Desde hace dos años, distintos supermercados y verdulerías de la ciudad de Bariloche exhiben en sus góndolas pequeños paquetes con plantas de lechuga y rúcula que llaman la atención. ¿La razón? Tienen hojas turgentes y colores bien brillantes, lo que las distingue de las verduras que viajan al menos 900 kilómetros para llegar al plato de los consumidores.
“Tenemos un cinturón hortícola que es muy chico en comparación a los de las grandes urbes, que es el del Bolsón. El gran porcentaje de la verdura llega de Mendoza”, dice Darío David, uno creadores de Raíces Patagónicas, un emprendimiento hidropónico que busca crecer a nivel local.
A contramano del resto de los hidroponistas del país, Darío y su pareja Sofía Ferreti decidieron apostar a producir bajo condiciones poco amigables, pero confiados en que había una gran demanda por suplir.
“Nos conocimos hace 11 años, cuando fuimos a estudiar a la Universidad Nacional de Mar del Plata. Yo soy de Bariloche y Sofía de General Villegas. Estudié Agronomía y ella la Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. De hidroponía cero. Tuvimos una cátedra de horticultura en donde ves aspectos muy básicos pero no se profundiza sobre las técnicas”, contó David a Bichos de Campo.
Tras consultar a distintos colegas por sus experiencias, los emprendedores se animaron a levantar su primera nave de 250 metros cuadrados, superficie que esperan duplicar pronto.
“Cuando arrancamos sabíamos que había algunos productores chicos en Bariloche. Tratamos de contactarnos con ellos y la mayoría nos dijo que en invierno era imposible producir, que esperemos al verano para tomarle la mano y arrancar. Pero nos arriesgamos”, recordó el productor.
En poco tiempo notaron que las principales diferencias de producir en épocas frías son los ciclos productivos más cortos y la baja absorción de nutrientes, cuando la temperatura de la solución es muy baja.
El proyecto floreció con la ayuda de Walter Mela, un conocido asesor de ese sector y productor hidropónico en la provincia de Neuquén.
“Al estar en Neuquén tenía estos conceptos de amplitud térmica, de mucho calor en el mediodía, de mucho frío a la noche, cosas que por ahí en el resto del país no sucede. Como mentor nos ayudó mucho porque entendía esa dificultad. Tenemos requerimientos de manejo diferentes pero damos fe de que se puede”, afirmó Sofía Ferreti a Bichos de Campo.
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-¿Qué consejos les pueden dar a los que se interesan por esto?- les preguntamos a Darío.
-Que se animen a probar, muchas veces te dicen que hay cosas que no funcionan y cada lugar, cada nicho, cada consumidor es distinto. Averigüen. Hay cosas muy generales que sí están muy estudiadas y se conocen, pero después lo que es puntualmente el producto, que cada uno haga su propio camino y su propia experiencia.
A continuación, el productor agregó: “Vayan de a poco. Hicimos todo lo que no había que hacer, según lo que te dice todo el mundo. Nos largamos directamente con los 250 metros cuadrados, habiendo hecho un curso de internet, y los golpes son mucho más grandes. Si te empezás a adecuar un poquito con superficies chicas y después lo vas escalando, es mucho más fácil”.
Por su parte, Sofía señaló: “Yo recomiendo que si tienen acceso a algún lugar donde ya lo estén haciendo, tratar de ver qué es lo que tienen a su alcance para replicarlo a una escala chica”.