Seguramente la nona Olimpia se hubiera extrañado al ver plantas de lechuga con raíces que crecían en el agua. No llegó a ser testigo, pero en su misma finca, donde supo plantar tabaco y dedicarse a la horticultura, su nieta montó su propio establecimiento de hidroponia, convirtiéndose en una pionera de la actividad en la provincia de Jujuy.
Hace ya 9 años que, junto a su marido, también agrónomo, Ana Savio dirige su empresa dedicada al cultivo en agua. Ponerle nombre le fue muy sencillo, y eligió “Nona Olimpia” para rendir homenaje a su abuela, con quien conoció de muy chica la pasión por el trabajo agropecuario.
“Mi nona era mi ídola, era para mí un gran orgullo. Nunca me imaginé que iba a terminar siendo ingeniera agrónoma y trabajando en su finca”, expresa la agrónoma oriunda de la ciudad de Perico, ubicada a pocos kilómetros de la capital provincial.
En realidad, su acercamiento a la hidroponia fue fortuito, producto del vínculo que tenía el matrimonio con unos agrónomos de Mendoza. “Teníamos ganas de producir algo distinto y sustentable, y cuando encontré este cultivo fue un amor a primera vista”, explicó Ana, que en esos tiempos buscaba algunas alternativas de riego para su producción de pimientos en invernadero.
Osadía no les faltó. Decidieron producir con un sistema desconocido en su provincia y, encima, apostaron de lleno a la variedad de lechuga salanova, hoy más difundida gracias a la hidroponia pero, en ese entonces, ignota.
“Ya que teníamos un sistema de producción distinto, queríamos también ofrecer un cultivo que no se conocía”, explicó Ana. Esta variedad, que hoy representa el 45% de su producción, se caracteriza por tener hojas muy chicas y uniformes, que se separan con un solo corte y tienen un sabor suave.
En paralelo, en sus 7500 metros cuadrados de producción, incorporaron otros 20 cultivos diferentes, pero todos ellos verduras de hoja. Tienen varias especies de lechuga, pero también rúcula, albahaca y cilantro.
Mirá la entrevista completa con Ana Savio:
Para una ingeniera agrónoma, dedicarse al cultivo en agua en reemplazo del suelo representaba de por sí un cambio importante. Incluso, persisten aún muchos prejuicios entre esos profesionales respecto a este modo de producir, en el que se usan soluciones nutritivas en vez de tierra y que exige estar alerta todo el tiempo.
Así y todo, tal vez el aspecto que más le costó no fue lo técnico, sino lo comercial. Jujuy es una provincia con varios focos dedicados a la producción hortícola y convencer a los consumidores de comprar hojas que venían dentro de una bolsa no fue sencillo.
“Hubo que evangelizar, ganar mercados y mostrar los beneficios”, señaló Ana, que tuvo la paciencia suficiente para instalar su producto y hoy, 9 años más tarde, sabe que el tiempo le dio la razón.
Actualmente, venden en Jujuy pero también en Salta, porque el mercado de su provincia no les resulta suficientemente grande para expandirse. Así y todo, Ana remarca que “la intención es que sea un cultivo de venta cercana”, por lo que no planean moverse más de esa zona con su producto.
Aún con sus desventajas y secretos, como tener alarmas en el celular y estar pendientes a todos los factores que pueden afectar la producción, la agrónoma defiende a capa y espada su proyecto y el sistema hidropónico, hoy tan popular en todo el país.
“La defiendo porque creo que es nuestro futuro. Hay un menor consumo de agua y de nutrientes, es un sistema más sustentable y es muy bueno para la alimentación”, expresó. Tal vez a su nona la hubiera convencido con este último aspecto.