Héctor Hernández Vieyra cree que los integrantes de las comunidades agropecuarias argentinas deben comenzar a organizarse para hacer frente a una amenaza que puede poner en riesgo a la actividad: el avance sobre diferentes regiones de supuestos grupos “originarios” que reclaman proporciones cada vez mayores de territorios tanto del sur como del norte del país.
Para eso, junto a un grupo de referentes en derecho y seguridad, integra el recientemente creado “Foro de Seguridad Rural Argentino” con el propósito de crear una red de colaboración orientada a concientizar que detrás de diferentes hechos supuestamente aislados existe una estrategia integral.
“Estas pretensiones pseudo mapuches en las provincias del sur de nuestro país, pero también en el norte, se enmarcan dentro de una maniobra estratégica regional que afecta sustancialmente el patrimonio geográfico argentino y los intereses nacionales”, indicó a Bichos de Campo Hernández Vieyra, quien es abogado y productor agropecuario de Las Heras (Buenos Aires). Estuvo a cargo del Comité de Seguridad Rural de la Sociedad Rural Argentina y fue uno de los impulsores de la creación de diferentes patrullas rurales en la provincia de Buenos Aires.
-¿Quiénes están detrás de las acciones de estos grupos denominados originarios?
-Tenemos que cuestionar el término “originario” porque es una idea dialéctica impuesta a conciencia por los centros de poder para fomentar el enfrentamiento de quienes no deberían ser enemigos. Si originario es el que estaba antes, siempre hubo alguien atrás en la historia y nadie puede asegurar descender de los primeros; tampoco se dice cuánto hace falta haber estado en un territorio para ser considerado originario y si los antepasados de los que se consideran originarios no ejercieron la violencia para ocupar un territorio. La idea de lo originario fue acuñada por una especie de racismo anti-blanco, el único racismo bien visto y permitido. La idea de que debemos renunciar a nuestra herencia cultural europea y asumir la identidad amerindia para considerarnos verdaderos americanos es interesadamente rupturista e implica una agresión a nuestra identidad criolla que es inaceptable, además de ser una concepción racista en nombre del anti-racismo; una verdadera incongruencia.
Detrás de estos grupos hay poderes fácticos, mafias, proto-movimientos sociales, narcotraficantes, organizaciones guerrilleras y terroristas internacionales, como las FARC, que son aliados estratégicos de algunos de estos grupos armados identificados con corrientes indigenistas, como puede ser el caso de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), la Alianza Territorial Mapuche, la Weichan Auka Mapu en Chile y la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), entre otras, en la Argentina.
-¿Serían entonces varios los intereses y grupos interesados en financiar y promover a esas organizaciones con diferentes propósitos?
-Por supuesto, con el propósito de usurpar e ir copando sectores del territorio, que en el caso del sur del país son de tipo estratégico. La militarización reciente en Chile, en las regiones del Bio Bio y la Araucania, podría producir un “efecto derrame” en las provincias de Neuquén y Río Negro, porque estas organizaciones pueden llegar a correrse hacia el territorio argentino y en ese caso vamos a estar en un encerrona grande. Existe una indolencia o una complicidad de las autoridades nacionales, que fomentan el desarrollo de esta insurgencia, porque están llevando a cabo acciones en pos de la concreción de lo que denominan la Wall Mapu (Nación Mapuche), que afecta vastos territorios que abarcan desde el país trasandino hasta toda la pampa húmeda. Esto atenta contra la identidad nacional y contra la integridad territorial. Y estos vándalos dejan numerosas víctimas, porque usurpan propiedades, las destruyen, siembran el terror y, al sembrar el terror, son terroristas y no se les está aplicando la ley que corresponde, por lo que hay reticencia para que actúen las fuerzas federales, que son las que tienen competencia en ese tipo de delitos.
-¿Qué debería hacer el Estado frente a una situación como esa?
-Desocupar las zonas afectadas. Hay lugares que son de particulares y otros del propio Estado, como puede ser el caso de los parques nacionales. Por algo el gobierno chileno ha mandado al ejército para apoyar a los carabineros y militarizar las regiones afectadas por estas organizaciones. Allá los van a correr. ¿Y a dónde se van a refugiar? Evidentemente donde tienen garantías absolutas.
-¿Por qué cree que existe un garantismo en la Argentina al respecto?
-Es un tema ideológico. ¿Por qué no hay una respuesta inmediata? ¿Por qué no hemos enviado a la Gendarmería con todo el apoyo necesario? ¿Qué estamos esperando? La propia gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, solicitó ayuda al gobierno nacional a los gritos y le contestan que no corresponde cuando están ocupando rutas nacionales. Tenemos la región de “Vaca Muerta” cerca, que es estratégica. Esto preocupa además porque esta ocupación puede llegar a tener una proyección hacia la Antártida, que tenemos que resguardar. Los poderes detrás de estos movimientos quizás están manejando otros escenarios con proyecciones que van más allá de lo nacional.
