En la Argentina la sequía dejará una cosecha reducida de maíz y soja, los productos que más dólares aportan a la economía. Eso se da en un contexto de incremento de los precios en el mercado mundial, como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania que complica a la economía global y que disparó los valores de los granos.
Para Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), “la guerra Rusia-Ucrania es, a su vez, una guerra agrícola, porque son dos potencia mundiales del negocio”.
“Rusia lo fue históricamente y Ucrania basó su crecimiento económico en el desarrollo agroindustrial. Era un pequeños productor de girasol y hoy es una potencia mundial con más del 60% del mercado (de ese producto) y del 75% junto con Rusia. Ambos tienen gran participación en el (mercado) de trigo y en maíz en el caso de Ucrania. Por lo tanto el impacto en precio y abastecimiento es grande”, explicó.
Escuchá la entrevista a Gustavo Idígoras:
El titular de Ciara-Cec contó que la guerra generó reacciones para ellos impensadas poco tiempo atrás, pero descartó que los buenos precios puedan ser aprovechados por el Gobierno, la economía y el sector agropecuario.
“Recibimos comunicaciones de supermercados europeos que nos piden aceite embotellado con marcas propias. El gobierno de Líbano quiere que lo abastezcamos con trigo. El gobierno de España dijo que no iban a subir más los alimentos porque van a comprar en Argentina. Pero son todos supuestos porque hay restricciones para exportar. El volumen de trigo está al 100%, en maíz casi no tenemos más autorizaciones. La Argentina, entonces, no va a capturar los beneficios” de este escenario de precios, fue categórico el directivo empresario.
Idígoras dijo que esto es consecuencia de las políticas nacionales: “Hay un cúmulo de problemas y de distorsiones en el mercado local que generan la imposibilidad de capturar los beneficios de esta situación. El mundo nos ve como potencialmente abastecedor, pero la Argentina no está en condiciones de hacerlo por el régimen cambiario, derechos de exportación, volúmenes y porque el gobierno privilegia al mercado interno por sobre la exportación”, describió.
La Argentina necesita dólares para compensar importaciones o para pagar deuda, pero la política económica no hace más que desaprovechar oportunidades. En materia de granos, el gobierno definió “volúmenes de equilibrio”, es decir una suerte de cupos para la exportación. En el caso del maíz de la campaña 2021/22 es de sólo 25 millones de toneladas. En el trigo, de 14,5 millones.
“El ministro Julián Domínguez intentó que la exportación buscara un mecanismo de autorregulación y la exportación le dijo que eso no puede existir. Nuestro trabajo es que ese tipo de volúmenes sean lo más altos posibles. No puede ser que Argentina vaya a vender sólo 25 millones de toneladas en una campaña, debe vender más de 40 millones y darle previsibilidad y transparencia al mercado”.