“Si no tenemos agua no hay vida. San Juan precisa entre 1400 y 1500 hectómetros cúbicos para regar bien, y entre 1100 a 1200 para mal regar. Este año el río San Juan tendrá un derrame total de 530 hectómetros, o sea que tendremos menos de la mitad necesaria de agua”, dijo Eduardo Garcés, que es un productor de vides en el departamento sanjuanino de Chimbas. Como toda la región cordillerana, padece una sequía muy grande. Él dice que es la más grave en 111 años, que es desde cuando se comenzó a llevar registros.
Para aliviar la situación, Garcés explicó que tuvieron que utilizar la reserva de agua de los tres diques que tiene la provincia, pero que así y todo no les alcanzó. Con ese aporte adicional, “el derrame total habrá sido de 950 hectómetros, o sea que hemos regado bastante mal, y debido a eso tuvimos una muy mala cosecha, con 30% de mermas” en los volúmenes de uva, se lamentó el productor.
Mirá la entrevista completa realizada a Eduardo Garcés:
A su vez, Garcés se quejó del elevado costo de las tarifas energéticas en la provincia. “A Luis Basterra (el ministro de Agricultura) le pedimos que revea el tema de las tarifas, porque se han vuelto impagables. Tuvimos conversaciones con el gobierno provincial y con intendentes, pero todos se prendieron al 1600% de aumento de impuestos” en los últimos años.
“Creemos que el presidente (Alberto Fernández) debería cumplir con su promesa de bajar las tarifas, y ponerlas acordes, o bien hacer una excepción a los electrodependientes, porque hoy el 90% de la producción de San Juan ya es electrodependiente”, reclamó el productor, que además es presidente de la Federación de viñateros y productores agropecuarios de San Juan e integrante del área de Economías Regionales de la CAME.
Consultado acerca de si la actividad minera de la provincia puede provocar algún riesgo adicional en el abastecimiento de agua para la agricultura, Garcés explicó que “al momento, Veladero es la mina más grande que funciona, y sus afluentes se dan sobre el río Jáchal, con lo cual no influye sobre el Valle de Tulum, que es regado por el río San Juan”.
Pero advirtió que “ahora, desgraciadamente, hay varios proyectos mineros y no sabemos cuándo van a comenzar. Si nos gastan o contaminan el agua, estamos listos. Esperemos que no sea así. El recurso agua va mermando por el cambio climático y mil cosas más, pero si hay minería ayuda a que esa crisis se profundice”.
Para explicar cómo esta crisis hídrica y el alto costo energético repercuten en su actividad productiva, Garcés ejemplificó con su propio caso: “En Chimbas tengo 15 hectáreas con derecho de agua, donde pago una tasa retributiva y un canon para hacer la limpieza de canales. Yo le puedo asegurar que este año, con el agua de 15 hectáreas, pude regar 1 hectárea cada 25 días. Se imaginan entonces que si no tengo una perforación funcionando, no cosecho y se me secan los parrales, que son perennes, y que necesitan de tres a cuatro años para comenzar a producir”.
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Acerca de cuánta reserva queda en los diques, Garcés calcula que debe haber unos 500 hectómetros más, “pero los utilizables no serán más de 200 o 250”, describió. Por esa razón se hace un periodo de corte de 101 días en la provisión de agua a los canales, para que lso aportes de la cordillera queden embalsados en los diques. “En este momento el agua para riego está cortada en los canales, y únicamente se libera un poco cada 20 días para las chacras hortícolas”, explicó.
La vid, que es el cultivo predominante de la provincia, por ahora no necesita agua. En la primavera será muy diferente.
Garcés agregó que no fue solo la escasez de agua lo que afectó a los cultivos de la provincia, en la cual el riego se cuenta desde el 1 de octubre de un año hasta el 30 de septiembre del año siguiente. “Hubo una helada tardía allá por el 9 de septiembre, y luego sí tuvo que ver la falta de agua y el excesivo calor de enero”, rememoró.
“El problema es que, según los pronósticos, y Dios quiera que se equivoquen, se esperan menores nevadas. Por fortuna, tuvimos un pequeño temporal que nos permitió ver los cerros de la pre cordillera nevados. No digo que con lo que haya nevado tengamos la solución del problema, pero es buen síntoma”, se ilusionó el productor.
Garcés, que también preside la Junta de Riego en el deptarmento Chimbas, declaró que”tenemos una reserva de agua en subsuelo, pero el problema es que se hace cada vez más difícil sacarla porque las napas freáticas se van cada vez más abajo. Entonces eso te obliga a cambiar cañerías y a poner bombas de mayor potencia, hasta que llegás al punto de que varias perforaciones se agotan, y hay que reperforar, lo que lleva tiempo y dinero”.
“Hace varios días le hemos pedido al Consejo de Hidráulica que se pongan en funcionamiento unas 300 perforaciones, para ver si logramos entre 20/25 metros cúbicos. Pensemos que el caudal medio necesario para regar es de 50 metros cúbicos por segundo. La provincia ya tiene cerca de 180 perforaciones, pero están desmanteladas porque vinieron años de buena agua y luego cambios de Gobierno. Es necesario que se activen esas perforaciones del Gobierno, e incluso otras privadas”, pidió Garcés.
En San Juan, el riesgo se administra mediante un sistema mixto entre el Gobierno provincial y los productores, organizados a través de las Juntas de Riego departamentales.