Si bien muchos productores argentinos siguen sentados arriba de los silobolsas con trigo, las posibilidades de una recomposición de los precios del cereal son limitadas por factores tanto internacionales como locales.
Así lo estima la consultora brasileña Safras & Mercados, que tiene una sede en la Argentina, cuyos analistas estiman que el área argentina de trigo 2024/25 sería de 6,00 millones de hectáreas para generar una cosecha final de 17,3 millones de toneladas, una cifra 17% superior a la registrada en 2023/24.
“Esto permitiría recomponer stocks de trigo al país, que venía con existencias del cereal muy afectadas”, señaló Lautaro Garcia Borghes, analista de Safras & Mercados, en un evento en línea realizado esta semana.
“Las exportaciones argentinas previstas para 2024/25 serían de 9,50 millones de toneladas (apenas 500.000 más que en 2023/24) a causa de una recuperación de la producción de Brasil, que no va a permitir que las ventas externas sean más altas”, alertó.
En lo inmediato el principal factor bajista en el mercado argentino es que la exportación compró un gran volumen en la campaña pasada y, debido a la prórroga de embarques establecida por el gobierno anterior y extendida por la presente administración, no tendría mayor apuro por originar mercadería.
De todas maneras, no es sencillo calcular la cantidad de mercadería efectiva en manos de la exportación porque las estadísticas oficiales no reflejan el volumen vendido por la exportación a la industria molinera, que es una práctica habitual en el mercado argentino.
A pesar de la supuesta “cómoda” situación de la exportación, los precios ofrecidos por el trigo disponible en el mercado argentino se encuentran por encima de la capacidad teórica de pago, lo que indica que los exportadores están compitiendo entre sí para originar mercadería.
En tal escenario, no es extraño que aún haya mucho trigo 2023/24 por vender en el mercado argentino y que las ventas anticipadas del cereal de la nueva campaña 2024/25 sean bajísimas en términos históricos.
A nivel internacional, si bien el riesgo geopolítico y el factor climático en Rusia y EE.UU. son una incógnita que pueden impulsar alzas de precios, la realidad concreta es que las exportaciones ucranianas y rusas de trigo a valores FOB muy competitivos siguen en marcha y le ponen un “techo” a los precios internacionales.
De hecho, la paridad de importación de trigo ruso a los valores actuales se encuentra en línea con el cereal proveniente de Uruguay y Argentina a pesar del mayor costo de flete y el Arancel Externo Común del Mercosur (10%).
Si bien Argentina es el principal proveedor de trigo de Brasil, en el ciclo 2022/23 Rusia aportó el 13,3% de las importaciones brasileñas del cereal y esa cifra subió hasta un 18,1% en 2023/24.
“La demanda brasileña jugará un rol clave para la Argentina y se espera que aumente hacia mediados de año cuando Brasil haya consumido gran parte de su producción”, concluyó el analista. La nueva cosecha brasileña del cereal comienza a ingresar al mercado a partir del mes de agosto.