Brasil es una potencia agroindustrial. No hay dudas. Pero el dato es que tiene todo listo para seguir consolidando su posición frente a la mirada atenta (y atónita) de sus vecinos.
Un estudio realizado por Embrapa, publicado este mes en la revista internacional Land, indica la existencia de unas 28 millones de hectáreas de pastizales degradados en Brasil que presentan potencial agrícola. Según el trabajo, si se considera únicamente el cultivo de cereales, ese monto representaría un aumento de alrededor del 35% del área total sembrada en relación a la cosecha 2022/23.
En el estudio se mapearon aproximadamente 10,5 millones de hectáreas de pastos con condiciones de degradación severa y 17,5 millones de hectáreas con condiciones intermedias que tienen buen o muy buen potencial de conversión a la agricultura.
Entre los estados que presentaron las mayores superficies, dentro de esos parámetros, están Mato Grosso (con potencial para sumar 5,1 millones de hectáreas), Goiás (+4,7 M/ha), Mato Grosso do Sul (+4,3 M/ha), Minas Gerais (+4,0 M/ha) y Pará (+2,1 M/ha).
En el análisis del potencial de expansión agrícola se excluyeron áreas consideradas especiales, como tierras indígenas, unidades de conservación y asentamientos rurales, además de las áreas identificadas por el Ministerio de Ambiente de Brasil como de “alta prioridad” para la conservación de la biodiversidad.
“Buscamos mapear las posibilidades de expansión agrícola a partir de análisis geoespaciales que indiquen áreas que minimicen la presión sobre los recursos naturales y se implementen de manera sostenible”, explicó uno de los autores del artículo, el investigador de Embrapa Agricultura Digital Édson Bolfe.
Además de identificar y cuantificar el potencial para convertir pastizales degradados a la producción agrícola, el estudio integró datos sobre la infraestructura rural existente, como la presencia de silos de almacenamiento de granos y el acceso a carreteras estatales y federales en un radio de 20 a 100 kilómetros.
“Se trata de información adicional que indica las condiciones de infraestructura necesarias para promover una posible expansión agrícola y que puede ayudar, por ejemplo, a priorizar acciones e inversiones directas de agentes públicos y privados”, evaluó Édson Bolfe.
El gobierno brasileño lanzó recientemente el “Programa Nacional de Conversión de Pastos Degradados” que, precisamente, tiene como propósito incrementar la producción agrícola y atraer inversiones tanto locales como internacionales destinadas a desarrollar nuevas zonas de producción.
Tal iniciativa es muy probable que sea penalizada por la nueva regulación comercial sobre zonas deforestadas que la Unión Europea aplicará a partir de 2025, lo que representa un signo de interrogación sobre los flujos comerciales y relaciones diplomáticas entre ambas regiones.
No son buenas noticias ni para ellos mismos, mas oferta, caen los precios, lo vemos ahora mismo.
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