De acuerdo con el último pronóstico de caudales para la temporada 2023-2024 publicado por el Departamento General de Irrigación de Mendoza, a causa de las abundantes nevadas registradas en invierno de este año, la provincia tendrá una mayor disponibilidad de agua en sus ríos.
“Hemos tenido una buena temporada de nieve en la montaña y eso nos permitirá tener un año normal en todos los ríos, pero estamos inmersos en un proceso de cambio climático en el que cada vez tendremos menos agua. Es una buena noticia, pero hay que esforzarse para ser más eficiente en todas las actividades. Por esa razón hemos establecido nuevas formas de distribuir el agua. La eficiencia se ubica en el 50%, o sea que todavía hay que mejorar”, dijo Sergio Marinelli, superintendente de Irrigación de Mendoza.
En función del análisis realizado, se estima que los ríos Malargüe, Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel contarán con casi un 50% más del volumen anual del año pasado, mientras que para el río Grande se espera un derrame de casi el doble del volumen anual del año pasado.
Ramiro Cascón, secretario de Agua y Energía de San Juan, señaló que “el escurrimiento para esta temporada está calculado en 732 hm3, mientras que el ciclo pasado fue de 1010 hm3, y el anterior de 530 hm3 “.
Esto es clave ya que, según informó el director del centro regional Mendoza-San Juan del INTA, Claudio Galmarini, “durante la última década, la región viene sufriendo una disminución importante de la disponibilidad de agua debido a precipitaciones níveas menores a la media en Cordillera, llegando en el caso de Mendoza, en la temporada 2019-2020 (datos del Departamento General de Irrigación), a la peor situación hídrica de los últimos 33 años, con un 30 % menos de agua que el promedio histórico”.
De acuerdo con el actual pronóstico, en concreto, el derrame de río Grande llegaría a los de 3.670 hm3, lo que representa el 117% respecto a un año medio para la sección de aforos de La Gotera. Por su parte, el pronóstico para el río Malargüe indica que se espera un derrame de 300 hm3, lo que supone un 99% respecto de un año medio para la sección de aforos de La Barda.
Para el río Mendoza se espera un derrame de 1.365 hm 3, un 99% respecto de un año medio para la sección de aforos Guido; y para el río Tunuyán y arroyos cercanos se estima un derrame de 1.270 hm3, un 104% por encima de un año medio.
Finalmente, para el río Diamante indica que se espera un derrame 815 hm3, lo que representa un 83% de un año medio para la sección de aforos de La Jaula, mientras que para el río Atuel indica que se espera un derrame de 960 hm3, lo que supone un 88% de un año medio para la sección de aforos La Angostura.
“Estas subidas y bajadas concuerdan con lo que conllevan los modelos de cambio climático: variabilidad en los volúmenes a recibir”, indicó Cascón, que agregó que es clave “mejorar la eficiencia en la distribución y dentro de la finca. En este último aspecto encontramos apoyo del INTA con los trabajos que vienen realizando para las mejoras de riego”.
En este sentido, desde el INTA indicaron que en Mendoza todavía el 80% del agua de riego se utiliza bajo sistemas gravitacionales o superficiales, que no son los más eficientes en tecnología.
“Para mejorar y optimizar el uso del agua en sistema gravitacional se pueden implementar algunos cambios, de bajo costo, como por ejemplo regular los tiempos y la cantidad de surcos o hileras que se riegan al mismo momento, en función a la cantidad de agua disponible en ese turno de riego”, detalló Fabian Tozzi, coordinador del proyecto gestión sostenible de los recursos naturales del INTA Mendoza-San Juan.
En esta línea sostuvo que se puede mejorar el uso del agua en cuanto a su distribución, con alternativas de bajo o mediano costo (compuertas, regueras, mangas, etc.). “También es importante tener en cuenta la micro nivelación del terreno”, indicó el especialista y aseguró que “estas tecnologías pueden aumentar la eficiencia del riego entre un 20 y 30 %.