Se llama Miguel Ángel Durán, pero en las redes sociales se hizo conocido por “El Pájaro” o Le Bird. Oriundo del norte de Buenos Aires, en la ciudad de Pergamino, Durán tiene 50 años y combina dos pasiones que ciertamente le hicieron ganar fama en Instagram (donde tiene más de 55.000 seguidores) y en Tik Tok gracias a un grupo de comunicadores- Cristian Pereyra y su hija Jacinta- que empezaron a mostrar lo que él hacía en una plataforma local de arte y deporte. Paleador de cereales y futbolista amateur, como se define, despuntando el vicio de jugar a la pelota en la llamada Liga Rural de Pergamino.
“En realidad los que nos juntamos a jugar somos de diferentes pueblos cercanos y por la pandemia empezamos a hacer partidos en la clandestinidad. Jugamos personas de 30 a 50 años. El target es amplio, porque en definitiva es el encuentro en el potrero lo que nos importa”, relata “El Pájaro” en diálogo con Bichos de Campo.
Bostero de alma, hace más de 25 años que se dedica a trabajar en el ámbito rural. “Hago todo a pala: saco las semillas a pala de la tolva o del silobolsa y luego van a una máquina sinfin para embolsar. De ahí al camión para el puerto, o se quedan en chacra para resembrar o se destinan para alimento. La pala es mi amiga”, confiesa El Pájaro.
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Vive en el barrio 12 de octubre junto a su madre, Delia Gradiche, quien supo trabajar como empleada doméstica en la casa del ex presidente argentino Arturo Illia, también oriundo de Pergamino. De esos días de su infancia, el Pájaro recuerda que con sus 12 hermanos se criaron en un centro comunitario. “Cuando mi mamá trabajaba, nosotros pasábamos el tiempo ahí a modo de lugar de contención, era como nuestra segunda casa, una guardería de las de antes, y existían varias así en el interior del país”, relata.
El Pájaro es diverso y versátil y el cigarro nunca le falta. Fue “seguridad” de varios boliches de la ciudad. Baila folklore desde chiquito y con las donaciones y regalos que suele recibir por la repercursión en sus redes sociales, el año pasado también montó un comedor en su casa, al que llamó “Ángel Guardián”, en el que atiende, junto a algunas de sus hermanas, a unas 36 familias dos veces por semana. “Me encanta poder ayudarlos. Acá todos somos gente de laburo. Los lunes y jueves pasan a buscar su vianda”, explica.
-¿Y por qué te dicen El Pájaro?
-Me llaman así por un apodo que me puso mi mamá desde chico, porque cada vez que volvía a casa de la escuela, yo volaba, literal; me iba a jugar al fútbol y volvía más tarde a casa. Siempre me gustó moverme de acá para allá. Por eso estoy así de flaco.
-¿Pero por qué en tu cuenta de Instagram puede verse que también te apodan Le Bird, si sos bien argento?
-Me pusieron Le Bird en las redes, porque cuando empecé a comunicar mis cosas ayudado por gente de Pergamino en TikTok, los franceses son los primeros que se hicieron eco de esas publicaciones. Cristian Pereyra y su hija Jacinta, de quince años, son quienes me siguen a sol y sombra cada vez que se puede postear algo. Son ellos los que me crean los videos con el celu. Ellos tienen una cuenta en Instagram llamada Pergamino City, que funciona como una plataforma local en donde comunican arte y deporte. Yo colaboro en mostrar a Pergamino desde esta óptica. Desde allí me invitaron a ser partícipe de los videos, a hablar, a contar mi día a día. Y me encanta eso.
-¿Cómo es que te gusta tanto el fútbol? Tu ‘look’ me recuerda a esos futbolistas que realizaban sus destrezas con la melena al viento, estilo Cristian Traverso
-Si, yo también me siento influenciado por esos jugadores de fútbol con melena y me encanta llevarla así. Siempre fui jugador de potrero toda la vida, pero desde chico tuve que salir a laburar, sino yo pienso que hubiera llegado a un club de primera. Pero valoré más el hecho de ayudar a mis doce hermanos. De todos modos, aunque mucho me refinen para los amigos de acá, yo siempre seré el “Pájaro”. Voy sin sponsor, pero por la gloria siempre. Rancagua, Acevedo, Pinzón o Guerrico. Donde haya partido vamos, pero generalmente se dan en pueblos de cercanía a Pergamino. Trato de jugar unas tres veces por semana.
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-Con tantos hermanos debés tener muchos sobrinos ¿No?
-Si, una bocha. Tengo 66 sobrinos.
-¿Qué hay de tu papá?
-Mi viejo murió cuando era chico, entonces me crié con mis hermanos y con mi mamá.
-¿Y tu laburo? ¿Te gusta ser trabajador rural?
-Amo mi laburo, claro que sí. Por eso el campo es todo para mí, es mi vida y mi sustento de vida. Yo voy rotando de chacra en chacra, en los alrededores de Pergamino. Es una carga fuerte, pero yo la disfruto y el asado del mediodía es un clásico. Aunque a veces laburo doce horas seguidas, siento que el ritmo es más lento en ciudades como Pergamino; se vibra de otro modo, existen las siestas y no está esa locura de las grandes ciudades. Acá tenemos más tiempo y más espacios.
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-¿Y qué pensás de la imagen del campo argentino?
-El campo siempre comunicó mal. Eso creo yo. El conflicto de 2008 fue un punto muy grande, pero más allá de eso pienso que no supo aprovecharlo. Hoy podríamos estar mejor.
-¿Cómo manejás la fama ahora? Me cuentan que te paran seguido en Pergamino por la calle para pedirte una foto o una charla
-Mirá: antes de las redes no se me acercaba nadie y hoy me conocen todos. A lo mejor es la que “va ahora” para ser alguien o para que te conozcan, pero los que me conocen de verdad saben que yo siempre seré el que soy, el Pájaro, el de toda la vida.