Dentro del fragmentado gremialismo agropecuario, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) se erige como un sello histórico. En palabras de su actual presidente, Horacio Salaverri, la entidad funciona como aglutinante de la voz y el pensamiento de 114 rurales que se distribuyen entre esas dos provincias. Hay casi cada una sociedad rural en cada partido o departamento de base agropecuaria.
Esa cantidad de voces no es sencilla de manejar, pero su titular, oriundo de la localidad bonaerense de Suipacha y con una trayectoria en el gremialismo que supera las tres décadas, intenta sintetiza las demandas que puedan surgir. En ese sentido, el dirigente reconoce que la agenda agropecuaria está desde hace varios años encallada en los mismos temas.
-Vos estás en el gremialismo desde 1987, casi los mismos años que pasaron desde el retorno de la democracia. ¿Esta etapa histórica está en deuda con la política agropecuaria?
-Escucho mucho esa frase pero no me gusta. Yo digo que es la deuda de la política y no del sistema democrático, porque el sistema se puede aplicar de muchas maneras. Yo creo que la política, que se desarrolló dentro del sistema democrático no ha estado a la altura y ha generado la situación en la cual estamos viviendo. Creo que no es un problema del sistema democrático, es un problema de la mala política pública.
-En todo caso, la democracia tiene la deuda de no haber generado una buena política pública..
-Posiblemente, o los políticos tienen la deuda de generar una buena política. Y me refiero a alguien como yo, que he hecho política durante muchos años.
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-¿Cómo está el agro? ¿Por qué existe ese dejo de insatisfacción?
-Más allá de las condiciones climáticas actuales, yo creo que el agro podría generar situaciones muy distintas. Me parece que uno no está bien cuando tiene capacidad de poder generar y las circunstancias no se lo permiten. Está muy claro lo que el país necesita, lo que el mundo necesita. Y Argentina tiene esa posibilidad.
-Pero uno no puede desarrollar un plan para potenciar el agro si no se ponen de acuerdo los sectores productivos y los actores políticos. Ese diálogo hace mucho tiempo que es infértil.
-Esa definición es muy apropiada. Uno puede tener un diálogo pero si el interlocutor con quien uno habla no trata actuar en consecuencia, los diálogos son estériles. Desde la Mesa de Enlace se han hecho propuestas, se sigue manteniendo un diálogo en pos del sistema democrático. Lamentablemente uno ve que llega un ministro que lo llama, que habla, pero que en la práctica las cosas no aparecen.
-¿Sentís falencias solo en la política o también hay falencias en el propio ruralismo?
-Seguramente debe haber algún tipo de falencia propia de la producción y del productor. A veces el sector es un poco introspectivo, se mira mucho hacia adentro, por ahí no interactúa demasiado con la comunidad. Creo que la falta de comunicación es una falencia nuestra, que la hacemos como debemos hacerla.
A continuación Salaverri, agregó: “Hay discusiones y temas que son nuestros y que tal vez por error no lo hemos ampliado o no hemos introducido. El tema medioambiental es un tema propio nuestro también, como de la comunidad, porque uno vive del ambiente y con el medio ambiente. Y el tema comunicacional es algo necesario que nosotros tenemos que hacer para poder llegar a que el ciudadano común que nos entienda”. Por cierto, Bichos de Campo entrevistó al presidente de Carbap en el marco del primer foro sobre Medio Ambiente organizado desde esa entidad.
Para el dirigente, otro problema de la política está en su concepción del sector agropecuario como “caja de ahorro” en vez de como sector productivo.
-¿Notas un afán recaudacionista?
-Uno de los grandes problemas es ese. Argentina ha perdido capacidad de inversión, inclusive externa, porque todo está mirado desde el punto de vista impositivo. El mismo presupuesto tiene todo un andamiaje de gastos básicamente con una mirada impositiva, porque el gasto tiene semejante nivel que si no afecta los primeros recursos, no podemos hacer nada. Entonces creo que la mentalidad de la política pasa por ahí, primero el tema de caja y después el tema productivo.
-Ese es el chip que hay que cambiar, pero ahí te pueden decir que vos querés desfinanciar muchas otras cosas que debe hacer el Estado.
-Nosotros entendemos, y lo podemos probar técnicamente, que el quite de retenciones puede llevar a un incremento del impuesto a las Ganancias casi similar al de retenciones, sin la secuela de las retenciones. La génesis de las retenciones para muchos de los políticos es el desacople de los precios externos.
-La excusa es que “hay retenciones por amor al pueblo”.
-Exacto, por amor al pueblo. Sin embargo, técnicamente nunca lo pudieron probar. Técnicamente es recaudatorio, es uno de los mitos le han colocado al sector desde la política. “Lo hago por ustedes”. Pero no es así. Lo hacen por ellos, para recaudar.
-Llevás más de 30 años como dirigente rural. ¿Cómo te gustaría terminar tu carrera dirigencial?
-Creo que nosotros debemos articular, y hago un mea culpa del sector, la relación con la política. Tenemos una relación lejana con la política, y es necesario ampliar ese diálogo para ver si somos más comprendidos. Yo explico que muchas veces uno se reúne con el intendente y cuando recibe a las Sociedades Rurales tiene una característica distinta a cuando recibe, por ejemplo, a un sector industrial o comercial. Lo ve de otra manera. Ve al sector agropecuario como más reaccionario, lejano. Lo primero que quiero ver es un sector menos reactivo, tratando de ser más proactivo con la política, en la medida que se lo permita. Y por otro lado tener la posibilidad y la capacidad de generar crecimiento, que creo que es lo que Argentina necesita.
Estoy totalmente de acuerdo con Salaverri. Somos individualistas y reactivos. Esas cualidades nos impiden encontrar las soluciones que necesitamos. Pero aun si modificaramos ese conservadurismo -que nos critican desde afuera del sector- el problema es que los políticos no escuchan. Y el ciudadano de la ciudad tampoco. En la época de Biolcatti hasta les ofrecimos regalar el trigo. . No les interesó. Hay que juntarse y pensar algo más. La chispa que encendió la revolución rusa fue un aumento de pan. Y la nobleza estaba en la ópera cuando la gente se movilizó. No se puede establecer una comparación terminó a término. Ya lo sé. Pero tenemos que pensar cómo movilizarnos y movilizar. Así no se puede seguir. ¿Cual es el “arrancador”?
Soy productor de Bragado. Aquí cada uno está en su matera, por así decir. Y la que se nos viene…!