Héctor “Toty” Flores es diputado nacional de Juntos por el Cambio, segundo mandato. El primero lo vivió en tiempos de la 125 y el conflicto entre el campo pampeano y el gobierno de Cristina Kirchner. Durante ese año, 2008, Flores acompañó la lucha agropecuaria. “Yo ya era diputado y Lilita Carrió nos había planteado que era central dejar en paz al campo porque era la fuente más importante de ingresos para el país, y un reservorio de valores que se estaban perdiendo con el kirchnerismo, tal como la cultura del trabajo”, explicó a Bichos de Campo.
Flores opinó que “uno de los males más tremendos que hizo el kirchnerismo en la cabeza de los pobres fue reivindicar la pobreza. No digo que no haya pobres dignos. Hay muchos. Pero no se puede decir que la pobreza sea digna en un país donde tenemos todo para crecer”.
Mirá la entrevista completa realizada a Héctor “Toty” Flores:
El pasado del Toty no es el de muchos otros políticos. Entrerriano, oriundo de la localidad de Feliciano, Flores es hijo del proceso de éxodo rural y terminó trabajando en la industria metalúrgica en los ´70. Luego, como muchos, quedó desempleado en los ´90. A partir de allí se lo considera como uno de los fundadores de los movimientos piqueteros o de desocupados. Según él, aquellos embrionarios “tenían una diferencia con los de hoy, y es que en ese momento eramos movimientos que queríamos volver a trabajar. Cuando en 1997 la única respuesta del Estado para los desocupados eran los planes sociales, nosotros dijimos que no queríamos eso y los rechazamos”.
“Estos movimientos nos dieron una identidad. Al principio fuimos varios, y en 2001 quedó un solo movimiento, el del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de La Matanza, en donde construimos una cooperativa que lleva el mismo nombre del barrio donde la hicimos: La Juanita. Ese fue el año de mayores luchas, y fue también el año en que más perdimos los pobres. Ahí es donde empezó nuestra relación con el campo”, agregó Flores. Era la época de “Piquete y cacerola. La lucha es una sola”,
Su primer contacto con un dirigente agropecuario fue, según recuerda, con Mario Llambías, el ex presidente de CRA. “En ese momento acordamos algo muy importante, y es que si el campo se desarrollaba en el interior del país, también nos iba a beneficiar a nosotros, porque la gente iba a quedarse allí. Es que a veces la gente viene al conurbano porque no encuentra desarrollo”, recordó Flores como hablando de su propia historia.
Para Flores, los planes sociales resultan más una contención social que generación de trabajo. “Primero, los que toman los planes son beneficiarios, por ende, no te queda en la cabeza que es un derecho sino que detrás hay un benefactor. Y luego, si un trabajador está contenido, no puede sacar su creatividad, la cual sólo se da en libertad. Si me preguntás qué es lo más importante que hicimos en La Juanita, es que nunca nos ganaron de la cabeza. Somos libres, y eso nos puso en contra del Gobierno”, declaró.
-¿Lo que se discutió en 2008 fue finalmente eso? ¿el trabajo como valor o la contención como política?
-Esa es la síntesis. Exactamente, porque desde entonces vino un conflicto acerca de qué país queremos, si el de la marginalidad, de los bolsones como ahora se han visto en Quilmes, algo que nosotros conocemos y transitamos todos los días, o bien un país que sea pujante, que sea exportador y que pueda generar divisas para crecer. Y acá hay una cuestión central y creo que el campo la expresa, y tiene que ver con la defensa de los valores. Por supuesto que había una puja económica en 2008, pero las grandes marchas de las que participé en los pueblos y el acompañamiento de estos al sector agropecuario tenía que ver con esa defensa. Esa idea de libertad está muy presente cada vez que el campo toma la iniciativa de defender eso.
-Eso iba a preguntarte. ¿Vos estableces algún paralelo con la situación actual de Vicentin?
-Yo creo que el proceso no está acabado y que tiene elementos muy parecidos a los de 2008. Hoy el ataque al campo tiene que ver con lo que también planteaba el kirchenrismo que era recortar los excedentes que el campo podía producir, y que pudiera financiar el clientelismo que se da a partir de un Gobierno populista, que no es el Gobierno de la justicia social, sino que es un Gobierno que necesita tener muchos pobres, porque estos son los que lo votan. Quieren tomar las ganancias del sector agropecuario, para ganar adherentes que puedan luego estar en contra del campo.