Nadie discute que los gases que emiten los vacunos como producto de la fermentación entérica an alguno de sus tantos estómagos son uno de los factores que generan los llamados GEIs (Gases del Efecto Invernadero), que a su vez provocan el calentamiento paulatino del planeta y los trastornos cada vez más visibles en el clima. A los bovinos se les imputa uno de los gases más letales para el ambiente luego del dióxido de carbono, el metano.
En la última medición oficial de los GEIs para la Argentina, se indica que el sector agropecuario es generador de 144,3 MTCO2 Eq, y que el 34% de esa incomprensible cantidad proviene del aparato digestivo de los bovinos, debido al proceso mediante el cual los carbohidratos son descompuestos por microorganismos en moléculas simples para la absorción en el flujo sanguíneo.
Así las cosas, según el último inventario del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el segundo emisor de carbono de la Argentina es el agro, con 39% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Como ya se dijo, la ganadería la actividad con mayor incidencia en el resultado final.
Sí, señor juez, las vacas son culpables de emitir elevadas flatulencias de gas metano. ¿Pero no podemos arreglar alguna cosa para atenuar estas culpas?
Un comunicado de la Sociedad Rural Argentina (SRA) resaltó en las últimas horas una presentación realizada en un seminario organizado por esa entidad y la Dirección General de Asuntos Ambientales del ministerio de Relaciones Exteriores. En defensa de las vacas, allí expusieron los doctores Ernesto Viglizzo y Florencia Ricard. Viglizzo asesora en temas ambientales a GPS (Grupo de Países Productores del Sur) y a la SRA. Es ingeniero agrónomo, doctorado en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, investigador Principal del CONICET y ex investigador del INTA.
¿Qué argumentó la defensa? Básicamente que la medición solo toma en cuenta las emisiones, y que no estaría haciendo un balance que contemple el secuestro de carbono que hace la producción agropecuaria nacional. Por eso los bovinos caen tan mal parados.
“El sector rural está generando un crédito de carbono que no está contemplado en los inventarios”, aseguró Viglizzo, frente a técnicos de Cancillería, el Ministerio de Ambiente, de Agroindustria, entidades rurales y referentes de la organización civil en temas ambientales. Según su investigación, “aunque la ganadería es una importante emisora, el secuestro de pasturas, bosques, arbustales y pastizales que integran los planteos ganaderos nacionales es mucho mayor”.
“Como el balance es claramente positivo, ese crédito de carbono alcanzaría los 178 millones de toneladas al año, que cubriría el 179% de la emisión de gases de efecto invernadero de otros sectores de la economía nacional. Por lo tanto, si tal estimación fuera aceptada, la Argentina podría entrar en la categoría de país Carbono Neutro”, afirmaron los expertos.
Ser Neutro, queda claro, sería más o menos como ser inocente en este tipo de delitos ambientales.
El presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere, está siguiendo más que atento todo esta debate global y por eso promueve la revisión del sistema de medición de las GEIs. “Tenemos que cooperar para que el diagnóstico atienda todas las opciones de análisis y sea lo más completo posible”, explicó.
La ministro Marcia Levaggi, directora general de Asuntos Ambientales de la Cancillería, recogió el guante. “Tenemos una oportunidad para analizar cómo contabilizamos las emisiones y secuestros y contrastar con las metodologías que se vienen usando. El IPCC es el órgano que valida las metodologías para medir las emisiones y capturas de carbono en suelo”, evaluó.
Para la funcionaria,un ámbito propicio para hacer escuchar esta posición será la próxima reunión de la Cumbre del Cambio Climático en noviembre, en Bonn, Alemania. “Es importante en este sentido que la investigación del Dr. Viglizzo se difunda a nivel interno a fin de tener un consenso que pueda ser presentado a nivel internacional”, sugirió.