Si bien el inicio de la exportaciones rusas de trigo en la campaña comercial 2024/25 alcanzó valores récord, el panorama para lo que resta del ciclo no luce muy alentar y representa un factor alcista para los cereales.
“Para los embarques realizados entre agosto de este año y los programados para noviembre hubo precios muy agresivos por parte de exportadores rusos”, comentó Guillermo Benedit, Jefe de Trading de Trigo de LDC en Europa, Medio Oriente y África.
Con la producción de trigo de primavera ya recolectada y un stock remanente de la cosecha 2023/24 muy significativo, muchos exportadores despacharon embarques del cereal con gran ímpetu.
Pero cuando las principales regiones cerealeras rusas comenzaron a experimentar déficits hídricos en pleno período de siembra de trigo de invierno, el gobierno de esa nación comenzó a intervenir el mercado de exportación.
En ese marco, comenzó a incrementar derechos de exportación del trigo de manera progresiva. El último ajuste al respecto –que comienza a regir este miércoles 23 de octubre– ubica la retención en 1872 rublos/tonelada sobre un precio de referencia FOB de 217,4 u$s/tonelada.
Vale recordar que en el hemisferio norte gran parte del trigo producido en la zona del Mar Negro se emplea con fines forrajeros, lo que implica que compite con el maíz.
“Mientras que en 2023/25 las exportaciones rusas de trigo fueron de 55 millones de toneladas, nuestra estimación para la presente campaña es de 44 millones”, señaló Benedit en un evento en línea organizado por la asociación que integra a la industria molinera brasileña (Abitrigo). La última estimación oficial al respecto por parte del USDA es de 48 millones de toneladas.
“Seguramente van a implementar cuotas de exportación a partir del 15 de febrero (de 2025) junto con la reintroducción de barreras técnicas”, remarcó el funcionario de LDC.
“Hace una semana empezaron a aparecer los primeros signos en ese sentido con ‘problemas fitosanitarios’ en algunos barcos cargados por exportadores más pequeños. Un buque en Rusia necesita un certificado fitosanitario para poder salir; entonces, esa es una manera de pasar una ‘factura’ a los exportadores, que corren con demoras de 15.000 dólares por día de retraso en la emisión del certificado; así el gobierno emplea eso como una suerte de extorsión para evitar que no exporten tan rápido la cosecha”, apuntó.
Adicionalmente, el gobierno implementó “precios indicativos” de exportación de trigo, lo que tiene un doble propósito: evitar una rápida salida del cereal del país y, en caso de embarcarse, asegurarse una mayor provisión de divisas ante una cosecha menor a la esperada por problemas climáticos.
“Rusia va a querer competir mucho menos en el mercado internacional”, anticipó Benedit, lo que representa un factor alcista para los cereales en los próximos meses. “Los embarques a partir de noviembre y especialmente diciembre deberían caer significativamente”, resumió.
Una buena y una mala noticia para el trigo argentino que no deja de experimentar sobresaltos