Milagros no se pueden hacer, deben pensar en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde se agrupa la producción argentina de peras y manzanas, y en donde se espera para 2022 otra pobre temporada de exportación de ambas frutas. Milagro es seguir produciendo, agregará alguno en este contexto de atraso y brecha cambiaria, fuertes subas de los insumos, dificultad para encontrar mano de obra, abandono de chacras y hasta crisis hídrica para toda esa región.
El USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) acaba de hacer su pronóstico para la actividad frutícola de la Norpatagonia. El informe anual Fresh Deciduous Fruit fue publicado por el sitio Portal Frutícola.
Proyectó el organismo estadounidense que la producción de manzanas frescas a 2021/22 aumentará solo en un 2%, y la estimó en 570.000 toneladas.
El USDA además prevé que la producción de peras frescas disminuirá en un 4% en comparación con la temporada 2021, y la estimó en 590.000 toneladas. “El clima había sido favorable para la floración de la fruta hasta principios de octubre cuando hubo una helada que afectó a la principal zona productora de manzanas y peras e Argentina”, indicó el USDA.
En este escenario productivo mediocre (la región llegó a producir 1,6 millones de toneladas de ambas frutas no hace mucho tiempo atrás), el USDA consideró que los exportadores de peras y manzanas continúan afectados por la falta de competitividad en los mercados internacionales con respecto a otros países del hemisferio sur. Jaqueados por las “condiciones económicas y financieras internas” de la Argentina.
El informe habla de “más de una década de aumento de los costos de producción y bajas ganancias que han deteriorado la sostenibilidad financiera de los productos frescos”. Como consuelo, se menciona que “algunas operaciones locales en Argentina han utilizado la tecnología para acceder a las nuevas variedades que demandan los mercados de exportación, con el fin de aumentar los ingresos”.
Para la campaña 2021/22, el USDA proyectó que las exportaciones de manzanas totalizarán 100.000 toneladas, debido a una mayor producción. Hasta septiembre pasado, la temporada 2021 ofrecía un pobre desempeño que ubicaba las exportaciones cerca de 90 mil toneladas, con lo cual no se espera una gran recuperación ni mucho menos.
Y para las peras, el organismo norteamericano prevé que la Argentina pudiera estar exportando 310.000 toneladas en la temporada 2022. Aquí se espera un leve recorte de los embarques de este año, “a causa a una menor producción y un mayor consumo interno”.
El consumo interno de manzanas y peras en 2021/22 se prevé que ascienda a 471.000 toneladas en el primer caso y en 280.300 toneladas para las peras. Pero en materia de exportación, “la falta de competitividad en los mercados de exportación sigue siendo uno de los principales obstáculos que afectan a los exportadores argentinos frente a los competidores del hemisferio sur”, apuntó el USDA.
Fuentes de la industria citadas en el informe señalaron que para que las empresas privadas que producen peras y manzanas recuperen terreno se necesitan inversiones públicas y privadas para financiar los desarrollos tecnológicos, la producción y la comercialización, tales como una mayor mecanización y la adopción de nuevas variedades, y para apoyar la eficiencia regional mediante la mejora de la logística y la comunicación. Según el USDA, “además de obtener ganancias en eficiencia que pueden reducir los costos de producción son clave para igualar a los competidores argentinos en el mercado internacional”.
Un informe de la cámara Frutas de Argentina marcó que, por el contrario, lel cambnio es de constante deterioro. La Argentina, que tiene un potencial de producción de frutas envidiable, está quedando prácticamente al margen de lo que sucede en el mundo, donde la producción en esa década se contrajo un 9%. Aquí el desplome habría sido mucho mayor y según datos de la FAO, la oferta argentina de todas las frutas se redujo de 8,1 millones de toneladas en 2008 a 5,32 millones diez años después. Esto es, se contrajo un 35%.
Dentro del ránking mundial de productores, que es liderado por China, India, Brasil y Estados Unidos, la Argentina retrocedió hasta la posición 17°. Como premio consuelo, dentro del Hemisferio sur es el segundo productor en volúmenes después de Brasil y está por encima de Chile, Perú y Australia. Este posicionamiento debería permitirle tener un muy buen posicionamiento en el comercio de frutas en contraestación. Pero tampoco sucede.
La Argentina frutícola tampoco juega en las ligas mayores entre los exportadores de fruta y la razón es que sus embarques también retrocedieron fuerte en el periodo histórico bajo análisis, de unas 1.406.951 toneladas en 2008 a solo 1.021.264 den 2018. Ese volumen no se ha recompuesto en los últimos tres años y promete volver a achicarse en 2022. Las peras y manzanas usualmente constituyen la mitad de los volúmenes exportables.