Hoy 29 de junio se celebra en la Argentina el “Día de la Industria Frigorífica” porque en esa fecha del año 1877 arribó a la ciudad de Buenos Aires el buque “Le Paraguay”, equipado con una nueva tecnología de enfriamiento (“Carre-Julien”) que, al resultar exitosa, permitió desde entonces la creación de un sólido sector procesador y exportador de carne.
Ciento cuarenta y cinco años después de ese hito tecnológico es poco lo que puede festejarse en la Argentina, porque, gracias a un “cepo exportador” implementado por el gobierno de Alberto Fernández, un sector que logró seguir generando empleo luego de las enormes problemas generados por las megadevaluaciones y la pandemia de Covid-19, finalmente fue doblegado por una decisión política.
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Los datos de empleo por rubro económico, recién publicados por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, muestran de manera inconfundible que la intervención de las exportaciones cárnicas generó destrucción de empleo en el sector frigorífico argentino.
Hasta la implementación del “cepo cárnico” en el segundo trimestre de 2021, el sector frigorífico, especialmente el bovino, venía mostrando una capacidad de creación de empleos inédita en una economía primero golpeada por la crisis económica de 2018/2019 y luego por el encerramiento obligatorio promovido a causa de la pandemia de Covid-19.
El sector frigorífico, gracias a importantes inversiones en capacidad de faena, desposte y capacidad de frío, fue incorporando nuevos trabajadores para dar respuesta, fundamentalmente, a la creciente demanda de proteínas cárnicas por parte de China.
La última caída de empleo en el sector cárnico se había registrado en 2018 con la súper devaluación del peso instrumentada durante la gestión de Mauricio Macri. Pero en ese momento, cuando el sector logró estabilizarse, continuó creciendo de manera ininterrumpida.
La diferencia ahora es que, debido al cepo cárnico implementado el año pasado y reforzado en 2022, no existe posibilidad de recuperación del empleo en los frigoríficos, dado que, al no poder exportar con libertad en un marco de incertidumbre y discrecionalidad, las empresas del sector no están con planes de sumar trabajadores.
Luego de alcanzar un máximo histórico de 83.018 trabajadores registrados en el primer trimestre de 2021, a partir del segundo trimestre de ese año el sector comenzó a despedir trabajadores para terminar el último trimestre del año pasado con 82.909 empleados.
Se trata de una noticia triste porque, sin “cepo cárnico”, el sector frigorífico habría tenido capacidad de generar nuevos empleos en un momento económico muy grave donde abundan la falta de oportunidades laborales.
La otra mala noticia es que el “cepo cárnico”, si bien generó daños concretos en las industrias frigoríficos y el nivel de empleo presente en la actividad, no logró cumplir –tal como se advirtió en su momento– el objetivo de reducir el precio interno de la carne vacuna.