Son 43 “asociad@s” (sí, con @) y varios en proceso de afiliación los que integran el Grupo Asociativo de Café Especial de Tarqui, en Colombia. La organización surgió en 2013 con el objetivo de satisfacer la demanda internacional de café especial, y de mejorar la calidad de vida del caficultor: al ahorrarse los intermediarios cada productor podría mejorar sus ingresos y, por lo tanto, su vida en cosas tan concretas como tener casas con pisos, baño y más habitaciones. Y así fue.
“Los cultivos de café están ubicados en las montañas, a una altura de 1500 a 2000 metros sobre el nivel del mar. Nuestro municipio (Tarqui) está dividido por una loma morada que separa la zona rural de la urbana”, explica Francy Elena Osorio Criollo, gerente del Grupo y que actualmente realiza una Maestría en Ciencia y Tecnología en Café. “Es el único municipio en la región de Huila con pisos térmicos, dos mítacas (entresacado) y 2 cosechas anuales. Por lo tanto tenemos el mejor café”.
Francy es la primera gestora de cafés especiales de su municipio, quien incluyó a las mujeres en el Grupo y las impulsó para dar a conocer su producto al mundo y así ayudar a la economía de cada familia. La loma “morada” recibe este nombre debido al color de su vegetación y los pisos térmicos son suelos con diferentes temperaturas según las cuales prosperan distintos cultivos.
“Para control de plagas no usamos productos químicos sino biopreparados elaborados por nosotros”, explica Francy. “Por ejemplo, para la roya utilizamos una mezcla de agua hervida con azufre, cal y jabón, para no tener que comprar ni pegante (un ligante para la fórmula). Esto nos resulta económico y muy eficiente, al tiempo que cuida el ambiente, las personas y hasta a las abejas. También hacemos abono con los residuos de las fincas”.
En promedio, cada caficultor posee 5 hectáreas. La producción es de 1 kilo por árbol, se plantan 5.000 árboles por hectárea y la recolección es manual. El Grupo exporta toda su producción a Ucrania, Noruega, Estados Unidos, Canadá y Australia. Cuenta con su propia central de torrefacción (para tostar el café) y su tienda. La exportación en verde va en sacos de 70 kilos, en tostado en grano y molido desde 1 libra a toneladas; y se entrega en pergamino (con cáscara) a las comercializadoras nacionales.
“Vendemos desde la línea estándar hasta la especial en verde (con valores entre 2 dólares y 6 dólares por libra) y tostado (tenemos 5 líneas distintas desde 9 hasta 16 dólares/libra). No tenemos competencia, sólo manejamos calidad, y el que prueba nuestro café queda convencido de que somos especiales y muy buenos”, detalla Francy con orgullo.
“Barreras a superar fueron que somos campesinos y se nos ha dificultado un poco el tema de las TICS (nuevas tecnologías) para darnos a conocer, pero lo hemos solucionado y ya tenemos nuestra marca y página web”.
El grupo también realiza ferias de café especial de Tarqui (este año es la octava), brinda capacitaciones a los caficultores locales y está iniciando un proyecto de turismo cafetero, donde participan todas las fincas asociadas. Además, hay productores que están haciendo la transición al café orgánico acompañados de su cliente australiano Shared Source, quien los bonifica por ser orgánicos.
“Soy campesina de cepa; mi primera carrera fue la enfermería y trabajé en mi comunidad ocho años. Yo veía que el café movía la economía pero que el caficultor sólo sabía sembrarlo y recolectar, y que otros vivían mejor que nosotros con nuestro producto. Así que decidí darle un cambio a mi vida y a la de los campesinos caficultores”, relata.
Así, Francy se fue a concursar para ser catadora y ganó, por lo que partió a la ciudad a aprender, dejando esposo e hijo por unos meses. Cuando regresó ya estaba dispuesta a organizar un grupo y a abrir el punto de acopio del café local. Paralelamente empezó a cursar la carrera de agroforestal y luego la de agronomía.
“En este tiempo hemos aprendido cómo es el negocio directo y contamos con el apoyo de varias entidades, entre ellas la Cámara de Comercio de Neiva, y nos hemos capacitado con Procolombia, con la Gobernación de Huila y el SENA, Servicio Nacional de Aprendizaje”, dice Francy.
“Hoy el Covid-19 afecta a todo el mundo ya que nos limita el acceso a los puntos de acopio, al transporte y además hay un altísimo nivel de costos, sumado al temor de enfermarnos nosotros y nuestras familias. Pero de todos modos seguimos produciendo café y consolidando nuestro grupo de trabajo”, concluye Francy con determinación.
Excelente articulo…soy productor Agropecuario y me gustaría recibir sus boletines de noticia
Hum!. Muy importante todo esto. Pero, las cosas se pondrán tan difíciles que, nadie querrá comprar nada.