Continúan apilándose las críticas a la última resolución emitida por el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM), la 170/2021, que estableció un límite a la plantación de nuevos yerbales: sólo se podrán plantar hasta cinco nuevas hectáreas por año.
Esto generó no sólo desacuerdos entre las dos principales provincias productores, Misiones y Corrientes, sino también de entidades como la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), la Cámara de Molineros de Yerba Mate de la Zona Productora y la Confederación Económica de Misiones, las cuales advirtieron que podría haber faltantes de yerba mate a causa de la medida.
Frente a ese escenario, el presidente del INYM, Juan José Szychowski, salió al cruce de esas proyecciones y dijo que “tanto la producción de hoja verde como la provisión futura de yerba mate a los consumidores se encuentran totalmente garantizadas”. Y aseguró que cinco hectáreas adicionales por año representa “una extensión más que suficiente para abastecer de yerba mate elaborada al mercado local y las exportaciones”.
¿En qué cifras se sostiene tal afirmación? A través de un comunicado, el INYM señaló que “la superficie cultivada de yerba mate en Misiones y Corrientes suma 177.543 hectáreas, mientras que se encuentran inscriptos 9983 productores. Si cada uno de ellos plantara cinco hectáreas, en un solo año se podrán generar 49.915 nuevas hectáreas”. Es decir: un 28% más.
Recordaron además que la resolución 170/2021 habilita a implantar hasta un 2% más de la superficie declarada, pudiendo sumar otras 3550 hectáreas. “En resumen: por año la actividad yerbatera tiene la posibilidad de incorporar 53.465 hectáreas. Todo esto sin contar que no existen limitaciones para la reposición de las plantas secas o muertas”, indicaron.
Para poner más leña al fuego, Szychowski sostuvo que quienes se oponen a la nueva resolución son los que aprobaron en 2017 la resolución 059 “que prohibía realizar plantaciones durante el 2017, 2018 y 2019 e incluso establecía cupos de cosecha obligando a dejar un 20% en planta. Con esa medida se ponía en riesgo la capacidad productiva y se causaba un grave perjuicio a los pequeños productores y tareferos”.
Por el contrario, afirmó que la nueva medida “efectúa un ordenamiento más racional de la actividad y afianza el arraigo de los pequeños productores en sus chacras y, a la vez, los protege ante el avance de los sectores que tienen gran capital. La actividad yerbatera requiere del compromiso a largo plazo de los directores del INYM, más allá de la conveniencia circunstancial del sector al que representan”.
“Este ordenamiento – añadió – implica fortalecer la libre competencia y evitar el abuso de posiciones dominantes, porque estamos en contra de que nuestra actividad yerbatera derive en un oligopsonio, donde unos pocos puedan tener el control y el poder sobre los precios y las condiciones de transacción”.