ha reconfigurado en una situación que solo justifican las nuevas servidumbres a las necesidades del coloso chino.
¿Cómo no podríamos acordar con los propósitos de crear un nuevo “nosotros”, que nos permita mantener un proyecto común, por encima de las diferencias políticas que tengamos los argentinos?
Pero no podemos dejar de recordarle a Grobo, la acción nefasta que ha desarrollado a lo largo de los últimos años, y particularmente, su deriva hacia acuerdos profundos con los movimientos sociales, encabezados por personajes tan penosos como Grabois y Pérsico.
La argentina hoy, con más del 50 % de su población debajo de la línea de pobreza, no expresa el menor rasgo de rebeldía. Es tan solo un cuerpo inerte, frente a una minoría que todavía polemiza acerca del futuro común.
Los movimientos sociales son parte de la contrainsurgencia que ha logrado la ingeniería social aplicada –impiadosamente- sobre el territorio nacional; y a través de ella, el contralor total de las poblaciones, más allá de su hambre y su miseria.
El pueblo argentino ha devenido en una “masa negociable”, totalmente manipulable por las izquierdas, donde el sentimiento patriótico y las expectativas de un porvenir común, se extravían cada día en medio del lodazal ético en el que vivimos.
Comprendemos el modo en que le impactó la manera en que Israel, convirtió el Néguev -el desierto-, en un vergel. Pero asimismo le recordamos que los diversos establecimientos, granjas y huertos de los ambientalistas, a los cuales combatió durante tantos años, no se quedan atrás de aquel proyecto de recuperación de los territorios para la alimentación más saludable y sostenible posible. Bien podía haber descubierto, en su propio país, en la Argentina, el esfuerzo maravilloso de tantos de nosotros por recrear el milagro de la creación.
¿Qué nos dice acerca de ello Gustavo Grobocopatel y de su participación en las causas y en las situaciones que han conducido a este presente aciago? No nos dice nada. Pareciera que no ha tenido nada que ver y que habría vivido en otro planeta. Lamentablemente, ello no es así. Todavía recordamos su beso en la boca con Grabois y Pérsico en la Universidad de Córdoba. Todavía recordamos la construcción de empresas de hidroponía para los pobres, en el municipio de Moreno; donde reinan y gobiernan los piqueteros de Mariel Fernández.
Si el trastorno personal que le ha provocado el reencontrarse con los orígenes de su familia y de su pueblo son reales, y si sus convicciones y reflexiones actuales son auténticas, debería en principio, comenzar por aceptar su enorme responsabilidad en la situación catastrófica que vive la Argentina actualmente; y disponerse a un reconocimiento total de la necesidad de salir de ese camino de dependencia, de sojización y dependencia a China.
A la vez, debería disculparse con aquellos que, a lo largo de veinticinco años, le señalaron esos errores y le demandaron que modificara sus compromisos con los agronegocios y con la sojización de la Argentina”.
Jorge Rulli
El desastre de la Argentina es el peronismo.
Los Kichner son aún peores, su legado no puede ser más nefasto..
1 Perdida de la cultura del trabajo
2 involución educativa
3 Corrupcion
4 Pobreza
5 Hambre
6 Privilegios a una nueva oligarquía de sindicalistas, piqueteros y políticos
7 Inseguridad
8 Justicia amañada al poder
9 surgimiento de empresarios cortesanos tan corruptos como los Kirchner
Alguna razón le cabe a Rulli. No se conoce por parte de los Grobo una solución posible a las nefastas retenciones, que afectaron en mucho la producción de agroalimentos. Saludos
Ni muy muy, ni tan tan. Ese movimiento pendular, que se estaciona en las antípodas, según el viento político y económico reinante, es el que nos hace ir y venir sobre el mismo riel con cambios de 180 grados. Incluso la misma persona puede cambiar (en una etapa post materialista de su vida o tras un nuevo negocio? Otros, en una evaluación de conveniencia económica y/o política). Que debemos pensar en la viabilidad productiva del planeta, es cierto. Busquemos el camino del medio.