Estos supuestos mapuches tienen su sede central en el Reino Unido (en referencia a la ONG Mapuche International Link) y los intereses británicos sobre la Antártida son elocuentes; si tenemos a los británicos en las Malvinas y también apoyando grupos insurgentes en Chile, estamos rodeados por ambos lados. Y todo apuntando bien al sur, a la Antártida. Más allá de ser una cuestión de las provincia del sur o del norte del país, miremos con proyección estratégica hacia dónde apuntan estas acciones.
Reynaldo Mariqueo (@Marhikewun) from Mapuche International Link, and @pcayuqueo, author of Historia Secreta Mapuche, talk about the important legacy of the Kingdom of Araucania and Patagonia in this @guardian article by @matyoukee today. #Mapuche #WallMapuhttps://t.co/ul7R6uOXwE pic.twitter.com/udnQCqCDnr
— M.I.L (@MapuLink) March 21, 2018
-Participó recientemente en el evento realizado en Tucumán para denunciar las usurpaciones que están teniendo lugar en el norte argentino.
-Sí. Allí se tocó el tema vinculado a la famosa Ley 26.160 (de relevamiento de comunidades indígenas), que fue sancionada a fines del año 2006 por un plazo de vigencia de cuatro años, pero fue prorrogada en tres oportunidades: 2009, 2013 y 2017, y que se está por prorrogar por cuatro años más. Es una ley muy peligrosa, porque es una ley de emergencia, lo que representa una barbaridad, porque no puede haber una emergencia que se extienda por dos décadas. Y cada vez que se prorroga, se van incorporando más pueblos pseudo originarios, porque la forma de acreditar que son originarios es cumplir un par de requisitos muy sencillos sin que eso implique una investigación.
Además, lo peligroso de esa ley es que se apoyó para la definición de pueblo originario en una resolución de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que originalmente era la 107 y ahora es la 169, que la modifica en un tema que es central: la 107 hacía referencia a poblaciones indígenas y la 169 habla de pueblos indígenas y el concepto de pueblo tiene una connotación geopolítica, porque un pueblo puede tener capacidad de autodeterminación. Eso es peligrosísimo, porque pueden llegar a buscar una secesión.
-¿Eso implica que las usurpaciones, que son observadas como casos particulares, con el tiempo se pueden llegar a transformar en un reclamo generalizado sobre una porción del territorio?
-Los casos que se registran en el norte del país, si bien son individuales, todos tienen un común denominador. Gente que era empleada en un establecimiento, contratista o arrendatario y un día le dijeron al dueño legítimo que ellos eran propietarios del lugar porque ellos son originarios del mismo. Y estas cosas aparecen porque la ley se sigue prorrogando y aparentemente contaría con el apoyo de la oposición para ser aplicada por cuatro años más. La ley es inconstitucional porque no puede haber una ley de emergencia por dos décadas; si se prorroga dejó de ser de emergencia.
Es increíble que en el siglo XXI estemos falseando nuestra historia, nuestra identidad, somos hispanos parlantes, hijos del Imperio donde no se ponía el sol. Con raíces europeas , si nos mezclamos y no sé aniquiló a ningún oriundo hemos creado a los criollos que somos nosotros mismos.
No perdamos de vista, a la Antártida, la quieren todas las potencias del hemisferio norte. Orgulloso de mí Argentina y de mis ancestros. Con trabajo, y tesón y menos política de charlatanes de feria.
Con profundas raíces familiares en la Patagonia, desde 1896 mis ancestros dedicados a la cría de ovejas en Santa Cruz, jamás tuvimos problemas con los indios, ni con ningún vecino, porque se mantuvo el estado de derecho. Hoy el estado fallido favorece la acción terrorista expansionista, la famosa ley 26160 es inaplicable porque otorga ocupación a la “comunidad”, que carece de entidad, por lo que otorgaría territorio a quienes no tienen personería, y tampoco obedecen la ley ni la bandera patria, simpemente se convertirá en territorio extranjero Seamos sensatos,y ni mencionemos etnias, al delincuente se le aplica el peso de la ley, es simple.
¿Falseando nuestra historia? No somos hijos de ningun Imperio, por eso los mapuches y pampas se aliaron a San Martín en su lucha contra los realistas y los matacos, diaguitas y aymaras con Belgrano en el ejército del norte. Somos hispanos hablantes, seguro. Pero he vivido en cuatro provincias y he aprendido (deficientemente) el quechua que se habla en todo el territorio Tukman (Santiago del Estero-Tucumán) y el guaraní en el norte de Formosa. Después he estudiado los movimientos rurales y campesinos por motivos profesionales y el usurpador en Argentina, tiene dos características en el s.XXI una su pertenencia a la patria sojera, vinculada en muchas provincias a la trata de personas y el narcotrafico, casos terribles existen en Santiago y segundo son mayoritariamente blancos. Generalmente el reclamo, viene sobre tierras que los productores agropecuarios compraron de manera (“oscurita”), llegan con un título de escribanias porteñas, rosarinas o cordobesas y desalojan a familias con muchos años de ocupación, incluso de antes de la llamada “conquista”. Lo que falta es un relevamiento serio, que audite cada escritura territorial y marque un antes y despues, sino esta construcción de una historia blanca y fraudulenta (ya que no existe un solo documento que la respalde) va a seguir poblando páginas como esta, que en lo personal me agrada y sigo con interes.