El trigo argentino es el cultivo más comprometido por la suba del valor de los insumos agrícolas registrada desde el último tramo del año pasado.
El combo integrado por derechos de exportación y cuotificación de exportaciones “planchó” tanto los valores del cereal que el mismo quedó muy retrasado en lo que respecta a su poder de compra.
La relación trigo/urea es actualmente un 71% inferior al promedio del último lustro, según cálculos realizados por la consultora AZ Group. En el caso de la soja y el maíz también es desfavorable, pero en una proporción del -45%, es decir, con una incidencia bastante menor a la del trigo.
En el caso de los fertilizante fosforados, se repite también el fenómeno, con un trigo que, debido al divorcio del precio local respecto del internacional, quedó con mucha menos capacidad de compra que el resto de los cultivos (incluyendo también al girasol).
Debido a que los fertilizantes representan una importante proporción del costo de producción del trigo, la intervención vigente sobre el precio interno del cereal promueve una reducción notoria de la competitividad del cultivo.
No se trata de un dato menor porque en las próximas semanas los empresarios agrícolas comenzarán a evaluar la campaña de siembra de granos finos (trigo y cebada) que comienza en abril próximo y se extiende hasta el mes de junio.
En el caso del maíz, si bien también se trata de un producto intervenido con exportaciones cuotificadas por el gobierno nacional, por el momento viene tolerando mejor las relaciones de precios que el cereal más sembrado en la fase agrícola invernal argentina.
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