Si hace 20 años le decían a Gustavo Aberastegui que iba a exportar sus mixers a toda la región, probablemente se hubiera reído. Lo que escuchó desde chico, cuando ingresó como operario a la fábrica de la que luego se convirtió en dueño, es que Uruguay no es país productor de maquinaria agrícola, y fue justamente eso lo que se encargó de contradecir durante toda su carrera.
Que lo ha podido hacer no quedan dudas, pues además de vender sus insumos a Paraguay, Brasil, Ecuador, Argentina y Panamá, también es el presidente de la Cámara Uruguaya de Maquinaria Agrícola (Cufma), creada hace 12 años por iniciativa de los mismos fabricantes.
Hoy, a ambos lados del mostrador, como productor y dirigente, reconoce que el sector ha hecho un esfuerzo enorme por ser reconocido dentro del país vecino, pero advierte que, en comparación con los importados, aún tienen la cancha inclinada.
Cuando Gustavo habla de hacerse de abajo, sabe bien a lo que se refiere. Su empresa, Mary SRL, acumula 63 años en el rubro, y en su planta de Santa Catalina, en el departamento de Soriano, se aboca a la fabricación de mixers, palas cargadoras, distribuidores de estiércol y vagones forrajeros, entre otras herramientas. Allí ingresó cuando era muy joven, y la adquirió junto a su hermano cuando los dueños quisieron venderla.
También vivió cómo fue hacerse desde abajo como sector, porque si bien cuenta con unas 30 empresas abocadas a la maquinaria agrícola, Uruguay no es generalmente reconocida por esa industria, que de hecho fue invisibilizada internamente durante décadas.
“Eso ha sido un una lucha de muchos años, que nos ha llevado a los fabricantes a unirnos en la cámara para poder demostrarle al Gobierno y a la región que Uruguay es un país no sólo agrícola sino también exportador y fabricante de maquinaria agrícola”, expresó.
Y, con lobby sectorial y resistencia lo han logrado, aunque saben que todavía les queda mucho camino por recorrer.
Mirá la entrevista completa con Gustavo Aberastegui:
Con una estructura de 60 empleados, y unas 16 marcas de Turquía, Canadá, Brasil y Argentina con las que competir, la empresa de Gustavo no la tiene sencilla.
Así y todo, hace ya 11 años que se convirtió en uno de los primeros fabricantes uruguayos en exportar su maquinaria agrícola a la región, y por eso hoy los mixers y herramientas de Mary están también en otros campos de países vecinos.
“Cuando empecé me miraban raro”, recordó, y señaló que darse a conocer como fabricantes, sin tener una industria de autopropulsados ni un elevado nivel de desarrollo tecnológico, “es un proceso largo y duro”.
La respuesta, al menos en su caso, parece haberla encontrado en el servicio posventa, un aspecto clave sobre todo en su rubro, que es el de la alimentación animal para producción lechera y cárnica. “Ofrecemos un respaldo los 365 días del año, y eso para el productor es muy importante a la hora de tomar una decisión”, aseguró.
Y ese diferencial no sólo lo explotan para competir con la maquinaria importada, sino también para posicionarse en otros países. “Para ganar un mercado, antes de la primera herramienta vendida uno tiene que tener un gran servicio de respaldo”, sostiene Aberastegui, que ha conformado una red de soporte en cada país donde vende sus productos.
Si hay un imponderable en un tambo lechero de Ecuador, por ejemplo, su empresa va al auxilio. Se los permite el sistema con el que cuentan, mediante el cual subcontratan a talleres o metalúrgicas de cada país, los capacitan y les dan los kits para brindar asistencia.
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No obstante, que ingresen importados, nuevos o usados, no es novedad para ellos, pues en Uruguay eso es así desde hace mucho tiempo. Lo que hace que el proceso sea aún más cuesta arriba para la industria local es el hecho de que todo lo que se importa no tiene gravámenes, y eso lo torna muy competitivo frente a los insumos uruguayos.
Es justamente en ese punto donde hoy se erige la discusión sectorial, pues lo que piden es que se le cobre impuesto a aquella maquinaria importada que ya se produzca internamente, para fomentar así la industria uruguaya.
“Apostamos siempre al diálogo, y creo que esa mejora se va a ver reflejada. Es más mano de obra para el país y más fuentes de trabajo”, señaló el dirigente, que asegura que hoy la Cufma mantiene una buena relación con el Gobierno y confía en que más temprano que tarde, el sector asomará cabeza de forma definitiva.