El 22 es, entre los números de la quiniela, el que identifica a El Loco. Y este 22 de junio promete ser un día de locos.
En la Argentina quienes producen carne deberían poder exportarla hoy, 22 de junio, sin mayor dificultad. Pero en realidad no pueden. Podrían en teoría, porque se han vencido los plazos legales de la resolución que prohibió el 20 de mayo pasado ese comercio legal de un alimento por 30 días. En realidad, ese cepo caducó el domingo y el lunes fue feriado. Hoy, martes, es día hábil. Y se podría exportar porque ninguna otra norma reemplazó a la anterior y se supone que todo volvió a la normalidad. Pero en la Argentina nada es normal.
Para empezar, si algún empresario alocado quisiera esta mañana concretar algún embarque de carne vacuna porque justo hoy eso está permitido, en la Aduana tropezaría con las DJEC, que siguen vigentes. Se trata de las Declaraciones Juradas de Exportación de Carnes (DJEC), que fueron anunciadas dos meses atrás como mecanismo de monitoreo pero se han convertido en un arma efectiva par bloquear las exportaciones cuando se haga necesario, aún cuando no haya una resolución que las prohíba expresamente. Es lo que sucede ahora: 22 de junio de 2021.
Si algún empresario quisiera exportar un contenedor de carne, como hacía hasta hace poco tiempo, antes de darle permiso la Aduana avisaría de esa pretensión a la ex ONCCA, que a la vez consultaría de inmediato a la Secretaría de Comercio Interior, desde donde seguramente dirán que ese embarque no está permitido.
En definitiva, hoy 22 se puede exportar pero no se podrá. En estas semanas de discusión y debate sobre las exportaciones de carne, el gobierno se ocupó de montar un sistema semejante de permisos de exportación semejante a los ROE, que sirvió para regular las exportaciones de carne entre 2006 y 2015, durante las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner.
Se puede, pero no se puede. País de locos.
Aquel sistema que le permitía al gobierno abrir y cerrar las exportaciones de carne según las necesidades electorales del oficialismo y los antojos del funcionario de turno provocó un daño visible a la ganadería argentina, del cual se ha escrito mucho y del cual la estadística pública da cuenta: en el peor tramo del cierre exportador, entre 2006 y 2010, se produjo un dramático proceso de liquidación de vientres (vacas), que provocó a su vez una reducción drástica del stock bovino, que cayó de 56 a 47 millones de cabezas en pocos años.
País de locos, nunca desde el kirchnerismo surgió una autocrítica honesta por los resultados de aquella política ganadera, que fue aplicada por la ex presidenta Cristina Kirchner y su ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien hoy nos gobiernan con la fórmula dada vuelta.
Hoy es 22 de junio, día de locos. Se puede exportar, pero en realidad no se puede. Y los mismos funcionarios responsables de la peor masacre ganadera en la historia argentina anunciarán un Plan Ganadero, que pretende “aumentar la producción” a unas 5 millones de toneladas de carne vacuna”, desde las 3,2 millones del último año.
De locos, el gobierno promete mecanismos para propiciar la producción ganadera, pero a la vez anunciará un nuevo mecanismo para regular las exportaciones del alimento. Alberto Fernández dirá que quiere que se produzca más carne, pero a la vez achicará los mercados donde colocar esa supuesta mayor producción.
Dice un cable de la agencia Télam que “el plan busca llevar de 3 a 5 millones de toneladas la producción anual de carne vacuna y reservar algunos cortes que deberán ser reservados exclusivamente para el mercado interno. Con estos anuncios, que se presentarán desde las 12:30 en Casa de Gobierno, informaron fuentes oficiales, se daría por finalizada en los plazos previstos la suspensión de las exportaciones por 30 días vigente desde el 20 de mayo pasado”.
Ya está claro, aunque podría haber sorpresas en la letra chica, que la estrategia elegida por el gobierno para “administrar” las exportaciones de carne -que hasta 2020 absorbieron un máximo de 28% de la producción total- será un sistema de cupos administrado por vía de las DJEC o los nuevos ROE, donde se aplicará un recorte obligatorio del 50% en los volúmenes que cada empresa frigorífica exportó el año pasado. Quedarán afuera las cuotas arancelarias como la Hilton o las 20 mil toneladas que se mandan a Estados Unidos. También los cortes kosher certificados para Israel, luego de las quejas públicas expresadas por ese país.
Hay otro agregado, una alocada forma adicional que fue pergeñada por las autoridades en las dos últimas semanas: se ordenará no exportar una serie de cortes vacunos que usualmente se consumen dentro del país, sea cual sea la categoría bovina de la cual provengan. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, confirmó que esa prohibición selectiva estará dentro de los anuncios: “Algunos cortes van a ser reservados exclusivamente para el mercado interno”, dijo.
Hoy es 22 y hay que jugarle unos pesos a El Loco, como algunos llamaban a Néstor Kirchner.
Este paquete de medidas restrictivas se presentará como “un acuerdo” con el sector productivo, aunque el gobierno solamente mantuvo reuniones con el Consorcio ABC, que agrupa a los grandes frigoríficos exportadores, y no con el resto de la cadena productiva, mucho menos los productores. El Presidente prometió diálogo al Consejo Agroindustrial, pero eso nunca sucedió. La Mesa de Enlace, donde se supone están representados los ganaderos, pidió audiencia hace 15 días, pero jamás fue invitada.
País de locos. Este 22 la agencia estatal de noticias avisaba bien temprano que “el anuncio estará a cargo del Presidente, quien convocó a todos los sectores de la cadena de producción de carne con el objetivo de trabajar con los eslabones involucrados, para aumentar la producción, pero con la idea de que sea un diálogo abierto y no sólo el anuncio de una medida única, explicaron hoy fuentes oficiales”.
Los dirigentes rurales, que este fin de semana enloquecieron cuando algunos recibían y otros no esta invitación a la Rosada vía mensajito al celular, debatieron mucho si asistir o no hacerlo. Finalmente, la Mesa de Enlace definió que irá este mediodía, pues los dirigentes rurales ya habían pedido audiencia con el Presidente y no podían desechar entonces esta invitación a una “reunión de trabajo”.
Hoy es 22. Entre los sueños de la quiniela ese número significa El Loco. Probablemente este mediodía nos encontremos con otra cosa.