Una nueva retención encubierta disfrazada de fideicomiso cerealero. Pedidos desesperados de los molineros para que los exportadores le vendan trigo a “precios cuidados”. Y todo ante la vista de los productores que están justo planificando la campaña de granos finos 2022/23.
La Argentina es un cúmulo interminable de “soluciones” que terminan generando, más temprano que tarde, más problemas de los que se pretendió solucionar.
Debería bastar con observar lo que sucede en países vecinos, como Uruguay, Paraguay o Brasil, donde ni se les cruza por la cabeza intervenir el mercado para quitar recursos a la producción porque, justamente, entienden que sin producción los demás eslabones comerciales e industriales de la cadena agroindustrial comienzan a experimentar problemas.
En octubre de 2013, gracias a políticas intervencionistas como las que se están instrumentando en los últimos meses, Argentina se quedó sin disponibilidad de trigo y como el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, prohibió la importación del cereal, el valor del trigo resultó ser de “paridad de importación” pero sin importación; es decir: infinito.
La incongruencia es que, mientras que el gobierno de Albero Fernández insiste con aplicar políticas que ya fracasaron y van a volver a fracasar, Argentina cuenta con uno de los mercados de futuros agrícolas más importantes del mundo.
Desde que comenzó a cotizar el contrato de Trigo Rosario Marzo 2022 del Matba Rofex, en julio del año pasado, hubo 31 jornadas en las cuales fue posible tomar coberturas a un precio menor a 240 u$s/tonelada y 108 días en las cuales el contrato cotizó por debajo de 250 u$s/tonelada.
Hoy jueves el precio de Trigo Rosario Marzo 2022 cerró en un promedio de 329,0 u$s/tonelada y, claro, vienen los lamentos cuando hubo muchísimas posibilidades –el contrato es por demás “líquido”– para que los molinos harineros tomaran coberturas a través de futuros u opciones.
Hoy acordamos con el sector productivo del trigo y molineros la creación de un fideicomiso que contempla volcar 800 mil toneladas de trigo al mercado interno. pic.twitter.com/7TiSjNG2xx
— Roberto Feletti (@RobertoFeletti) March 3, 2022
El problema, entonces, no es que el trigo está excesivamente caro –que por cierto lo está y debería ser una buena noticia para un país como la Argentina–, sino en el hecho de que en el mercado hay muchas empresas molineras que están conducidas por personas que no están capacitadas para la tarea que tienen entre manos.
No es casual que la principal empresa molinera argentina, Molino Cañuelas, se encuentre en concurso de acreedores y que buena parte de las deudas bancarias comprendidas en el proceso sean de entidades bancarias públicas, es decir, dinero de todos los argentinos.
En una país normal, el propio mercado se encargaría de depurar a las empresas ineficientes. Pero en la Argentina, antítesis de la normalidad, la corporación política que gestiona el Estado se encarga de premiarlas a costa de joder a los que hacen las cosas bien.
Es importante, crucial diría, entender que los “bolsones de mediocridad” viven gracias a las “islas de excelencia”, las cuales no son un producto de la naturaleza, sino del esfuerzo, la dedicación y el riesgo asumido por algunas decenas de miles de personas que siguen trabajando a pesar de todas las dificultades.
El fin de semana nos enteramos que el gobierno ruso, que se encuentra en una situación de guerra no ya no Ucrania sino con el mundo occidental, acaba de implementar medidas económicas de emergencia que son ¡las mismas que rigen en la Argentina!
Y es que Argentina, si bien no está en guerra con ninguna otra nación, tiene a un Estado que actúa como un auténtico ejército de ocupación del territorio que tiene a su cargo. Y lo hace asegurando que lleva a cabo su labor por el bien de todos los argentinos.