Héctor Motta ha crecido como empresario a la par de su tradicional grupo Motta, que a la vez ha crecido a la par de la avicultura de Entre Ríos, la principal provincia productora de pollos y huevos. Son todos casi como sinónimos. Entrevistar a Motta entonces es como hablar con la avicultura.
La excusa para hacerlo es la coyuntura: Motta advierte que son momentos difíciles los que trajo la pandemia en la actividad, pero también se arrastran dificultades de años anteriores. La saturación del mercado interno por la caída de exportaciones, la baja del consumo, el atraso cambiario y los bajos precios por debajo de los costos de producción son algunos de los factores que inciden.
Pero Don Héctor conserva un optimismo a prueba de balas. “El mundo necesita alimentos. Así como alguien una vez dijo que estamos condenados al éxito, yo digo que estamos condenados a tener que exportar si es que realmente queremos crecer y lograr bienestar entre los que habitamos este país. Necesitamos exportar porque nuestro mercado interno es muy chico y está plenamente abastecido”, dijo Motta a Bichos de Campo.
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El empresario, de todos modos, se mostró cauteloso ante el escenario próximo. “Quienes creemos en este país, pusimos todo nuestro esfuerzo, y ahora tenemos incertidumbre sobre lo que pasará porque hay inversiones programadas o en ejecución”, declaró.
La avicultura viene sosteniendo durante esta cuarentena sus niveles de producción y actividad, pero a costa muchas veces de perder dinero. Motta advirtió que se dio una baja muy marcada en el precio del kilo de pollo, el cual pasó de 110 a 85 pesos en lo que va del año. “Cuando tengamos que regresar al precio que realmente debería costar, todos saldrán a decir que hubo un golpe inflacionario, pero nadie se acordará de ese tiempo en que estuvimos por debajo del precio razonable, y por debajo del costo también”, observó.
Entre las problemáticas que enfrenta la actividad, Motta manifestó que “al caerse los recursos, bajó el consumo, y aunque la carne aviar sigue siendo la más económica entre los argentinos, nuestra operación no está siendo rentable desde hace tiempo, porque tenemos un atraso cambiario, y a su vez, porque esa mercadería que iba al comercio externo, empezó a converger hacia el mercado interno; y terminamos saturando nosotros mismos el mercado, encontrándonos con precios deprimidos durante todo el año”.
La clave parece ser volver a apuntalar las exportaciones. Motta dijo que “estamos recuperando algunos países, aunque lentamente. Perdimos mercados como Chile, perdimos algunas operaciones en Europa con productos terminados, y también tuvimos que parar una fábrica de agregado de valor que involucraba todo el proceso de cocción de carne: al no tener puntos de venta en el mercado interno, tuvimos que desactivarla. Toda una serie de factores que se suman a un país que ya venía con dificultades”.
-¿Qué necesita la Argentina para sanar su economía?
-El Gobierno debería apuntar a reactivar el mercado interno. Luego tiene que impulsar inversiones, para lo cual se requiere de créditos promocionales, y de premiar la reinversión, que hoy se castiga con más impuestos. Por último, debería estimular proyectos de exportación.
“En nuestra actividad estamos en 450 o 500 millones de dólares anuales en exportaciones, pero podríamos pasar a 1.200 millones de dólares. El agregado de valor le dará la respuesta al Gobierno para empezar a sanar sus deudas”, remarcó Motta.
El empresario, en este sentido, celebró que el Gobierno haya logrado un acuerdo para la refinanciación de la deuda con los bonistas. “Esto nos da un aire nuevo para empezar a pensar que el país empezará a sanar, no sólo de pandemia sino también de lo económico”, expresó.
Motta comenzó a trabajar en la avicultura entrerriana en la década del ´50. Ymuy de a poco terminó construyendo una empresa tan grande que ahora es considerada un grupo que hoy comprende dos empresas: Cabaña Avícola Feller y Calisa, que es Complejo Alimentario sociedad anónima, abocado a la elaboración de carne de pollo y a la exportación.
La empresa inició sus actividades en Villa Crespo, hoy ciudad de Crespo. Hace 25 años tuvieron que relocalizar la empresa porque, al crecer tanto Crespo, la planta quedó en el centro de la ciudad. “Tuvimos que irnos, obligados prácticamente, a Racedo, un pueblo olvidado, al cual, sin darnos cuenta, terminamos rescatando porque hoy 300 familias que trabajan con nosotros son de ese pueblo”, recordó.
Ahora está protagonizando una nueva mudanza hacia una zona de monte, en el norte de Entre Ríos, donde están levantando un alojamiento para reproductores de pedigree. A 10 kilómetros de allí, además están construyendo desde 2018 un segundo complejo para alojar todos los reproductores pesados que dan origen a la carne. Será un gran centro de genética avícola.
En Racedo, además, el grupo Motta está levantando una nueva planta de faena, que estaría operativa a mediados del 2021. “Hemos necesitado crédito del Banco Nación y también del exterior, pero con dificultades y todo, estamos invirtiendo”, resaltó el veterano empresario.