Pobre Greta Thunberg. La adolescente sueca que retó a los gobiernos de todo el mundo por no hacer nada para remediar esta planeta hecho pelota tiene toda la razón en patalear: el cambio climático nos afecta a todos por igual y algo hay que hacer para pararlo. Pero de tan profunda y dolorosa, su proclama podría ser funcional a otros intereses y terminar jugando en contra de los países productores de alimentos.
Greta no tiene nada que ver. En todo caso, sus responsabilidades pasan por haber ayudado a desencadenar un proceso tan peligroso que las 34 naciones americanas que conforman el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura) han decidido enfrentar, para evitar primero la demonización de la actividad agropecuaria y luego medidas restrictivas al comercio impuestas desde las naciones más poderosas del planeta.
El peligro que acecha a los países agrícolas de Latinoamérica, y más especialmente a los agroexportadores del Cono Sur (entre ellos a la Argentina) no se llama Greta, en realidad. Se llama Cumbre de Sistemas Alimentarios, un foro global que fue convocado por la ONU y que tendrá una precumbre dentro de pocos días en Roma. Esta es la explicación oficial para semejante convocatoria:
Lo que se discutirá allí es como se debe alimentar al mundo de modo sustentable. Y lo que se teme es que de allí, dónde imperan los intereses de los países centrales, nazca una fuerte ofensiva que demonice la agricultura convencional.
A modo de ejemplo, uno de los capítulos más fuertes de la agenda tiene que ver con las emisiones de GEI (Gases de efecto invernadero) que tanto denuncia Greta y que muchos movimientos ambientalistas han tomado como argumento para atacar a la ganadería (ya que los bovinos emiten metano) sin reparar que, por lejos, la mayor fuente del calentamiento global está vinculadas a la quema de hidrocarburos en los países más desarrollados.
Con estos nubarrones en el horizonte, que podrían impactar a mediano plazo en mayores exigencias o en restricciones al comercio de alimentos desde esta región, el IICA convocó esta lunes a una conferencia de prensa de la que participó Bichos de Campo. En principal objetivo fue mostrar un silencioso trabajo, realozado en los últimos meses, para unificar posiciones de cara a esa cumbre, que tendrá su capítulo final en diciembre en Nueva York. El logró palpable es que los 34 países de esta región han consensuado 16 “mensajes” dirigidos a la comunidad internacional. este es el documento que los contiene:
Cumbre de los sistemas alimentarios 2021En la conferencia, piloteada por el argentino Manuel Otero, que preside el IICA, estuvieron los ministros de Agricultura de Paraguay, Santiago Bertoni; de Guatemala, José Ángel López Camposeco; y de la caribeña San Vicente y Las Granadinas, Saboto Caesar; como para mosrtrar que no hay fisuras. Son ellos los que llevarán la voz cantante a la precumbre de Roma.
“El secretario general de ONU hizo la convocatoria para esta cumbre para los sistemas alimentarios. En la región realizamos más de 40 reuniones regionales y varias hemisféricas junto a la FAO, donde la idea era estimular convergencias, contenidas en estos 16 mensajes que se van a llevar a la cumbre. En América conviven países que son muy diferentes, pero en esa heterogeneidad está nuestra fuerza”, explicó Otero.
Luego explicó la importancia de defender una posición común a favor de nuestros modos de producción. Recordó que “una de cada tres toneladas de alimentos que se exportan en el mundo vienen de nuestro continente” y que “el 51% de los empleos vienen del sector agrícola”. Por eso enfatizó que “con la certeza de saber que estamos haciendo muchas cosas bien en materia ambiental, tenemos que defender nuestros sistemas alimentarios”.
Buena parte de los textos que los países americanos llevarán a Roma nacieron de una proclama del CAS (Consejo Agropecuario del Sur), que integra la Argentina. De allí que el rol del ministro paraguayo Bertone sea clave en esta contienda global, donde la cancha parece estar inclinada a favor de las naciones más desarrolladas, de donde por cierto proviene la joven Greta.
“La región quiere ver reflejadas sus opiniones. La opinión de los productores debe ser escuchada y yo creo que el rol del comercio internacional es fundamental. Por eso es imperativo seguir trabajando para tener un comercio en base a la regulaciones basadas en la mejor información científica disponible”, dijo Bertone, temeroso que de la cumbre puedan surgir recomendaciones muy duras contra el uso de agroquímicos y la actividad ganadera, y que eso sirva como excusa para penalizar el comercio de productos agropecuarios.
La Argentina está involucrada e incluso el subsecretario de Coordinación Política del Ministerio de Agricultura, Ariel Martínez, anticipó que el ministro Luis Basterra tiene previsto viajar a Roma, junto a su par de Brasil, Tereza Cristina, para hacer de soporte político a los negociadores.
Martínez dijo que la importancia de esta cumbre implica un desafío mayúsculo, que es poder evitar que los países más poderosos del Hemisferio Norte vuelquen la responsabilidad de mitigación del cambio climático sobre las nacionales en vías de desarrollo que, como la Argentina, dependen mucho de su actividad agropecuaria.
El funcionario argentino, quien destacó que el país es responsable de solo 0,7% del total de emisiones glovales GEI, subrayó que “esta es una región que no viene a defenderse de absolutamente nada, sino a mostrar lo bien que esta haciendo las cosas. Nuestros sistemas son buenos a la hora de capturar carbono y lejos está de ser un sistema de producción que pueda ser acusado. Nosotros somos parte de la solución y no del problema”, indicó.
El brasileño Fernando Zellner recordó que el documento que surja de la Cumbre de la ONU no será vinculante ni de cumplimiento obligatorio para los países. Pero expresó que el temor es que “la cumbre va a producir una narrativa sobre los sistemas alimentarios y hacia dónde deben ir” que se teme sea construido a la medida de Greta y muchos intereses ocultos detrás de ella y sus reclamos, como la agenda europea de agricultura verde para 2030 o los intereses de grandes corporaciones que apuestan a la producción de carne de laboratorio.