Por Nicolás Razzetti.-
En esta campaña, si la seca no complica demasiado las cosas, habrá maíz para hacer puré, como se suele decir en el sector cuando sobre-abunda una mercadería. Según las estimaciones oficiales, en 2017/18 se sembrarían casi 10 millones de hectáreas del cereal, lo que incluye tanto lo que va para autonconsumo en el campo (como silo de maíz o grano) y lo que se termina volcando al circuito comercial para los diferentes tipos de consumo o para la exportación.
De acuerdo a los que señalaron en los últimos meses los funcionarios de Agroindustria, así se llegaría a una producción de 51 millones de toneladas. Si a eso se agregan las 10 millones de toneladas calculadas como stock final por la cartera agrícola, la oferta total superaría las 60 millones de toneladas y prácticamente empataría a la de soja.
Ese volumen obligará a exportaciones récord de maíz y asegurará un volumen muy alto para el consumo local. Esto en un contexto de gran oferta global. Por caso, Estados Unidos, que es el gran productor mundial, llegaría a un récord de 370 millones de toneladas, mientras que también crecerá la producción de Brasil.
El salto productivo en maíz en nuestro país fue notable. Hace sólo un par de campañas se producían menos de 30 millones de toneladas. La quita de retenciones (mientras permanecían en 30% para la soja), la liberación de la comercialización (eliminación de Roes y de cupos exportables), y la necesidad de rotación del cultivo expandió el área de forma notable.
Tanto oferta del cereal impone nuevos desafíos comerciales a la cadena.
A nivel del productor, y de acuerdo a los que comentaron los analistas, se requiere un seguimiento continuo del mercado. “El mercado mundial está inundado de maíz y trigo, y los fondos están vendidos sobre todo en maíz”, explicó el corredor Delfín Morgan. Para el operador, “con los precios que tiene la soja en las posiciones futuras en torno a los 270 dólares, al productor le convendrá vender la oleaginosa y esperar las oportunidades que ofrezca el mercado de maíz. Hoy, a menos de 150 dólares, no vende nadie”, agregó.
El analista Sebastián Salvaro coincidió con la estrategia que explicó Morgan y agregó: “El productor es el que asume mayores riesgos porque debe sembrar en un escenario climático incierto, luego cosecha y comercializa una mercadería que estará sobre ofertada. Por eso es importante aprovechar los buenos precios de la soja e ir viendo qué alternativas se presentan para el maíz”.
La súper producción de maíz abrirá ventanas para el agregado de valor en origen, para su consumo consumo como energía o su transformación en carnes. El mercado interno (restando lo que se consume tranqueras a dentro), absorberá cerca de 17/18 millones de toneladas. Para avícolas, feedlots y cerdos la provisión está asegurada y quedan prácticamente descartadas las posibilidades de disparadas de precios. Para los productores agrícolas más alejados de los puertos está la alternativa de intentar avanzar en otros eslabones de la cadena, consumiendo el maíz a nivel local y evitando los prohibitivos fletes a puertos. Pero eso requiere de mucho dinero y de estrategias de inversión viables y sustentables.
Por el lado del acopio el problema está en cómo manejará un volumen de producción de maíz, que junto con la soja sumará 120 millones de toneladas. Esto además de otras cuestiones vinculadas con los costos de la actividad, como los incrementos en combustibles (gasoil y gas necesarios también para acondicionar los granos) y de fletes que tallarán en la definición de los precios y en los márgenes del negocio.
Finalmente, del lado de la exportación se presenta el desafío de colocar un volumen enorme de maíz en un mercado saturado de granos forrajeros. Salvaro dijo que “si se confirman las cifras oficiales y si se planea sostener los niveles de stock finales de las últimas campañas habrá que colocar bien por encima de las 30 millones de toneladas”, lo que implicará nuevos esfuerzos por generar negocios y mercados.
Esa mayor oferta de maíz está generando nuevas inversiones portuarias. Distintos analistas destacaron la inversión en un nuevo puerto que Aceitera General Deheza (AGD) está haciendo en Timbúes y que fuera anunciada meses atrás, También la cooperativa ACA proyecta un puerto para cargar maíz en esa zona. En tanto, hay versiones de que un consorcio de empresas planea una expansión de Terminal 6.