Este jueves al mediodía se desplegó un fuerte operativo de seguridad en la sede de la Sociedad Rural Argentina (SRA), en el barrio porteño de Palermo, tras una pequeña explosión que se produjo en las oficinas de la presidencia de la entidad.
Un paquete dirigido al presidente de la SRA, Nicolás Pino, y que fue recibido por la secretaria de presidencia, contenía un pequeño artefacto explosivo que, al detonar, provocó mucho humo, lo que encendió las alarmas en todo el edificio. La empleada y el propio dirigente agropecuarios se encuentran bien. La propia SRA, en un primer comunicado, le restó dramatismo al hecho.
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— Sociedad Rural (@SociedadRural) September 5, 2024
La policía lanzó de inmediato un protocolo de seguridad y desalojó el lugar.
Fuentes de la entidad confirmaron a Bichos de Campo que la empleada que abrió el paquete se encuentra con algunos hematomas y quemaduras en una mano, pero está fuera de peligro. Recibió las curaciones en el hospital Fernández.
Un segundo paquete que arribó a la entidad había sido dirigido al vicepresidente Marcos Pereda, y fue retenido por la Brigada de Explosivos. El secretario de Seguridad porteño, Waldo Wolf, confirmó luego que era un envío normal y no ofrecía peligro.
Todavía se desconoce si el artefacto que llegó a presidente falló, y si el daño que pretendía causar era aún mayor. Pero desencadenó una ola de indignación primero, así como una cadena de muestras de solidaridad con la entidad centenaria.
“Desde la Secretaría de Coordinación de la Producción del Ministerio de Economía repudiamos enérgicamente el intento de atentado que sufrió el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, y su equipo de trabajo. Junto con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, a través de su secretario Sergio Iraeta, trabajamos a la par de Pino y equipo para lograr, con dedicación y diálogo, construir una Argentina más próspera. Nuestro país necesita paz y tolerancia para salir de años de decadencia y pobreza. No podemos hacer oídos sordos a estos hechos que lesionan nuestra convivencia democrática”, fue el mensaje enviado de inmediato por Juan Pazo.
Desde el palo agropecuario, inmediatamente comenzaron a aparecer condenas al ataque, que recuerda los peores días de violencia política en la Argentina. “Desde Coninagro nos solidarizamos con la Sociedad Rural Argentina y su Presidente Nicolás Pino. Estamos consternados con una situación que es impensada en nuestro país, rechazamos drásticamente estas acciones de violencia y pedimos que se esclarezca urgente este hecho sumamente grave”, escribió esa entidad cooperativista. La Federación Agraria, Carbap. distintos grupos de rurales, sumaron sus solidaridades.
El Presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Miguel Simioni, también repudió “enérgicamente el cobarde atentado perpetrado esta mañana contra el presidente de la Sociedad Rural Argentina”. En un comunicado se apuntó: “Desde la BCR, defendemos la libertad de expresión y el derecho a disentir, y rechazamos cualquier forma de violencia como medio para resolver los conflictos”.
Y así se pronunciaron muchísimas entidades rurales, y también del resto de la sociedad. Claramente la acción -de la cual se desconocen los responsables- tenía por objetivo principal, más que provocar daño, desencadenar este proceso de confusión e indignación pública. Pero también de solidaridad.