Hoy 6 de agosto se celebra el “Día del Veterinario y del Ingeniero Agrónomo” en conmemoración al inicio del primer curso sobre estudios agropecuarios en 1883 el Instituto “Santa Catalina” de Lomas de Zamora (provincia de Buenos Aires).
Los grupos de mensajería y redes sociales se colmaron de mensajes de felicitaciones y saludos, pero las últimas cifras oficiales disponibles muestran que no existen muchos motivos para festejar, porque la cantidad de jóvenes interesados en estudiar agronomía experimenta una tendencia decreciente, algo que, en una nación que vive fundamentalmente de la producción agrícola, no es una buena noticia.
Las cifras oficiales, que no se caracterizan precisamente por la velocidad de procesamiento porque el último dato disponible que tienen corresponde al año 2017, muestran con claridad que en la década pasada, durante el período de auge de los precios internacionales de los granos, la cantidad de interesados en estudiar agronomía creció de manera marcada en las principales universidades nacionales.
Pero a medida que se fue “empiojando” el negocio agrícola, con precios internacionales decrecientes, elevada presión tributaria y distorsiones cambiarias, ese fenómeno se esfumó.
Las principales facultades de Agronomía de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, que en 2007 recibieron 1389 nuevos inscriptos, una década después tenían apenas 628 solicitudes.
Es realmente impresionante la caída de nuevos inscriptos en la carrera de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), lo que podría estar indicando que muchos estudiantes que antes se trasladaban a la ciudad de Buenos Aires para estudiar en esa institución, ya no tienen posibilidades económicas de hacerlo y cursan la carrera en sus respectivas localidades.
En lo que respecta a los mayores centros de estudios de las provincias de Córdoba, Santa Fe y La Pampa, en ese período los nuevos inscriptos pasaron de 1593 a 1157. La única excepción es la Universidad Nacional de Córdoba, que en los últimos años parece hacer recuperado el impulso registrado a mediados de la década pasada.
De cualquier manera, los números muestran que la carrera de agronomía ya no es percibida como una fuente de oportunidades laborales por la mayor parte de los jóvenes argentinos.
Agronomia es una profesion NO COLEGIADA. no tiene sentido estudiar tanto para luego llegar apenas a fin de mes. las nuevas generaciones tienen algunas cosas claras. por ej: no trabajar excesivamente por una mala paga, aun sacrificando la vocacion