El hecho de que los frigoríficos puedan exportar cueros sin curtir libres de derechos de exportación contribuyó a mejorar la capacidad de pago del sector industrial cárnico, aunque, en un contexto de elevada inflación, ese logro no se logra evidenciar en las góndolas.
El derecho de exportación hace inviable la exportación la cuero sin curtir, lo que obligaba a los frigoríficos a recurrir a las curtiembres, muchas de las cuales, durante el inicio del período de aislamiento obligatorio, ni siquiera retiraban el material de los frigoríficos para generar así un problema ambiental.
La cuestión es que la suspensión del derecho de exportación expira el próximo 31 de diciembre y los frigoríficos están solicitando que se extienda hasta 2021. La razón es simple: pueden recibir hasta 12 pesos + IVA por kilo de cuero en buen estado de novillo, novillito y vaquillona; como cada cuero pesa unos 25 kilogramos, eso representa un ingreso mensual del orden de 900.000 pesos para una planta que faena 3000 cabezas por mes.
Gracias a ese mejor ingreso, junto con la recuperación que registró el precio de las menudencias en las últimas semanas, en la provincia de Buenos Aires el costo del servicio de faena se redujo a unos pocos pesos por kilogramo, mientras que en otras situaciones el usuario no paga nada y en algunos casos incluso está cobrando algunos pesos por kilo.
Las diferentes situaciones dependen de múltiples variables, tales como escala de faena, calidad del servicio, ubicación del frigorífico y estrategia comercial empleada para valorizar el “recupero”, entre otras.
“Si bien toda reducción de costo ayuda, un costo de uno o dos pesos por kilo no es significativo para una media res puesta en carnicería que tiene actualmente un valor de casi 300 pesos por kilo”, explicó a Bichos de Campo Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA).
Con tal precio –producto de la creciente desvalorización del peso argentino, es decir, de la inflación– un carnicero no llega a obtener 5000 pesos por cada media res vendida, dinero con el cual tiene que pagar salarios, servicios e impuestos para luego intentar obtener un margen de utilidad.
“La carne hoy no es negocio: el ajuste de precios (de la hacienda y la carne) registrado en las últimas dos semanas es para poder llegar al punto de equilibrio; los carniceros necesitan un volumen de ventas muy elevado para poder cubrir los costos fijos en la actual coyuntura”, indicó Rafael.
En la provincia de Córdoba, en tanto, se mantiene el valor del servicio de faena a matarifes en valores de 12 a 14 pesos por kilo básicamente porque el reparto de la carne está a cargo de la planta de faena, mientras que en Santa Fe se está abonando entre 2 a 5 pesos por kilo menos que en la provincia mediterránea.
El cuero, junto con las menudencias, sebo y hueso, constituye el denominado “recupero”, por medio del cual los frigoríficos que brindan servicios a terceros cobran parte o todo el costo del servicio.