Con 35 años, el entrerriano Hernán Gagolin consiguió la oportunidad que a muchos jóvenes rurales les tarda años en llegar y a mucho otros no les llega nunca: tener un campo propio.
Como otros tantos productores, Gagolin -ex alumno de la escuela agrotécnica de Maciá- aplicó para un lote dentro de la Colonia Guardamonte y su proyecto ganadero fue seleccionado. ¿La mejor parte? Obtuvo el espacio suficiente para realizar en paralelo tareas de agricultura, lo que le permitirá suplementar a sus animales con sorgo y pasturas que ya está implantando.
“Hoy lo tomo como una bendición. Cuando escribimos el proyecto no sabíamos cómo era el campo. Podían ser 100 hectáreas de monte o tener una parte de chacra”, contó el productor a Bichos de Campo, quien finalmente recibió del gobierno provincial unas 120 hectáreas, de las cuales una tercera parte es superficie libre de monte y con aptitud agrícola.
La Colonia Guardamonte, ubicada a 15 kilómetros de Maciá, se formó en una gran estancia de 2400 hectáreas que fue expropiada a un político de la zona, luego de que se demostrara en la justicia que había sido comprada con dinero logrado en un hecho de corrupción. Ahora la ocupan 20 familias de productores seleccionados en función de los proyectos que presentaron.
Luego de ese proceso y del sorteo público, Gagolin recibió un campo con una chacra anexa, por lo que ahora tiene una parte con monte y otra con campo limpio. O más o menos, porque hace mucho tiempo que estaba abandonado.
“Había arboles de seis o siete años que por ley podíamos sacar para hacer un recupero. Ya tenemos sembradas 25 hectáreas de sorgo y estamos limpiado otro pedazo de 20 hectáreas para hacer una siembra de pradera o pastura de invierno”, agregó.
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Entre los arreglos necesarios por hacer para trasladar todo su rodeo, que hoy ronda los 100 animales entre vacas y ovejas -además de sus colmenas de abejas-, debió ocuparse de alambrar el lote, dividir las parcelas, armar los corrales y arreglar los molinos.
-¿Hay solidaridad entre los vecinos de la Colonia?
-Totalmente, sí. Nos cruzamos entre los vecinos. Estamos trabajando hace un año y las tareas no se acaban nunca. Si pedís una mano, si no es hoy, mañana alguien te va a ayudar.
Habiendo arrendado toda su vida, y sin la posibilidad económica de adquirir un terreno propio, Gagolin apuesta a que el éxito de este proyecto, que será evaluado año tras año por las autoridades provinciales, le permita dejar una propiedad para sus hijos en el futuro.
-Este lugar finalmente será tuyo…
-Desde que nos inscribimos sabemos que tenemos que pagarlo y creo que es lo más lógico. Lo que estamos haciendo ahora es armar una base sólida de animales y preparando las chacras para que cuando llegue el momento de pagarlo contemos con los recursos. Es mucho esfuerzo porque tenés que lidiar con la mejora del campo continuamente, pero es un esfuerzo lindo.