Los engordes a corral siguen encerrando hacienda. Según las estadísticas del Senasa tienen 2,04 millones de vacunos en proceso de engorde, el mismo volumen que tenían para esta época el año pasado, cuando la seca obligó a los criadores a llevar hacienda a los feedlots y dejó a los recriadores a pasto fuera del negocio.
El importante encierre de ganado tiene varios motivos. Uno de ellos es que para el engorde a corral los números dieron bien en estos meses, gracias al diferencial positivo entre el valor de venta y el de la compra del ternero y por la relación del precio del ganado terminado con el maíz.
La relación de precios entre el ternero de cría y el que va a la faena se está deteriorando, pero igual se sigue comprando ganado porque la incertidumbre económica y política tiene un peso importante en las decisiones de inversión. Nadie se queda con pesos en la mano, las alternativas de inversión financiera se redujeron y por eso se prefiere el resguardo en el capital hacienda.
El organismo sanitario también informó que entre enero y junio entraron a los feedlots 2,7 millones de animales, contra los 2,9 que ingresaron en el primer semestre del año pasado. La reducción es de 7%.
No es una caída importante teniendo cuenta el cambio climático que se viene registrando desde la primavera, que permitió contar con más y mejores pasturas y evitó la venta forzada de parte de los criadores durante la zafra que ya está entrando en su etapa final.
Según consignatarios consultados, ya se negoció entre el 60% y el 70% de los terneros.
Los exportadores están concentrados en la compra de los animales recriados de más de 200 kilos que mandan a los feedlots para poder contar con novillos en el menor tiempo posible, y así ir supliendo parcialmente lo que los productores no tienen para ofrecerles.
Los recriadores siguen apostando a la compra de terneros livianos pero ya no quedan lotes de esos kilajes que van a de los 150 a 180 kilos.
Por los teneros se está pagando entre 2200 y 2400 pesos, aunque hay lotes que por plazo y calidad se venden a precios superiores y la tendencia es a que esta categoría se vaya afirmando más en tanto pasen las semanas y se achique su oferta.
Y los feedloteros e industriales del consumo buscan sobre todo las terneras por las que pagan entre 200 y 2100 pesos, valores superiores a los de semanas atrás cuando esta categoría se vendía en los 1800/1900 pesos.
La invernada se afirma por el faltante, y lo que no reacciona es el precio del ganado para faena que viene perdiendo valor en términos reales por la caída del consumo.
Algunos operadores esperan una reacción de la demanda interna. Pero otros creen que eso no sucederá porque aún si los salarios tuvieran una mejora hay mucha hacienda en los feedlots que tendrá como destino el mercado interno.