Daniel Gilardi es el fundador de una escuela de alambradores que se creó hace 9 años en Uribelarrea, en la provincia de Buenos Aires. Desde allí realizan capacitaciones en forma mensual a los interesados en poder trabajar en este tradicional oficio rural, que todavía tiene una intensa demanda. Así que los cursos suelen ser itinerantes ya que se trasladan a diferentes regiones del país para darlos.
“Para empezar a formar alambradores, tomamos la currícula o base que ya existía sobre instalaciones rurales y alambrados en el ministerio de Educación de Buenos Aires, porque queríamos darle a este curso un respaldo institucional”, explicó Gilardi a Bichos de Campo.
En su viaje de asesoramiento por diferentes establecimientos, Gilardi relató que notó una gran falencia en formación sobre alambrados rurales. “Viajando por muchas partes me di cuenta de que no había una buena escuela de la cual saliera bien formada la gente en hacer alambrados”, manifestó.
Mirá la entrevista completa realizada a Daniel Gilardi:
Para marcar la itinerancia de esta capacitación, Gilardi mencionó: “Tenemos una base que es la de Cañuelas, Uribelarrea y Marcos Paz, pero luego nos movemos hacia otros puntos del país. En enero, por ejemplo, estuvimos en una estancia en Río Gallegos, en el límite con Chile. O sea que, más allá de que lo típico nuestro es alambrado tradicional en madera o metálico, nos adaptamos a la necesidad del lugar”.
“Buscamos que los que participen de la formación, conozcan de productos y logren la eficiencia en ser productivos en el menor tiempo posible para que les genere un oficio rentable, tanto al empleado agropecuario como al que viene a tomar el oficio”, destacó Gilardi.
-¿Y hay trabajo como alambrador, sobre todo en tiempos de cuarentena por el coronavirus?
-Si, claro. En la escuela estamos en contacto con una base de 500 alambradores de todo el país. En estos días hablé con gente de Marcos Juárez, de Tandil y de Mercedes, y me dicen que, aunque un poco menos de lo habitual, están trabajando. Charlamos también de la metodología de trabajo y me cuentan que la persona que los contrata les envía el permiso y ellos salen a trabajar- respondió.
Gilardi aseguró que “el oficio es realmente muy interesante, porque está en permanente contacto con la naturaleza, y sobre todo, es rentable porque hay una gran faltante del oficio. O sea que hay demanda”.
Las capacitaciones teórico prácticas son brindadas por especialistas en alambrados con más de 50 años de experiencia, y las mismas se trasladan a pedido de las empresas o entes interesados a diferentes provincias.
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La Escuela de Alambradores tuvo sus orígenes en el Centro de Educación Agraria N°3 de Cañuelas, en conjunto con la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco de Uribelarrea. Hoy dichos cursos se brindan de modo mensual en Uribelarrea o una vez al año en la Escuela Agrotécnica 1 de la localidad bonaerense de Marcos Paz.
Gilardi, además de ser el fundador de la escuela de alambradores, y de enseñar el oficio, es el creador del Campeonato Nacional de Alambradores, que se hace en conjunto con Expoagro y la firma Acindar, y cuya misión, además de introducir tecnología, es la mejora constante del oficio. Los integrantes del jurado son docentes de la escuela.
Los alambradores están orgullosos de su oficio. Y hasta tienen su propia efeméride en Argentina: desde el 2019, cada 20 de marzo en Chascomús se celebra el Día del Alambrador, en homenaje a Richard Blake Newton, hacendado inglés que introdujo el primer alambrado en Argentina, en la Estancia Santa María del partido bonaerense.