La vida no le ha escatimado golpes. Su padre falleció cuando él tenía 18 años y recién estaba haciendo las primeras armas en el campo. Después vinieron sequías e inundaciones. “La universidad te da las herramientas, pero cuando llegás al campo y estás a cargo es cuando se juega el partido de verdad. Cuando fue lo de mi viejo yo estaba en el banco de suplentes y tuve que salir a la cancha, y la camiseta me quedó un poco grande, pero pude salir adelante y acá estoy”, reflexiona Germán Pinteño. Su historia forma parte del capítulo 125 de El podcast de tu vida publicado hace unos días.
Tiene 34 años, es técnico agrónomo y productor tercera generación en la zona de Chacabuco. Si pudiese viajar en el tiempo volvería a su niñez, cuando estaban su padre y su abuelo: “Otra época, eran más duros, menos demostrativos, pero eran mis dos modelos, los pilares”, los define.
La resolución 125 y todo lo que en aquel entonces (año 2008) se decía de los productores (básicamente “oligarcas”) hizo que quisiera empezar a mostrar su realidad, y cómo se trabaja, con buenas y malas en el campo. “Si fuera como dicen estaría en una playa de Cancún tomando algo, pero seguimos acá, apostando”. Pasen y lean…
-Contame de tu infancia. ¿Qué te gustaba hacer? ¿Qué te acordás?
-Yo nací acá, donde estoy ahora (Inés Indart, cerca de Chacabuco), siempre me crié viendo a mi viejo laburando y a mi abuelo, que lo tuve hasta mis 10 años. Ellos eran chacareros natos. Toda la vida abocados al trabajo rural. Arrancaron sin nada. Yo soy la tercera generación. Mi abuelo era netamente ganadero. Mi papá un poco y un poco. Y yo soy más de las plantas, de la agricultura. Mirá, yo iba a una escuela rural de por acá cerca. Y mis comienzos fueron de a poco, arranqué primero con la huerta y los animales de granja, gallinas, ovejas. Mi viejo se encargaba de la ganadería. Eso fue hace 25 años, cuando por acá, de agricultura se hacía poco. Después fue cambiando el sistema productivo de la región, sobre todo cuando vino la soja.
-Si cerrás los ojos ¿Qué sensaciones se te vienen al cuerpo? Olores, sabores, colores, momentos.
-Lo que más me acuerdo es el olor a campo, bosta de vaca, chancho teníamos también. Ese olor a chacra. Que te levantás, ordeñas, porque teníamos dos lecheras. El balar de las ovejas. Despertarte con el canto de las gallinas, los perros que toreaban. Todo eso se me viene. Y a la tardecita, empezás a oler el tuco, el guiso de la cocina a leña… y ya te tengo que hablar de los sabores, las comidas de olla acá eran un clásico. Pensá que eramos cinco. Mi abuelo, mi abuela, mi mamá, papá y yo. Todos vivíamos en el campo.
-¿Qué legado recibiste de tu viejo y tu abuelo? ¿Te ves parecido en algo?
-Si, en la pasión o la locura, como quieras llamarle, por laburar, progresar, seguir con esto. Después, sí, es cierto, ellos eran más cerrados en el pensamiento. Y no eran tan cariñosos o demostrativos. Otra época. Mi abuelo me daba unas palmaditas en la cabeza o me tocaba la oreja y eso era todo. Ya mi papá por ahí me hacía un chiste, pero hasta ahí. Yo con mi nena andamos a los besos, a los abrazos.
-Cuando tenías 18 años falleció tu viejo. ¿Cómo te agarró esa pérdida? Más allá de lo personal, que es un cimbronazo, me refiero a lo laboral, el campo.
-Fue bravo. Si bien yo ya estaba encaminado porque a los 16-17 años ya andaba solo con el campo, lo tenía a mi viejo acá atrás (se señala la nuca, como atrás de la oreja) que me guiaba. Pensá que antes de terminar la secundaria me alquilé un campo para trabajarlo yo. El no estaba muy de acuerdo por el riesgo, pero le metí igual. Yo quería tomar decisiones solo aún a riesgo de equivocarme. El me decía que era mejor trabajar lo nuestro, pero en lo nuestro estaba él, y yo quería aprender solo.
-¿Y cómo te fue?
-Obvio que me he equivocado y he acertado, pero más que nada el clima te juega en contra o te expone. Uno por falta de experiencia comete errores. Porque a medida que crecés y te vas golpeando también estás más ordenado psicológicamente como para no largarme a “correr el tero en patas”, como decimos acá. En ese momento no medía consecuencias y me tiraba a la pileta. Y en el rubro este el clima es el factor ultra determinante, más que las políticas, que los precios, el clima nos pone en juego o fuera del juego. Y es muy variable porque desde que laburo tuve dos sequías grandes y dos inundaciones grandes, la última hace un mes. Acá te hacés a los golpes, por más que haya estudiado una carrera o dos, dentro del salón es una cosa y en el campo es otra. Yo aconsejo a los jóvenes que estudien y se formen técnicamente pero también les digo que la carrera te da las herramientas, después cómo las usás se aprende en el campo. A mí me pasó así.
-Volvamos a lo de la muerte de tu viejo y cómo encaraste lo que se te vino.
-Y bueno, yo es verdad que ya estaba haciendo mis cosas, pero cuando murió mi viejo cambió todo. Porque no es lo mismo saber que tenés espaldas, que estás en el banco de suplentes, a ponerte la camiseta y responder por todo. Me quedó un poco grande la camiseta, pero me tuve que acomodar. No fue fácil, porque yo estaba estudiando, tuve que salir a contratar gente que me ayude. Dejé la ganadería de lado porque me insumía mucho más tiempo. Fui centralizando en la producción de granos, y acá estoy. Me fue bien, pero tropecé dos veces, con el clima.
