El Ministerio de Agroindustria lanzó este lunes un programa de trabajo hasta 2030 para aumentar la superficie agrícola bajo riego hasta 6 millones de hectáreas desde las 2 millones irrigados en la actualidad. Esto debería suceder en doce años.
La Resolución 108/2018 firmada por el ministro Luis Etchevehere, dispone la creación en la órbita de la Subsecretaría de Agricultura, a cargo de Luis urriza, del denominado “Plan Nacional de Riego 2018-2030”. Ese plan, según se definió, “está destinado a constituir la base sobre la cual se elaborarán los diferentes programas y proyectos que aborden diferentes áreas de la temática de la agricultura irrigada, e impulsar su desarrollo integralmente sustentable en todo el territorio nacional”.
En la actualidad, según los datos oficiales, la Argentina cuenta con una superficie bajo riego de cerca de dos millones de hectáreas, de las cuales la mayor parte (cerca de 1,4 millones de hectáreas) son cultivos regionales con riego permanente, mientras que otras 600.000 hectáreas responden a modelos de riego complementario en cultivos extensivos.
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Pero los expertos de la cartera agropecuaria consideran que “existen recursos hídricos disponibles, tanto de origen superficial como subterráneos, para expandir la frontera agrícola con riego en el país en cifras relevantes”, siendo posible llevar la superficie de riego a seis millones de hectáreas en 2030.
Para alcanzar dicho objetivo, aclara la normativa, “se requiere de una importante inversión en nuevas obras de captación, conducción, distribución y drenaje, como también obras de mantenimiento y modernización de sistemas existentes a través de los organismos públicos especializados”.
En ese sentido, el plan se propone trabajar para “ampliar la disponibilidad de recursos financieros, tanto públicos como privados, para la promoción de inversión privada en modernización o expansión de la superficie bajo riego, a través de la conformación de Asociaciones Público-Privadas (APP) y la negociación entre el Ministerio de Agroindustria con bancos nacionales y provinciales de las líneas de crédito disponibles y otras a crearse con tasas de interés promocionales”.
De todos modos, en el artículo 3° de la resolución se aclaró que “se prevé que el diseño y posterior ejecución de los proyectos de obras en infraestructura pública necesarias para los sistemas de riego, serán solventados con financiamiento externo”.
En los fundamentos que dan origen a este plan, la cartera agropecuaria reconoce además que los sistemas de riego actuales generalmente muestran una “baja eficiencia de conducción” del agua, a la vez que hay “modelos de gestión hídrica insuficientes” que comprometen a los gobiernos provinciales y los consorcios de usuarios.
El Plan Nacional de Riego 2018-2030, en ese sentido, colocó como otro de sus ejes el “fortalecimiento de instituciones públicas y privadas, para mejorar la gestión institucional del riego”. Otros puntos del programa serán la armonización de le legislación, y el diseño de estrategias de adaptación al cambio climático.
Para poner en marcha este plan Agroindustria conformará la llamada “Mesa Nacional de Riego”, con representantes de organismos del Gobierno Nacional, de las Provincias, de las autoridades provinciales del Agua y de organizaciones de usuarios o regantes.