Hoy dos personas con el mismo apellido, representantes del sector agroindustrial tanto de Brasil como de la Argentina, protagonizaron eventos que muestran las enormes diferencias existentes entre ambos países sudamericanos.
En Brasil el presidente de la Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil (CNA), João Martins, entidad que agrupa a todos –todos– los productores agropecuarios brasileños, participó junto a la ministra de Agricultura de ese país, Tereza Cristina, en el acto de lanzamiento de un programa (“Agro Fraterno”) que promueve donaciones voluntarias del sector agropecuario para atender las necesidades de la población menos favorecida.
El programa, en el que también participan la Organización de Cooperativas Brasileñas (OCB) y el Instituto Pensar Agro (IPA), es promovido por el gobierno central brasileño en el marco de una iniciativa que busca sinergias entre lo público y lo privado.
La iniciativa, que se propone distribuir al menos un millón de canastas con alimentos básicos a las familias necesitadas de todo el país afectadas por la pandemia, es una muestra de que el gobierno de Jair Bolsonaro considera que el agro es un aliado estratégico para consolidar el desarrollo de la nación.
“Este será el programa de distribución de canastas más grande de Brasil. Soy ambiciosa y creo que vamos a conseguir distribuir dos millones de canastas ”, aseguró Cristina en el acto oficial realizado en la ciudad de Luziânia.
“Con la colaboración de todos los integrantes del sector vamos a reducir el sufrimiento de la gente que pasa hambre en un país tan rico como el nuestro, que es el granero del mundo. Es el campo el que genera empleo e ingresos, pero también el que ayuda a la población de las ciudades en este momento tan difícil que atraviesa nuestro país”, añadió la funcionaria.
El programa se nutrirá con donaciones voluntarias de productores, empresas y entidades agropecuarias. Las donaciones se pueden realizar tanto con alimentos como con dinero para luego distribuir a nivel municipal las canastas según los criterios establecidos por el gobierno nacional.
En la Argentina el panorama no podría ser más contrastante. Otro Martins, José, el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y vocero de Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que agrupa a 61 entidades y cámaras vinculadas al sector, expresó su decepción con un gobierno de Alberto Fernández, que ha decido en las últimas semanas posicionar al sector agroindustrial en general y al campo en particular como enemigo del gobierno y de los intereses de la Argentina.
Martins, José, el argentino, recordó en un charla en línea que apenas unos meses atrás Fernández se entusiasmaba con la idea de promover un proyecto legislativo de promoción agroindustrial para incentivar, en el marco de lo posible, las exportaciones sectoriales, generar divisas y empleos. Pero luego del reciente cierre de exportaciones de la carne vacuna, está claro que ese Fernández –como en “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”– ya no es el Fernández que pretendía tender puentes con el agro.
“Por lo menos no rompamos lo que tenemos y que funciona”, pidió en tono casi suplicante el Martins argentino, lo que implica que la mayor aspiración que pueden tener los integrantes del sector son cuestiones básicas en cualquier país normal, como el hecho de poder comercializar productos en el mercado interno y externo sin restricciones ni trabas, además de no ser señalados desde el púlpito de diferentes ámbitos públicos como los responsables de la inflación y de los padecimientos que sufren la mayor parte de los argentinos.