El 21° informe de la Red Nacional de Monitoreo de la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), correspondiente al período del 3 al 19 de junio, trajo un dato que muchos esperaban: empiezan a aparecer señales de que la presión del insecto está bajando, y que también se estaría reduciendo su capacidad de transmitir enfermedades como el Corn Stunt Spiroplasma (CSS), principal responsable del achaparramiento del maíz.
Por un lado, se detectó una retracción en las poblaciones de chicharrita en las regiones Centro Sur, Centro Norte y Litoral. En estas zonas, si bien aún hay localidades con capturas importantes, el número de trampas con más de 100 adultos disminuyó significativamente respecto de los informes anteriores. Este descenso estaría vinculado al avance de las heladas, que comienzan a actuar como regulador natural.
Por el otro, si bien en el NOA y el NEA las densidades de adultos siguen siendo altas, con focos que superan los 4.000 individuos por trampa, como en Las Cejas (Tucumán) y Copo Quile (Salta), los análisis de laboratorio mediante PCR empiezan a mostrar una caída en los niveles de infectividad.
En Embarcación (Salta), por ejemplo, el porcentaje de adultos infectados con CSS bajó del 13% en abril al 3% en junio. En Paraná (Entre Ríos) se pasó de un 50% en enero a 0% en mayo. Y en Santa Fe, si bien hubo localidades como Ceres con un 25% de infectividad en mayo, otras como Esperanza no registraron adultos infectados en ese mismo mes.
Los técnicos de la Red explican que esta reducción podría deberse a un recambio generacional, en el que los nuevos adultos emergen sin haber tenido contacto con plantas infectadas. También puede estar influida por factores estacionales, como el descenso de las temperaturas o la ausencia de hospederos infectados en el paisaje agrícola.
De todas formas, advierten que es pronto para sacar conclusiones definitivas. “Será preciso esperar los resultados de los próximos análisis moleculares para ver si estos datos se consolidan y marcan un patrón común”, señala el informe.
Lo que sí está claro es que el monitoreo no puede relajarse. Desde la Red recomiendan continuar con las capturas sistemáticas de adultos de Dalbulus maidis, tanto en trampas cromáticas adhesivas como en inspecciones directas sobre cultivos invernales, de servicio o incluso malezas, que pueden actuar como reservorios del vector.
El objetivo es seguir entendiendo cómo se comporta la chicharrita a lo largo del año y en cada región del país. “El análisis de la información generada permitirá comprender mejor su dinámica poblacional estacional, y contribuirá a una toma de decisiones más confiable y mejor fundamentada”, concluyen los especialistas.