Finalmente hubo marcha atrás en la intención del Gobierno de gravar todavía más al vino y los espumantes, pero los productores vitivinícolas advierten problemas estructurales ante los crecientes costos de la actividad y temen a la importación.
Gabriela Lizana, miembro de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) y presidenta de la Asociación de Productores del Oasis del Este (Aproem), opinó en Bichos de Campo que “el impuesto al vino fue un error, primero, por considerarlo como un producto no saludable, lo que hizo que se desincentivara el consumo. Y segundo, por asociarlo a un consumo ocioso, cuando el origen del mismo es cultural”.
Lizana sostuvo que “el tema no debería ni haberse puesto sobre la mesa de discusión. Nos llevó mucho esfuerzo movilizarnos y preocuparnos por esta cuestión, cuando tenemos problemas más acuciantes”.
Escuchá el reportaje completo:
“La industria vitivinícola viene sufriendo estos abusos de posición dominante, lo que provoca mermas de producción. También tengamos en cuenta inclemencias del tiempo en todo el mundo, con una cosecha muy baja en Europa, o el incendio importante que sufrió California”, explicó la presidenta de Aproem.
Para Lizana, “como se naturalizó la idea de que se puede importar vino, ya no importa tanto cuánto cosechas vos, sino cuánto cosecha el mundo. Si los precios a nivel interno son altos, queda claro que traerán vino de otros países, como Chile”.
A todo esto, las medidas que se toman en Argentina nunca son estructurales para corregir esta situación. Fíjense que cuando pusieron este impuesto, las empresas formadoras de precios adujeron que ese costo no podía ser trasladado a la góndola por la caída del consumo, por ende ese efecto lo sufriría el productor viñatero”, recordó.
Por último, Lizana señaló que “es impresionante el abandono de fincas. Si hacés un vuelo aérea sobre la provincia de Mendoza, notarás un abandono extraordinario de propiedades, y contra eso no hay relato que valga. La industria se achica y el negocio queda así en menos manos”.