Relacionado con el agro desde la cuna, Esteban Carlos Bonanni intentó tres veces con mucho esfuerzo completar la carrera de ingeniero agrónomo, a fines de los 60, a fines de los 80 y ahora, cuando finalmente pudo presentar su tesis y lograr ese título universitario que tanto había deseado. Tiene 74 años de edad y una vitalidad envidiable. Y tiene solamente un consejo para dar, que recibió de su padre y transmitió a su hijo: “No importa lo que hagas, hacelo bien”.
Nacido en la zona de Guerrico en los años 50, en el partido de Pergamino, la familia de Bonanni se trasladó rápido hacia un campo ubicado en el precioso paisaje entre Mar del Plata y Balcarce, en la zona productora de papa, cultivo en el cual se especializaron. Terminando la secundaria, Esteban conoció a Juan Martin Lahitte, un agrónomo que había estudiado en Bahía Blanca y quien encendió en él la inquietud de estudiar agronomía. Por eso se anotó -por primera vez- en el curso de Ingreso en la Facultad de Agronomía de Balcarce.
Ahora, casi 60 años después y con el título en la mano, lo entrevistaron en el programa Colonia Agropecuaria, por la AM550.
-¿Cómo se hace para recibirse de ingeniero agrónomo y tener ganas de estudiar a los 74 años?
-Hay que desear terminar algo que se deseó siempre. Como que dice, empecé una casa y voy a terminarla. Me quedaba una puerta hasta que al final pude cerrarla.
Esteban Bonanni contó en la entrevista esta larga historia:
“Pasé por muchas épocas de facultades. Entré siendo la Universidad Católica a Agronomía, que era en Balcarce, en una época bastante pesada en Argentina, porque en 1968 había concurso de ingresos para 160 personas, en el cual quedamos 86”.
“Era una época difícil. Esa fue mi primera etapa. Mi padre tiene un problema de corazón. Y bueno, teníamos el campo en San Lucía, cerca de Balcarce. Y ahí uno tenía que seguirlo. To tengo dos hermanas, pero no estaban en nuestra actividad. Por lo tanto, uno tenía que seguir en esto. Mi padre había venido acá por el tema de las papas. Y bueno, dejé, había que dejar”.
“En 1986 aparezco en Balcarce y estaba de decano uno que había sido compañero mío, Pérez, que después fue intendente. Y me dice de volver a estudiar. En esa época era una facultad muy regionalista, pero muy buena, con apoyo siempre de INTA. Estaba el apoyo también de la Alianza para el Progreso, que vinieron muchos norteamericanos en ese momento, y sobre todo había herramientas y máquinas”.
“Me anoté en el 86, y digo, voy a ver. Me quedaban 12 materias y en más o menos dos años las tenía que hacer. En el 88 terminé. Pero siempre me quedó la tesis pendiente. Después la hago… Después la hago… Y después uno ya se embebe de vuelta en el trabajo, que siempre me gustó hacerlo todo bien. Yo era, fui un trabajador del campo. Nunca fui el ingeniero, ni me puse para ser el estanciero. Ahí es donde de vuelta me puse a trabajar”.
“La facultad después ya había pasado a ser de la Universidad Nacional, ya los planes eran más light. En la primera época mía no se podía dar más de dos veces una materia. Así que era mucho más exigente”.
“Mucho tiempo después, cuando la pandemia, viene un compañero de un amigo mío, y me dice que ‘hay gente grande que vive terminando la facultad, capaz que haya en su plano algo que se pueda hacer’. Entnces voy a la facultad y me encuentro, de vuelta, con un decano que había sido compañero mío de la segunda etapa. ¡Mirá vos! Muy buena gente. Digo, ¿qué me falta?”
“Me faltaba la tesis. Y bueno, encontré un ingeniero agrónomo que justo se estaba largando a hacer explotaciones distintas, y estaba haciendo una práctica de papa agroecológica. Fue un ingeniero que me lo mandó el de arriba. Hablé con él. Es como que todos tuvieron un poquito de compasión, ¿no? Me puse a hacer la tesis sobre papa agroecológica, trabajando la azada, todo natural, nada de productos técnicos. Eso lo tengo todo en la tesis”.
-Me imagino que cuando presentó su tesis frente a un jurado de profesores, que lo aplaudieron cuando le dijeron está aprobado.
-Y la verdad que sí. Después me esperaban cuando saliera y esas cosas, como para terminar, ¿no? Como los graduados.
“Eso es lo que les recomiendo a todos, que lo que hagan no lo cambien. Pero tenés que saber qué querés hacer. ¿Qué haces? ¿Vas a querer dar la materia bien? Bien. ¿No querías hacerlo? No lo hagas. Pero para hacer lo que lo finalmente hagas, hacerlo bien. Es la enseñanza que puedo dejar”.
“En el campo verdaderamente me fue bien. Pero nunca miré si me daba plata o no me daba plata. Yo lo que quería era producir bien. ¿Cuánto dio el máximo? 5.000. ¿Cuánto tenía? 4.900, o 5.100. Bien, perfecto. Era mi logro. Después si valía o no valía, ya no dependía de mí. De mí dependía el trabajo y el éxito”.
“Yo decidía. De mí dependía si me sentaba a estudiar o me iba. Si rendía o no rendía. ¿Entendés lo que te quiero decir? Es lo que se pierde hoy en día: La responsabilidad de hacer las cosas bien. Nunca me fue fácil el estudio, siempre me costó, y además la carrera la había hecho viviendo en Mar del Plata, todos los días íbamos y veníamos a dedo. O sea, fue sacrificado lo mío. No lo digo como ejemplo. Yo no soy el ejemplo de nadie. Pero sí le puse garra”.
Lo primero que hizo Bonanni cuando obtuvo el título fue matricularse como Ingeniero Agrónomo fue matricularme en CIAFBA, que es el nuevo Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la provincia de Buenos Aires. Hoy es orgulloso matriculado número 04327.
Muy buena nota. Transmite los valores de este prestigioso medio.
Felicitaciones Esteban y muy linda la nota
Felicitaciones Carlitos!! 65 años sin vernos, parece mentira tener noticias tuyas.Abrazo.Soy LUIS MARAVIGLIA, vivia en Guerrico, ahora en Pergamino
Muy buena la trayectoria de Bonanni. Hay carreras que sin el título no podés ejercerlas. Creo que agronomía te dede dar herramientas para desenvolverte antes de recibirte, como las ingenierías. Luego, el trabajo, la familia te hacen relegar finalizar la carrera. Pero llega el momento indicado y la terminás.
Qué bueno que haya hecho la tesis sobre agroecologia. Escuché que las carreras de agronomía habían sido colonizada por el modelo agroindustrial que implantaron.las empresas de transgénicos y agroquímicos y que de agroecologia, (un modo mucho mejor de producir) se aprende poco y nada y así seguimos con un modelo agroindustrial expulsivo de la gente de lis campos, que usa 10 veces más agroquímicos que los que serían necesarios con todas las consecuencias perjudiciales para la gente y el ambiente, mientras las empresas agroquímicas se llenan los bolsillos a costa de los productores y los campesinos y, por su parte, las semilleros concentras más el negocio en detrimento de la biodiversidad y de la soberanía alimentaria Parece que es así… , no?
“No soy ejemplo de nadie…..” La pucha! qué magnífico ejemplo!!! Gracias por la nota!