En la era de la economía circular, donde el objetivo es aprovechar y reciclar todos los recursos, reduciendo los desechos a su mínima expresión, hablar del aprovechamiento de los efluentes de los planteos ganaderos en el campo no debería resultar extraño. Lo que sí podría resultar sorprendente es la cantidad de dinero que los productores podrían ahorrarse con esta práctica sustentable.
En esto es lo que viene trabajando desde hace al menos siete años un grupo de investigadores del INTA Manfredi, que luego de múltiples estudios y capacitaciones empezaron a mirar las excretas de los animales como a un producto de alto valor agregado, con alto contenido de nitrógeno, fósforo y potasio, ideales para la agricultura.
Siga adelante: Esta que parece otra nota de mierda no lo es para nada.
“Después de muchos años vimos que lo que muchos consideraban como mierda, como un problema, era un gran producto. Junto a la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba desarrollamos, en tres campos experimentales, la aplicación de efluentes porcinos con pivot, cañón y estiercolera, y logramos muy buenos resultados no solo desde la mayor producción de kilos de granos de maíz o soja por hectárea, sino también desde el impacto a nivel de propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo”, explicó a Bichos de Campo Nicolás Sosa, coordinador del módulo de residuos agropecuarios del INTA Manfredi.
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Aquí hay que aclarar que el manejo de excretas no se realiza tal cuál sale del campo, sino que supone un tratamiento con aplicación de tecnología para logar su estabilización y un balance de nutrientes adecuado.
Es en base a ese balance que los investigadores pueden recomendar las dosis justas de aplicación para que un productor lo incorpore en distintos lotes agrícolas, ya sean de maíz, soja, trigo o pasturas.
“Desde el punto de vista económico estamos viendo que por campaña estamos reponiendo aproximadamente 200 dólares por hectárea por año. Esto considerando inclusive el gasto amortización del equipo, el gasto de energético de combustible -porque los equipos pueden ser eléctricos o a gasoil-, considerando todos los gastos que tiene el productor, inclusive la mano de obra para mover ese equipo. Todo eso contemplamos en esta ecuación económica”, señaló Sosa.
A esto, por supuesto, hay que sumarle el impacto en el suelo, que ya demuestra ser por demás positivo.
“Nosotros estamos evaluando distintas dosis, no es que aplicamos una dosis única. Partimos hace siete años de un valor de 15 partes por millón en el suelo de fósforo y, por ejemplo, en donde aplicamos 25 milímetros nosotros hoy en día estamos en 42 partes por millón de fósforo. Logramos un incremento muy alto”.
“No es solo un salto productivo por mayor incremento de granos, sino también de distintas propiedades químicas, inclusive el zinc, que en algunos campos es limitante. No solo hablamos de mejoras de macronutrientes, sino de micronutrientes. También hicimos un estudio donde medimos estabilidad de agregados, densidad aparente y vemos cómo también mejoramos aspectos en física. Logramos realmente transformar un desperdicio en un producto que realmente es una enmienda orgánica de calidad”, celebró el investigador.
-¿Te parece que este es un sendero entendido por los productores o todavía muchos ven al residuo como tal?– le preguntamos.
-Yo creo que es un camino que ya es sin retorno.
-El tipo que prueba no vuelve…
-Exactamente. Con esto quiero dejar en claro que no hablamos de competir con fertilizantes minerales. Digo que en el caso de que el productor disponga de estos efluentes o subproductos, bien manejados y gestionados se puede dar esta aplicación agronómica y el reemplazo en algunos casos de los fertilizantes minerales por enmiendas orgánicas.
–Alguien que escucha esto debe decir no, es mucho trabajo. Juntas todos los residuos debe ser una gran logística y debe implicar un cambio de chip. ¿Es en efecto mucho trabajo?
-Indudablemente genera trabajo, implica tiempo, pero también tiene sus beneficios. Si no los gestiona correctamente genera un impacto negativo en el ambiente por contaminación de recursos hídricos, liberación a la atmósfera de metano, de amoníaco que justamente aplicándolo al suelo podemos lograr un beneficio social, ambiental y económico.
-¿Entonces vos notas que hay mayor conciencia?
-Indudablemente. Sí. Y también eso se ve por la cantidad de charlas que demandan en distintos congresos de la temática. Antes era un tema que por lo general tenía poca visibilidad y hoy en día está con mucha más demanda, y el productor está adquiriendo también tecnología para hacer uso de estos efluentes. Hay mayor preocupación y mayor atención por parte del productor para hacer un uso de estas enmiendas
-Finalmente es economía circular. Es aprovechar todos los recursos, tratar de ser amigable con el ambiente y generar recursos económicos y ambientales a partir de eso.
-Sí. Es decir, tomar todos los nutrientes que extrae el cultivo del suelo, que después forma parte de la ración de alguna producción como puede ser un feedlot o un criadero porcino, darle un correcto tratamiento a las excretas y que vuelvan nuevamente al sistema productivo.