El mercado de la carne vacuna estuvo muy movido en los últimos meses. El año pasado hubo un crecimiento enorme en las exportaciones que terminó con algunos nubarrones por la decisión del gobierno chino de poner límites a las importaciones para frenar la inflación interna del producto. Eso luego se transformó en una gigantesca tormenta cuando apareció el coronavirus, que hizo tambalear todo el tablero de una industria frigorífica que tenía caso todos los cañones apuntados a ese mercado. China se llevó en 2019 el 75% de lo exportado o el equivalente a 1 de cada 4 kilos producidos, según los cálculos del reconocido analista ganadero Ignacio Iriarte.
La difusión mundial del coronavirus modificó completamente el mapa del negocio de la carne vacuna. Hubo cambios el comercio global pero también en el local que obliga a una nueva integración de los cortes de la res. Por eso era fundamental conocer la mirada de Iriarte, a quien la cuarentena encontró en España.
Escuchá la entrevista completa con Ignacio Iriarte:
En la Argentina la clausura de la vida social impuesta por la cuarentena modificó la actitud de la demanda. “El consumo de carne vacuna no está mal, pero (la situación) lo va a terminar alcanzando porque hay gente no tiene trabajo ni forma de procurarse ingresos. Hay millones de personas que no pueden trabajar y entonces no generan ingresos y la alimentación no va a ser la misma”, explicó el veterano analista.
Según Iriarte, en este contexto “se tiende al pollo, al arroz, a los fideos”.
“La carne vacuna salió muy bien en cuarentena, la (venta de) milanesas, las pulpas aumentaron 20/25% y cayó fuerte el asado y menos el matambre y el parrillero que son de consumo más social. Se generó un sobrante de asado y otro enorme que son los cortes finos que en Argentina tienen poca aceptación, como el lomo, el bife de chorizo o ancho y la tapa de cuadril”, advirtió.
Esta situación de desbalance se produjo “al igual que en otras partes del mundo al estar cerrado el canal ‘horeca’ (hoteles, restaurantes y cátering), ya que hay un sobrante de asado y enorme de bifes. Acá sobran por partida doble, porque los frigoríficos que trabajan abasteciendo a las cadenas de restaurantes no tienen donde venderlos y porque el negocio Hilton se paró”, añadió Iriarte.
Además de esos cambios ya visibles y otros que están por verse en la demanda local, ahora China reapareció con mucho interés pidiendo carne: “Hasta hace poco lo que tenía asegurado el frigorífico exportador era vender bifes a la UE, vender Israel y los asados al consumo interno, pero los tres desaparecieron de un día para otro. Hay que hacer una integración difícil, que es consumo interno con China. Los números que se conocen de marzo (indican que) China volvió con una fuerza muy grande. Son volúmenes que están 40/50% arriba que iguales meses del año pasado”, explicó Iriarte.
El analista dio más precisiones respecto de cuánto está comprando China. Dijo que “se filtró por un funcionario de aduana que China importó 950 mil toneladas de carne en marzo, una cifra fuera de escala”.
“En enero y febrero supuestamente el mercado chino estaba totalmente frenado por los puertos, porque no había bancos, porque no había nada. Pero la primer sorpresa fue que entre enero y febrero China había importado 1,2 millón de toneladas. Lo que se dijo es que era toda carne proveniente de Sudamérica, que por el delay de los 45/60 días de flete que se pactaron a precios de noviembre u octubre, llegaron 2 meses después. Se suponía que en marzo ese factor debería haber pasado, pero nos sorprendió con estas 950 mil toneladas, algo que nunca lo vimos en el negocio de carnes”, completó elk especialista.
Iriarte cree que la demanda china se afirmará todavía más en los próximos meses, siempre que no haya un rebrote del coronavirus. “China tiene un incendio. El faltante de carne de cerdo que da origen al comercio de todo tipo de carnes, sigue siendo calculado entre 15/20 millones de toneladas. Ni reuniéndose todo el resto del mundo puede palear la tercera parte de lo que le está faltando y eso origina una tensión enorme en el mercado internacional”, explicó.
Aclaró que de todos modos “se sospecha que cifras de coronavirs y matanza de cerdos no son reales. Lo que se sospecha es que la muertes de cerdos es mayor al 40% que dice China, lo que sería una cantidad descomunal”.
El analista explicó que hace 2 años China produjo 54 millones de toneladas de carne porcina y que para 2020 se prevé que llegará a las 35/36 millones de toneladas, lo que implica que estarían faltando cerca de 20 millones de toneladas que el mercado mundial no estaría en condiciones de proveer.
“¿Cuánta carne pueden en términos adicionales aportar Argentina o Uruguay? Salvo el monstruo que es Brasil, pero que también tiene sus límites. El impacto más grande se da en el comercio de carne de cerdos pero sobre todo en carne vacuna. El mercado internacional no puede abastecerla y esa atención entre oferta y demanda es lo que de vuelta vemos como tendencia a la suba”, indicó el analista.
De todos modos, Iriarte apuntó que “los valores FOB no son los del año pasado, están 25/30% abajo de los de octubre. Pero la esperanza de la ganadería argentina es que con el consumo interno no se desinfle a medida que avanza la crisis y que China siga tirando”, concluyó el especialista.