Buena noticia. La industria de la maquinaria agrícola está pasando por un buen momento. No tan buena noticia. No se consiguen todos los trabajadores calificados que necesitan.
Eduardo Borri, de la firma Metalfor de Marcos Juárez, será desde la próxima semana el nuevo presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes Agrícolas (Cafma), en reemplazo del bonaerense Néstor Cestari. En una charla realizada en su ciudad, Borri indicó que en el sector se está registrando un pequeño “boom” de la demanda de mano de obra. “Hoy necesitamos gente y no la estamos consiguiendo”, aseguró.
A su lado, en el marco de un panel realizado en el Primer Congreso de la Producción Agroindustrial Argentina, estaba la presidenta de la filial cordobesa de fabricantes, Afamac, Luciana Mengo, hija del fundador de una fábrica de silos ubicada en Río Tercero. Ella confirmó que, solo considerando la provincia de Córdoba, en el último año la demanda de equipos agrícolas creció un 30% y que eso obligó a las empresas del sector a incrementar en un 20% la demanda de personal. “Todos estamos proyectando un crecimiento y estamos corriendo los portones de nuestras fábricas para hacerlas más grandes”, se explayó Mengo.
En total, distribuidas en pequeñas localidades agrícolas de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, la Argentina cuenta con unas 700 pequeñas, medianas y grandes fábricas de maquinaria agrícola e implementos, que tienen una planta de personal total cercana a las 26.000 personas. Es un sector que genera una demanda de empleo muy particular, pues requiere personal capacitado en oficios tradicionales calificados, como torneros y soldadores, pero también de especialistas en nuevas disciplinas, como la electrónica, la robótica y hasta la inteligencia artificial. Lejos de las grandes ciudades y sin un buen sistema de formación profesional, conseguir mano de obra se hace una tarea difícil.
“El recurso humano es lo que más nos está costando formar. Somos fuente permanente generadora de trabajo y por eso en las épocas de bajas ventas no nos desprendemos de nuestros personal”, remarcó la presidenta de Afamac, que agrupa a unas 70 empresas de las más de 120 que existen en el rubro en Córdoba. Y algo parecido sucede en las otras dos provincias que tienen este tipo de industria.
Las fábricas argentinas de maquinaria, en esta coyuntura económica tan particular que vive la Argentina, están registrando un aumento de la demanda mayor al que registra el Indec en sus informes trimestrales, que incluso mostró una caída en el número de unidades vendidas en el segundo trimestre de 2021. Sucede que el instituto estadístico no discrimina entre equipos estrictamente nacionales y otros ensamblados en el país por las grandes marcas internacionales, que suelen figurar también como “industria nacional”. Esos jugadores globales dependen mucho de sus importaciones, que cotizan en dólares, y claramente se han ralentizado por las restricciones implementadas por el gobierno nacional.
Borri, quien asumirá en los próximos días el cargo que ocupa ahora Cestari, explicó que una de las prioridades de su gestión será trabajar en la capacitación de personal, que además quiera mudarse a pueblos pequeños que tienen fábricas, como Noetinger, Monte Buey, Armstrong o Las Parejas. En esta última ciudad existe un Centro Tecnológico en Maquinaria Agrícola que las empresas del sector quieren aprovechar más.
En los últimos días, los directivos de las cámaras de fabricantes agrícolas de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires fueron convocados al despacho del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien en tono electoral les prometió impulsar el proyecto de ley elaborado por el sector para identificar con claridad la maquinaria nacional de la que no llega a tener el 60% de componentes “made in Argentina” y, por lo tanto, no debería ser considerada del mismo modo en lo que respecta a las líneas crediticias oficiales. Esto, a juicio de los fabricantes, debería asegurar que los préstamos otorgados por los bancos públicos para adquirir máquinas se oriente a su sector. Hoy venden con tasas subsidiadas todas las marcas, sean propias o ajenas.
Borri, en este sentido, consideró que lo importante es exigir a los jugadores extranjeros (que sobre todo se especializan en el mercado de cosechadoras y tractores) el mismo tratamiento que reciben las empresas argentinas que pretenden vender en Brasil.