La semana que viene se realizará en Roma una reunión internacional previa a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que se realizará en octubre próximo en Nueva York, Estados Unidos. Aunque los ejes convocantes parecen loables, pues se trata de mejorar los modos de producir alimentos para enfrentar de mejor modo el cambio climático, hay voces que advierten que la convocatoria esconde varias amenazas para los países agroexportadores como la Argentina. ¿Por qué?
Para tratar de entender los peligros que subyacen detrás de esta Cumbre, Bichos de Campo entrevistó a Gabriel Delgado, economista especializado en agro que ha sido secretario de Agricultura y ahora se desempeña como representante del IICA en Brasil. “El argumento central de la Cumbre es que plantea una transformación total de los sistemas agroalimentarios. En América somos productores por excelencia y creemos, por el contrario, que hay que mejorarlos y no transformarlos de 0”, comenzó la explicación.
Una de cosas que remarcan Delgado y otros especialistas es que en la Cumbre se hablará mucho sobre las emisiones de Gases del Efecto Invernadero (GEI), que muchos movimientos ambientalistas atribuyen sobre todo a la Agricultura sin reparar que la mayor responsabilidad está en la actividad industrial, el transporte y la quema de combustibles fósiles. Delgado cree que hay que intentar quitar a la producción agropecuaria del banquillo de los acusados.
“La agricultura tiene que ser parte de la solución y no parte del problema. Los países europeos en general sostienen que nuestro sistema es fallido, pero la realidad es que los únicos que podemos reducir la huella de carbono somos los países agricultores y en eso somos fuertes”, afirmó el economista.
Para Delgado, la agenda que plantea la cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU “no es natural de los sistemas de producción americanos. Se propone una agenda de cadenas cortas, del consumidor al productor, y se plantea una agricultura basada totalmente en la agroecología, pero no hay ninguna consideración acerca del Códex Alimentarius mundial que es el que define un conjunto de normas en lo referente a la producción, elaboración y circulación de alimentos con el objetivo de asegurar la inocuidad y calidad de los mismos, proteger la salud del consumidor y promover prácticas equitativas en el comercio internacional”.
El representante del IICA en Brasil también declaró que la agenda de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU “no discute la defensoría de las gestiones de sanidad agropecuaria, no tiene en cuenta la cuestión del desarrollo del interior de los países productores de alimentos, ni los usos y costumbres de la producción de los mismos, ni el comercio internacional”.
En definitiva, según Delgado, la mayoría de las cuestiones de política agrícola que se tratan en países como Argentina o Brasil no son tenidas en cuenta.
La agenda de la cumbre, afirma Delgado, tiene por ahora “una mirada super sesgada; los puntos de acción giran en torno a consumidores y tendencias de consumo en tiempos de Covid-19. Hablan del hambre pero no hay soluciones concretas para bajar el precio de los alimentos. Este es el contexto en el cual se desarrolla y es necesario entenderlo para luego comprender el contexto en que se darán el resto de las discusiones”, advirtió.
“Este evento reunirá a varios jefes de estado de donde saldrá un documento con conclusiones, y aunque las mismas no son vinculantes, luego todo el sistema multilateral se nutrirá de ellas. Por ejemplo, el Banco Mundial, que forma parte del sistema multilateral. Por eso sostengo que dependiendo de lo que concluyan podría complicarnos entre otras varias cuestiones, en la apertura de nuevos mercados, en la trazabilidad y en el aumento de exigencias para mercados existentes”, resaltó el especialista.
Delgado aclaró: “No es que no tengamos que mejorar nuestros sistemas de producción de alimentos. Tenemos que mejorar, por ejemplo, las rotaciones, generar una ganadería mas sustentable y reducir el uso de agroquímicos. Incluso entidades como el INTA, CREA y empresas privadas tienen en sus agendas mejorar estas cuestiones y desarrollar un mercado de carbono. Pero otra cosa totalmente diferente es plantear una transformación total como se plantea en la Cumbre”.
Otra preocupación adicional de los países del cono sur americano es que la reunión internacional pueda hacerse eco de los lobbys que despliegan alguna influyentes fundaciones de filántropos, que se muestran preocupadas por el clima pero a la vez financian investigación a startups que pretenden producir proteínas en laboratorios, sin campo pero en biorreactores. Aquí el temor es que se intente demonizar a la ganadería tradicional como emisora de metano. “Nuestro eje no debe ser pegarle a esas tecnologías sino explicar que la forma de producir alimentos en América también es válida”, argumentó Delgado.
Acerca del papel de los países americanos en la Cumbre, el representante del IICA en Brasil comentó que hay consenso pleno en llevar 16 puntos que se consensuaron en toda la región. “En el IICA de Brasil fuimos los responsables de conducir los diálogos con el sector privado para sacar conclusiones para compartir en la pre Cumbre y en la Cumbre. El IICA defiende lógicamente la agricultura americana, porque la idea es tratar de equilibrar discursos y narrativas”, indicó.
Manuel Otero, presidente de ese organismo multilateral, ya anticipó que acompañará a varios ministros de Agricultura de la región, entre ellos la brasileña Tereza Cristina y el argentino Luis Basterra, para tratar de construir una cancha equilibrada a la hora de hablar de agricultura y cambio climático.