-¿Por dónde creés que pasa la clave del negocio agropecuario hoy? ¿Tranquera adentro? ¿Tranquera afuera? ¿Las dos?
-Yo si bien tengo el chip antiguo que heredé de ellos (mi abuelo y mi viejo), de no tomar créditos, manejarse con lo que hay. Que se yo, hoy las herramientas financieras son muy importantes porque podés adquirir un bien, pero también tienen su lado b que es cómo juega en lo impositivo. Algunos me dicen que no tengo que ser tan cerrado, pero no sé si es la palabra, por ahí es que soy conservador por los cascotazos que recibí. Fueron varias cachetadas en poco tiempo. Yo creo que tranqueras adentro soy bastante precavido y tranqueras afuera soy un poco y un poco, trato de manejar lo mejor que puedo las ventas. Obvio que siempre hay algo para mejorar, porque el clima o las nuevas tecnologías te desafían. Yo viendo aciertos y errores de mi viejo aprendí. A veces a él “por querer agarrar la laucha se le escapaba el ratón”. Pero a lo largo de las tres generaciones, a los dos, en general, les ha ido bien.
-Es que hoy cambió el negocio agropecuario, no es igual al que hacían tu abuelo y tu viejo.
-El negocio agropecuario cambió y también cambió la forma de producir. Hay nuevos factores que determinan el negocio. Hoy hay más competencia en este rubro. A mí me cuesta mucho crecer en superficie, con nuevos campos. Porque no encuentro. Entonces, cuando empecé a ver que perdía campos porque otros pagaban más, dije, “si no podemos para los costados tengo que buscar para arriba”. Entonces lo que hice fue tener todos los eslabones de la cadena en mi estructura. Mis equipos de siembra, pulverización y cosecha, camión, trato de hacer acondicionamiento, tengo embolsadora, extractora y busco manejar el negocio, tratando de vender en contra estación cuando se puede.
-Te quiero preguntar por lo que hacés en redes. ¿cuándo arrancaste? ¿Qué cosas subís?
-El disparador fueron unas notas que hice para algunos medios, tuvimos que grabar mil tomas porque yo era muy tímido, que te voy a decir, me crié solo, con mi familia, los perros, las vacas, las gallinas, e iba a la escuelita de campo. Y bueno, ese desafío de tener que hablar delante de la cámara fue la semilla de salir a mostrar, después de 2008, cuando fue todo lo de las retenciones móviles, la 125. A mí me hervía la sangre y no sabía cómo explicarle a la gente que no éramos oligarcas. Yo no tenía herramientas para explicarle a la gente lo que pasaba en el campo, pero cuando empezó Facebook primero y después Instagram, pude empezar a contar. Y decía que sí, es verdad, a veces tenemos 35 quintales, pero yo venía de años de 5 o 10 y me costaba 20 la siembra. Si fuese como decían de los oligarcas yo estaría en Cancún tomando algo y estoy en el campo, y seguimos apostando. Acá somos todos parte de lo misma, y creo que este país tiene mucho para crecer y nosotros no tenemos que ser egoístas y laburar codo a codo entre sectores, porque acá hay mucha competencia y por competir entre nosotros nos devoran los de afuera, como dice el Martín Fierro.
-¿Y qué intentan transmitir desde “La mezcla perfecta” y “Campa streaming”, con Bryan Petaccio y Marina Rímoli, con otros dos jóvenes de campo?
-Y, algo más relajado, donde sí, somos de campo y contamos cosas que nos pasan, pero también hablamos de otras cosas, que nos conectan con gente que no es de campo necesariamente. La verdad que a mí también me gusta porque me conecta desde otro lado y con otras personas, incluso artistas, otros influencers, empresas.
-¿Cómo despejás tu cabeza?
-Las redes sociales, sobre todo al principio, eran un cable a tierra. Estaba re complicado en el campo pero eso me ayudaba. Hoy prefiero salir a cenar con amigos, hacer un viaje cuando puedo, o comerme un asado en el campo y hablar de la vida.
-¿Y deportes?
-Me gusta correr. No muy a menudo, pero sí.
-¿Tu desayuno?
-Mate. Me levanto y como mate. Antes de salir a trabajar se toma mate.
-¿Música? ¿Qué te gusta escuchar?
-Y depende, cuando viajo lejos, cuando siembro o tengo jornadas largas de trabajo, escucho folclore. Y si no, cuando me da ganas de escuchar meto cuarteto cordobés, que se yo, “Q Locura” o “Eugenia Quevedo”. Si tengo que elegir uno, que sea “Calumnia” de Q´ Lokura
-¿Algún lugar que conozcas y te haya gustado?
-Tuve la suerte de conocer Estados Unidos en 2022, fui al Farm Progress Show. Me gustaría ir de vuelta.
-¿Y alguno que te gustaría conocer?
-Suiza, es un país muy organizado.
-Series y películas, ¿Qué te gusta mirar?
-No mucho, pero cuando miro, pongo de terror, es lo único que me entretiene. Y antes era fanático de “Bonanza”. Me veía reflejado, porque era una familia de ganaderos, era como mi abuelo, mi papá y yo. Transmitía muy bueno valores. Aprendí muchos valores de serie.
-¿Si pudieses tener un superpoder cual sería?
-La teletransportación.
-¡Cómo sale ese superpoder entre agrónomos y gente de campo! ¿Si pudieses subirte al Delorean, el auto de volver al futuro, ¿A qué momento irías?
-Me gustaría para repetir un momento me trasladaría cuando tenía 8 años, era un nenito, andaba entre animales, con mi abuelo y mi papá. Ahí volvería. Ahí estaban los dos ejemplos que tenía, los dos pilares.