Federico Trucco, el CEO de Bioceres, define a esa empresa argentina pionera en biotecnología agrícola como “una plataforma de negocios”. Eso le permite después justificar el giro en los negocios que se está produciendo, desde la investigación en cultivos tradicionales a la investigación en otros posibles usos de la biomasa vegetal. De la soja al asfalta, bah.
Nacida en 2001 de la mano de un grupo de productores agrícolas, la mayoría de ellos vinculados con AAPRESID (la asociación pro siembra directa), hoy Bioceres se encuentra en las umbrales de la liberación comercial de su primer cultivo transgénico, la soja tolerante a sequía HB4, y exige a las autoridades la aprobación también de un trigo que contiene el mismo evento genético. Con suerte, en la próxima campaña agrícola ya habrá lotes sembrados con la oleaginosa modificada.
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De esas cosas hablamos con Federico Trucco. Mirá la nota:
“Estamos muy orgullosos de ese desarrollo que se origina en el sistema científico nacional. Nos llevó 15 años y esperamos traerlo al cliente final ya. La soja HB4 está autorizada, pero condicionada a la aprobación para consumo en China. Esperamos que eso ocurra el año próximo”, indicó Trucco.
De todos modos, adelantó, en el reciente Congreso anual de AAPRESID la compañía buscó voluntarios para comenzar a sembrar y testear las nuevas sojas tolerantes a sequía desde la próxima campaña, a fin de colaborar a la multiplicación de semillas para su difusión a partir de la campaña 2019/20.
“Vamos a buscar interesados en sembrarla en el momento en que tengamos la aprobación, no antes, pero empezamos a confeccionar la lista de los primeros bioinnovadores, aquellos embajadores que quieran testar la tecnología cuando haya un volumen escaso de bolsas disponibles”, explicó. Y añadió: “Nuestro anhelo es poder tenerla el año que viene en algunos campos”, ya sea luego de que China se expida o mediante una autorización local bajo un esquema de identidad preservada.
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El evento HB4 introdujo un gen del girasol con tolerancia al stress hídrico en diferentes cultivos. Bioceres lo probó con éxito en soja y trigo, pero fracasó con el maíz. También lo licenció a otras compañías para que hicieran ensayos con algodón y sorgo.
Pero incluso antes del lanzamiento de esos cultivos, Bioceres parece estar dando una vuelta de página en la investigación en transgénesis, que requiere grandes inversiones, complejos trámites desregulatorios y largos tiempos de ensayos. Su horizonte de negocios comienza a ser otro.
Al respecto, Trucco anticipó que “a partir de la combinación con Rizobacter hemos orientado nuestros esfuerzos al mundo de los biológicos: al tratamiento de semillas, que es buscar la personalización de las semillas a través de la incorporación de microorganismos en los tratamientos”,
Añadió que “más recientemente hemos empezado a trabajar en tecnologías de transformación de materias primas. No tanto en tecnologías para producir más sino en tecnologías para hacer más cosas con lo que ya producimos”.
Puso como ejemplo cómo hacer que la biomasa que se genera en una hectárea vegetal pueda ser utilizada para obtener lignina para cortar con asfalto. El proyecto, en concreto, es “tener parte del asfalto de la Argentina hecho con material de origen biológico”. Anticipó movimientos semejantes para incursionar en el mercado de los cementos o los biopolímeros para packaging.
“Nuestra idea es ver cómo podemos transitar de una agricultura granaria a una post-granaria, con la incorporación de tecnologías que nos permitan ir sustituyendo a los hidrocarburos a partir de materias primas vegetales. Esa es la tesis que perseguimos”, explicó el ejecutivo.