“Estos romanos están majaretas”, decían Astérix y Obélix, los bravos guerreros galos de una de series de historietas más famosas de la historia. Pero esa calificación (majaretas o locos) bien podría usarse ahora para los propios franceses, que están empezando a utilizar la orina humana como biofertilizante. Y con gran éxito, al menos en lo que hace a la recaudación de fondos para llevar adelante el negocio.
Esa es la noticia: existe una empresa (o emprendimiento, como les gusta llamarse ahora) francesa que está dedicándose a recolectar el pis de los humanos para utilizarlo, por su alta concentración de ciertos nutrientes, como fertilizante para las plantas.
Se llama Toopi Organics. De manera más cool, el objetivo de esta startup es “desarrollar bioestimulantes vegetales derivados de la fermentación de la orina humana”. Lo está haciendo de hecho: en julio de 2022 anunció un acuerdo con la Escuela de Ingeniería Purpan de Toulouse para recolectar la orina humana de los 1.500 alumnos que concurren a ese campus y poner en marcha un programa de Investigación y Desarrollo agronómico destinado a evaluar las ventajas de utilizar pis humano sobre los cultivos.
El campus posee una explotación mixta de cultivos y ganadería de 218 hectáreas perteneciente a EI Purpan, una asociación agronómica centrada en la evaluación de bioinsumos. “Este programa plurianual abordará los temas de nutrición vegetal, bioestimulación, alternativas a fertilizantes y pesticidas sintéticos en un enfoque de agricultura regenerativa y circular”, se informó en aquella oportunidad.
No es el único lugar del que obtienen el pis humano. También han sellado un acuerdo con Vinci Highways, que administra las áreas de descanso en autopistas, y con la empresa de alquiler de inodoros WC Loc, que monta los baños portátiles en toda Europa para festivales de música.
Por ahora no hay muchos resultados de esa investigación, que está en etapas preliminares, pero el emprendimiento ya consigue llamar la atención de muchos inversores. De hecho, Toopi acaba de cerrar una ronda para obtener financiamiento donde obtuvo 16 millones de euros (17 millones de dólares) para continuar con estos ensayos y sobre todo obtener la materia prima.
“El nuevo capital se utilizará para ampliar la red de recogida de orina de la empresa, lanzar tres nuevos productos a base de orina en la UE (Unión Europea) y establecer dos plantas industriales, en Francia y Bélgica, con el fin de alcanzar una capacidad de transformación superior a los 2 millones de litros de orina al año para 2027”, informó la particular compañía.
La apuesta no es solo de los inversores privados, porque “además de atraer 11 millones de euros en capital, Toopi Organics consiguió 5 millones de euros de financiación” de los gobiernos, ya que al crear nuevas oportunidades para la conservación del agua le concedieron un subsidio de 3,8 millones de euros del gobierno francés y otro de 1,1 millones de euros de Bpifrance.
″Con esta recaudación de fondos, nuestro objetivo es implementar una gama de bioestimulantes a base de orina en 600.000 hectáreas de cultivos en Europa en 2027. Durante los últimos tres años, nuestro primer producto, Lactopi Start, se sometió a más de 40 pruebas agronómicas. Ahora está aprobado, incluso para su uso en agricultura orgánica, y por lo tanto proporciona una solución sencilla para reducir la dependencia de la UE de las importaciones de fertilizantes fosfatados”, explicó Alexandra Carpentier, directora general de Toopi Organics.
El equipo logró por ahora una hazaña (como las de Asterix y Obelix) al obtener aprobaciones de comercialización de este bioinsumo en seis estados miembros de la UE para un bioestimulante microbiano de primera clase, basado en la fermentación de orina humana.
Michael Roes, fundador y presidente de Toopi Organics, afirmó que ″dejar de orinar en el agua potable y ver la orina como un recurso natural se consideraban ideas divertidas y poco convencionales cuando Toopi comenzó en 2019. Desde entonces, ha surgido un consenso científico sobre los beneficios de la desviación y el reciclaje de la orina humana”.
La guerra en Ucrania también ayudó a convencer a los inversores, puesto que provocó además una escasez de fertilizantes sin precedentes en 2022, con precios que se dispararon hasta 300%.